La diversidad cultural – hoy más vulnerable que nunca – es una de las principales características de nuestro planeta. Por razón de esta diversidad, los contactos entre sociedades no siempre han sido sencillos y a veces han llevado a la destrucción de una de las contrapartes considerada salvaje o incivilizada por la otra. Pero también nos ha brindado miles de muestras de lo particular (e interesante) que puede llegar a ser una sociedad humana.
Una cultura particular
Uno de los casos más peculiares se dio en el occidente norteamericano cuando los colonos por primera vez se encontraron con los pueblos Chinookan. Estos pueblos, habitantes de los actuales estados de Oregon y Washington en los Estados Unidos, vivían de la caza y de la pesca y tenían una sociedad estratificada donde existía la esclavitud y, más importante, las castas superiores no tenían contacto con el resto de la población.
La tradición de las cabezas alargadas
Lo verdaderamente sorprendente de las tribus Chinookan eran sus cabezas. Los líderes de las tribus tenían por tradición “aplanar” la cabeza de sus hijos: el proceso consistía en poner el cráneo de un bebé de 3 meses entre dos tablas y ejercer presión. El proceso continuaba hasta que el pequeño cumplía un año de edad: para entonces, su cráneo ya estaba completamente deformado, adoptando una forma alargada, lo que llevó a que los colonos los llamaran “Indios cabeza – plana”.
La tradición llevaba a que los miembros de las castas superiores – quienes, recordemos, no se juntaban con los demás miembros de la tribu – tuvieran cráneos alargados y ovalados. La diferenciación era tal que una persona de cráneo alargadorehusaría esclavizar a otra igual, aunque si lo haría con personas de cráneo redondo.
Dominios de los cabezas-largas:
Cualquiera puede notar la obvia diferencia entre un cráneo alargado y uno normal y, lo que es más intrigante, su semejanza con los supuestos extraterrestres que algunos dicen haber encontrado. Los cráneos alargados, además, caracterizaban al segmento superior de la población, quien dominaba las vidas de los demás.
¿Podría esto indicarnos un antiguo encuentro del tercer tipo?
Esto ha llevado a que diversas corrientes defensoras del contacto extraterrestre postulen una supuesta visita de seres avanzados a estas sociedades, que habrían aprendido cómo un cráneo alargado significaba superioridad social y cultural sobre los demás. Y lo que resulta más interesante: no es la única sociedad alrededor del mundo en tener cráneos alargados.
Desde la edad de piedra, hace alrededor de 11 mil años, se han encontrado cráneos con estas características (siendo el primero descubierto en la cueva Shanidar, en el actual Iraq). Las primeras referencias históricas al proceso aparecen en el siglo IV a. C. por Hipócrates, quien habla de los Macrocephali o cabezas alargadas. Se sabe, además, que los hunos y los alanos en la Europa antigua realizaban estas transformaciones.
Los mayas e incas también se caracterizaban por algunas modificaciones a sus cráneos – con el objetivo de hacerlos más alargados – pero no eran tan dramáticas como las de los Chinookan. Los aborígenes australianos y los pueblos Lucayan de las Bahamas son otros de los ejemplos conocidos. Pero aparte de los Chinookan ningún pueblo convirtió el alargamiento del cráneo en una tradición generalizada. Estaba reservada solo a sacerdotes o notables, y solo a unos pocos.
Por supuesto, resulta cuanto menos curioso que tantos pueblos alrededor del mundo consideraran un cráneo alargado como una característica deseable. ¿Nos habla esto de la presencia de seres de otro planeta? ¿Nos dirige, quizás, a algún rincón no estudiado de la psicología? ¿O es una mera coincidencia cultural?
¿Qué opinan ustedes?
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