Zagreo, así le había puesto a su hijo el dios, y acongojado por la pérdida recibió la buena noticia de que Atenea había logrado rescatar el corazón del bebé. Zeus puso el corazón del infante en una bebida que terminó tomando la princesa Sémele.
La infancia y juventud del dios de la locura
Hay varias versiones que narran lo que sucedió en la infancia de Dioniso. Una de ellas nos dice que Hermes llevó al niño con su tía Ino, quien estaba casada con el gobernante Atamante: la pareja aceptó de mala gana criar al pequeño, pues temían la ira de la diosa Hera. Hermes les aconsejó que criaran al pequeño como una niña y así pasaría desapercibido.
Sin embargo, Hera se dio cuenta de la treta y ordenó a Tisífone, la erinia del asesinato, que indujera a la pareja en una locura severa de la que existen dos historias contradictorias: la primera dice que Ino arrojó a su hijo más pequeño en un caldero de agua hirviendo y se arrojó al mar, mientras que su esposo mató a su otro hijo creyéndolo un venado. La segunda versión nos habla Atamante persiguió a su esposa e hijos, creyendo que eran una leona con sus crías, y terminó dándoles caza.
Dionisio, sintiendo misericordia de sus familiares, transformó a su tía y a uno de sus hijos en dioses menores. Luego Zeus le pidió a Hermes que transformara a su hijo en otro tipo de criatura para escapar momentáneamente de la ira de Hera: fue así como el dios mensajero terminó llevando a Dioniso a las ninfas de la lluvia de Nisa, quienes lo criaron y protegieron con mucho cariño.
Ser familiar del dios no lo salvo de su ira
Penteo, rey de Tebas, vio con horror como el culto del dios Dionisio pasaba por su ciudad y llamó aquel acto como “un mal que debe terminar”. Cansado del desorden causado por los seguidores de aquella comunidad, decidió arrestar a uno de los sacerdotes, pero lo que no sabía Penteo era que la persona a la que había capturado, era la misma deidad quien se había disfrazado.
Con grilletes en sus manos y encerrado en una celda, Dionisio haciendo uso de sus poderes se escapa y toma la apariencia de una hermosa mujer, y termina seduciendo a Penteo, al cual atrae al bosque para que vea los bacanales que eran realizados en honor de la deidad. Cuál sería la sorpresa del rey cuando se dio cuenta, que entre las mujeres que se encontraban en el festín, estaba la misma madre del rey, quien confundió a su hijo con un animal salvaje y junto con otras personas lo asesinaron.
La mujer arranca la cabeza de su propio hijo y la lleva ante su esposo Cadmus, quien finalmente, le revela la verdad de lo sucedido.
Los martirios ocasionados por Hera
Incluso antes de nacer, el dios Dionisio se vio perseguido por Hera en más de una ocasión y para martirizarlo no sólo lo llegó a herir a él, sino también a personas que estimaba: dicen que la diosa lo terminó encontrando y lo volvió loco, el pobre dios vagó hasta Frigia, donde fue acogido por la diosa Rea quien le devolvió la cordura y allá mismo se enamoró por primera vez de un sátiro llamado Ámpelo, el cual terminó cayendo en una trampa de Hera y pereció, de la sangre del sátiro brotó la primera vid y se dio inicio a la cultura del vino.
Un dios más sensato y justo
No todas las historias que nos encontramos de Dionisio están llenas de locura y descontrol, hay algunas en las que vemos a un dios más benevolente. Por ejemplo, al campesino Icario, quien vivía a las afueras con su hija Erígone y su perro Mera, le enseñó como cultivar vino, el agricultor fundó un negocio basado en aquel arte, pero la gente pensó que Icario los había intentado envenenar cuando sintieron los efectos del alcohol.
La gente enfurecida atacó al campesino hasta matarlo y su hija llena de dolor se quitó la vida ahorcándose, hasta la mascota encontró un final triste, pues ser terminó arrojando a un pozo. El dios, cuando se enteró de los finales tristes de aquellos mortales, condenó a sus verdugos y los sumergió en una gran locura y los hizo ahorcar.
Y a las víctimas del final trágico les dio tributo convirtiéndolos en constelaciones de virgo, boyero y can mayor. Hay otra historia que nos cuenta como el amigo más fiel de Dionisio, Sileno, desapareció durante 10 días y cuando lo encontró, éste le dijo que había sido muy bien atendido por el rey Midas, quien lo entretuvo durante 10 días y 10 noches. A gusto con lo que había sucedido a su amigo Dionisio le dijo a Midas que le concedería un deseo.
El rey le pidió a la deidad el poder de convertir en oro todo lo que tocara y así fue concedido, pero su deseo solo le trajo desgracias: no sólo no podía comer o beber porque todo lo que llegaba a sus labios se terminaba convirtiendo en oro, sino que terminó transformando en una estatua del precioso metal a su propia hija.
