Cementerio de Poblenou
El cementerio de Poblenou, se crea en el año 1819 para cubrir las necesidades de una Barcelona que crece a un ritmo acelerado y ante la necesidad de sacar del entorno urbano el camposanto tras una terrible epidemia de fiebre amarilla. En aquella época, la ciudad estaba amurallada y los habitantes tenían que recorrer más de un kilómetro extramuros para llegar al cementerio, enfrentándose a diversos peligros, como los lobos o los bandoleros.
El diseño del camposanto recae en manos del arquitecto italiano Antonio Ginesi, cuya intención de levantar todos los panteones iguales para eliminar los elitismos sociales queda como mera anécdota, pues las familias burguesas de Barcelona no están muy de acuerdo en este método, y no tardarían en contratar a los mejores arquitectos del momento, como Enric Sagnier y Elias Rogent, o escultores como los hermanos Vallmitjana. De este modo, poco a poco, el cementerio se va convirtiendo en todo un museo al aire libre donde se entremezclan muchos y diferentes estilos, como el modernismo o el neoclásico, entre otros.
Los panteones se coronan de espectaculares estatuas; ángeles y vírgenes compiten al atardecer para ver quien muestra los más bellos contraluces. Entre todas ellas, destaca la estatua conocida como “El beso de la muerte”, creada por el artista Jaume Barba y que sin duda es la más tétrica y perturbadora de todas, pues la muerte, desde las cuencas vacías de su calavera, parece observar al visitante que acelera el paso con los pelos erizados. (Fotografía de cabecera)
Muchos son los personajes notables de la sociedad catalana que están enterrados en este lugar. Sin embargo, una de las tumbas más visitadas del campo santo es la de un joven llamado Francesc Canals i Ambrós, y que popularmente es conocido como “El Santet de Poblenou”. Francesc murió con 22 años en el año 1899, trabajaba como dependiente en unos grandes almacenes de Barcelona llamados El Siglo. El chico parece ser que era muy querido por todos y que tenía ciertos poderes adivinatorios, incluso se rumorea que vaticinó su propia muerte. La cuestión es que tras su muerte, se extendió el rumor de que el que pedía un deseo con fe ante su tumba, éste se lo concedía. Tal fuerza tomó esta leyenda que persiste en nuestros días, y la tumba de el chaval se ha convertido en todo un santuario donde se agolpan todo tipo de flores, notas, figurillas y fotografías de la gente que allí va a pedirle algún favor.
Como curiosidad, en el cementerio de Poblenou se organizan visitas guiadas todos los primeros domingos de mes, donde el guía cuenta su historia y recorre los lugares más interesantes del cementerio. También se organizan visitas “especiales”, paseos nocturnos donde el trazado se marca con cientos de velas y la música de solos de violín acompaña las explicaciones de los guías, ataviados con vestidos de época.
Una experiencia que solo unos pocos pueden disfrutar, de modo que si quieren formar parte de este grupo, vayan apuntándose para el próximo trayecto.
Por Sinuhé Gorris. El pensante.
Visitas al cementerio y más información.
Fotografías de Sekito75
Fotografías de Sekito75
Tumba de El Santet.
Los nichos de alrededor se han vaciado para dar cabida a todo lo que deja la gente.
Fotografías de la tumba y más info Siempre nos quedará Paris
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