Manuel Chili, mejor conocido como Caspicara (Quito, Ecuador, alrededor del año 1720 – Ecuador, se cree que en el año 1796). Escultor y tallador indígena del Ecuador, reconocido como uno de los artistas más importantes y talentosos del Quito del siglo XVIII, debido a su gran manejo de materiales, y el perfeccionismo con el que trabajo la figura humana. De hecho, sus biógrafos señalan que su seudónimo o sobrenombre “Caspicara” se origina de la unión de dos vocablos kicwas, que significan literalmente “cara de madera”, o también “cara de palo”.
Primeros años
Pese al gran impacto y fama de su obra, poco se conoce sobre la vida de Caspicara. En tal sentido, quienes han estudiado su obra y vida, consideran que este afamado escultor latinoamericano nació en la ciudad de Quito, aproximadamente en el año 1720, cuando esta ciudad fungía como la capital de la Real Audiencia Española de Quito. Así mismo sus biógrafos señalan que Manuel Chili nació en el seno de una familia indígena, y que su seudónimo Caspicara probablemente no se refiera tan solo a su gran talento como tallador, sino a su propio aspecto, el cual según su procedencia debía ser el de un hombre de piel cobriza.
Carrera como escultor
De igual manera, algunos historiadores, como por ejemplo Jaime Aguilar Paredes, son de la opinión de que Manuel Chili debió iniciarse en el aprendizaje y la práctica de la talla y la escultura desde muy pequeño, hecho que explicaría más naturalmente cómo fue que llegó a coronar el sitial de ser el mejor y más virtuoso escultor de su época, quien además de resaltar sobre sus contemporáneos, competía en técnica con los más talentosos escultores europeos. Con respecto a su formación, algunos autores señalan que este importante artista indígena del Ecuador pudo tener entre sus maestros a destacados artistas como Diego Robles o Bernardo de Legarda, de quienes aprendería las técnicas y el manejo de la madera y el mármol, materiales en los que trabajo con gran maestría Caspicara.
Obra de Manuel Chili
Con respecto a su obra, la mayoría de especialistas la definen como una obra artística en de motivo principalmente religiosa, cónsona con el inventario barroco en el que se desarrollo este escultor. Sin embargo, pese a la preponderancia del tema sacro, Manuel Chili destacó también por ser el primer escultor ecuatoriano –y de hecho el único- que trabajó el desnudo de la figura humana, la cual puede verse en varias de sus obras, a excepción de los cristos. En consecuencia, su trabajo de la forma humana es descrito como cuerpos redondos y sensuales, de rasgos mestizos, aun cuando el escultor les haya asignado un color de piel blanco. Así mismo, la mayoría de sus creaciones, pese a su ascendencia indígena, se caracterizan por tener los ojos azules, hecho que algunos conocedores de su obra excusan en el hecho de que este escultor casi siempre contó con modelos europeos, sobre todo italianos.
Por otro lado, sus esculturas son igualmente elogiadas por el gran trabajo que hizo Chili en el manejo de sus expresiones y emociones, puesto que aun cuando pueden verse totalmente comprometidos en sus acciones y en las escenas de las que participan, sus gestos y rictus no son para nada exagerados, y por el contrario son identificados como obras de gran equilibrio, serenidad y expresividad. De igual manera, la Crítica considera a Manuel Chili un maestro en el manejo del volumen, así como de la composición, al tiempo que le reconoce el mérito de ser uno de los pocos escultores que incursionó en el trabajo de las figuras humanas en grupo. También destaca su increíble trabajo en la realización de miniaturas, en donde desarrolla mayormente el tema del virtuosismo.
Últimos años
Al igual que sucede con el resto de su vida, los historiadores y biógrafos poco o nada han podido encontrar sobre la vida personal de este escultor. En tal sentido, no se tienen datos precisos tampoco sobre la fecha o circunstancias de su muerte. Sin embargo, según las fechas de sus últimas obras, se considera que Manuel Chili pudo haber fallecido, igualmente en el Ecuador, a una edad bastante avanzada, considerándose entonces 1796 como el posible año de su fallecimiento. Es considerado uno de los artistas más importantes de la Escuela Quiteña de Arte del siglo XVIII. Entre sus obras más importantes se encuentran: Cristo yacente (la cual se encuentra en el Museo Nacional de Quito); Virgen de la Luz (también en el Museo Nacional); la Sábana Santa (que por su parte se haya en la Catedral de Quito); La virtudes teologales (Catedral Metropolitana de Quito); Asunción de la Virgen (Iglesia de San Francisco en Quito); Coronación de la Virgen María (Iglesia de San Francisco); Virgen de El Carmen (iglesia de San Francisco); Impresión de las llagas (Capilla de Cantuña, Quito); Las Postrimerías del Hombre (la cual se encuentra en la Hispanic Society of America, en la ciudad de Nueva York), entre otras importantes obras que pueden apreciarse en su Quito natal.
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