Gracias a la evolución de la era de las comunicaciones, la mayoría de las personas en el hemisferio occidental tienen una clara referencia del físico y tono de este tenor, quien se hizo famoso también por sus numerosos conciertos televisados, mucho de los cuales protagonizó en compañía de otros famosos tenores, entre los que destaca Plácido Domingo, espectáculos que se convirtieron en una verdadera tradición, esperada por millones de espectadores alrededor del mundo, que comenzaron a disfrutar y procurar la voz de este cantante lírico, aun cuando no entendieran de ópera, pues su inmenso talento estaba más allá de los límites que podrían significar no ser un entendido de este género musical.

Primeros Años

De acuerdo a los anales de la Historia, Luciano Pavarotti nació en la provincia de Módena, un sábado 12 de octubre de 1935, convirtiéndose así en el hijo del panadero Fernando Pavarotti, y su esposa Adele Venturi, quien se ganaba la vida como obrera en una caja de cigarrillos. Así mismo, los distintos biógrafos reseñan que fue el padre de Luciano quien lo inició en los estudios de canto lírico, siendo él mismo un tenor aficionado.

De esta forma, Luciano creció entre las penurias de la precaria situación económica que tenía la familia, las vicisitudes producidas por la Segunda Guerra Mundial, que llevaron a la familia Pavarotti-Venturi a huir de su ciudad, rumbo al campo, y las clases de canto lírico que recibió desde pequeño.

Inicios musicales

Después de haber abandonado la profesión de maestro, Luciano les comunicó a sus padres sus intenciones de iniciarse en el mundo de la música. Con un poco de reserva, estos aceptaron no sin antes establecer un trato en donde el futuro tenor mundial acordaba con sus padres que recibiría de ellos manutención hasta los treinta años, y que si para ese momento no había concretado un lugar de honor dentro del mundo de la música, buscaría la forma de ganarse él solo la vida.

Cónsono con el trato, Luciano buscó entonces formalizar su preparación musical, por lo que buscó estudiar y crecer bajo el amparo de figuras como Ettore Campogalliani y Arrio Pola.  Desde ese momento tuvo entrada a algunas modestas presentaciones, que tuvieron lugar en el Teatro de la Comuna de sus ciudad natal. Así mismo, este tenor participó brillantemente en La Coral Gioacchino Rossini.

Debut y Consagración

No obstante, su debut como tenor lírico se produjo finalmente el 29 de abril de 1961, a la edad de 25 años, cuando tuvo la oportunidad de presentarse en el teatro de ópera Reggio Emilia, interpretando el papel de Rodolfo, en la célebre pieza La Bohème, del autor Giacomo Puccini. Este sería el papel que lo catapultaría a la fama, pues lo presentaría en la escena musical y le permitiría demostrar su gran talento.

Sin embargo, el papel que lo consagraría como el mejor tenor de todos los tiempos, llegaría de la mano de Tonio, personaje de la ópera La hija del regimiento, original de Gaetano Donizetti, y donde tuvo la oportunidad de cantar en compañía de la célebre soprano Juan Sutherland. Según los críticos, Pavarotti lograba en esta participación interpretar un aria de nueve notas do de pecho que le otorgó de inmediato fama mundial. Ese mismo año, se convirtió en la portada del The New York Times.

Días finales

Luego de centenares de conciertos, producciones musicales, grabaciones audiovisuales y una tremenda fama mundial, Pavarotti, quien contaba ya con la edad de 71 años, decidió que era la hora de retirarse, por lo que decidió emprender una gira mundial, denominada “La Gira del Adiós”, la cual iniciaría en el año 2006, con un concierto en Nueva York. No obstante, en el camino se interpuso una operación de columna, que a su vez trajo consigo el descubrimiento de un tumor maligno en el páncreas, a principios de julio de ese año. Después de algunos meses de un delicado estado de salud, el tenor por excelencia, perdía la batalla contra el cáncer el 6 de septiembre de 2007. 

Sus funerales fueron altamente concurridos, participando una gran cantidad de público, personalidades públicas y también musicales, algunas de las cuales acompañaron la emotiva ceremonia con lo mejor de sus voces. Dentro de muchos de sus impresionantes logros y sucesos que estuvieron relacionados con su carrera, Luciano Pavarotti destaca por ser el artista que más tiempo ha sido aplaudido por el público, cuando el 24 de febrero de 1968, luego de su interpretación de la obra El elixir de amor, del autor Gaetano Donizetti, los asistentes lo ovacionaron con 67 minutos de aplausos, lo cual provocó que el artista también rompiera el récord de tener que regresar cerca de 165 veces al escenario a recibir este homenaje inusitado, de proporciones históricas.

Imagen: 20minutos.es