Midas rezó a Dionisio y le pidió ayuda para desprenderse de su poder y el dios le dijo que debía bañarse en el río Pactolo, así lo hizo y cuando tocó las aguas su poder pasó a las arenas convirtiéndolas en pepitas de oro.
La vida amorosa del dios
Dionisio tuvo amoríos con Afrodita, la diosa del amor, y juntos engendraron a Himeneo, dios del matrimonio, y a Príapo, dios de la fertilidad. Con la princesa Altea de Etolia, tuvo a Deyanira, tercera esposa de Heracles.
Finalmente, conoció a la princesa Ariadna, de la cual se enamoró perdidamente cuando la vio dormida en la isla de Naxos después que el héroe griego Perseo la había abandonado. Ariadna había jurado no volverse a relacionar con ningún mortal después de aquel desengaño amoroso y para probar su divinidad, el dios Dionisio subió la corona de la joven en forma de constelación. El dios se casó con la princesa y de la relación nacieron varios hijos como Enopión, rey de Quíos y Estáfilo, que continuó la labor de su padre en la enseñanza de la producción del vino.
Descendió al Hades a rescatar a su madre
Hay otra historia que dice que, Hermes es el único dios que bajo al inframundo, algunos relatos menores dices que Dionisio también lo hizo para rescatar a su madre Sémele. La versión dice que un pastor llamado Prosimno le prometió ayudarlo a encontrar el acceso al inframundo, a cambio de acostarse con él, el dios accedió y pudo acceder por medio de un pozo que no tenía fondo, ubicado en la costa de la Argólide, cerca del yacimiento prehistórico de Lerna.
El dios pudo sacar a su madre y la convirtió en la diosa Tione (la ardiente), adorada como la diosa del matrimonio, una parte de la constelación llamada Corona Austral o Carcaj de Sagitario tiene el nombre de la Trenza de Tione.
Prosimno murió antes que el dios pudiera cumplir su promesa, pero en forma de agradecimiento Dionisio tomó una rama de olivo, le dio forma de falo y la clavó en la tumba.
Fuentes:
- https://es.wikipedia.org/wiki/Dioniso#Consortes_y_descendencia
- https://www.elolimpo.com/personaje/semele
Imágenes: 1: mitosclasicos.com, 2: pinterest.com, 3: wikipedia.org.
Nacimiento de Dionisio
En la mitología griega Sémele es una princesa hija del rey de Tebas Cadmo y de la diosa Harmonía. Con aquellos antecedes y privilegiada con una gran apariencia terminó llamado la atención del rey del Olimpo Zeus, quien complacido con ella la tomó como amante. Pero en estas historias de enredos amorosos del mandamás de dioses son sus queridas las que terminan pagando los platos rotos.
Hera, al enterarse de otra de las traiciones de su marido, bajo a la tierra y tomó la apariencia de la aya de Sémele y persuadió a la chica de le pidiera al dios que le mostrara su verdadera figura en todo su esplendor, pues era sabido que los dioses cuando andaban en medio de los mortales se transformaban para pasar desapercibidos.
“Puede ser un impostor” “Sí de verdad te ama, te mostrará su verdadero rostro” “Solo su esposa es la única que lo conoce” fueron alguna de las frases que le lanzó Hera (quien estaba disfrazada) para convencer a Sémele de un plan suicida.
Cuando Zeus visitó nuevamente a la princesa, esta le pidió que mostrara su verdadero rostro y aunque la deidad trató de persuadirla para que pidiera otra cosa, no pudo convencerla y cuando se mostró en toda su magnificencia, los rayos y fuego de Zeus quemaron a Sémele hasta incinerarla.
En ese momento la chica se encontraba embarazada. Zeus cogió el bebé de los restos calcinados y lo cosió a su muslo par terminara su proceso de gestación, unos meses después nació en Pramnos de la Isla de Icaria el dios Dioniso.
Otra alternativa al nacimiento del dios
Una historia diferente, nos cuenta que Zeus engendró a Dionisio con Perséfone: antes que ella fuera secuestrada por Hades, el dios tomó la forma de una serpiente para yacer con su hija. Pero su esposa, Hera, entró nuevamente a escena y llena de celos incita los titanes para que atraigan al niño por medio de juguetes como espejos: el bebé termina siendo devorado por las criaturas, pero su padre lleno de ira fulmina a los titanes con sus rayos.
Zagreo, así le había puesto a su hijo el dios, y acongojado por la pérdida recibió la buena noticia de que Atenea había logrado rescatar el corazón del bebé. Zeus puso el corazón del infante en una bebida que terminó tomando la princesa Sémele.
La infancia y juventud del dios de la locura
Hay varias versiones que narran lo que sucedió en la infancia de Dioniso. Una de ellas nos dice que Hermes llevó al niño con su tía Ino, quien estaba casada con el gobernante Atamante: la pareja aceptó de mala gana criar al pequeño, pues temían la ira de la diosa Hera. Hermes les aconsejó que criaran al pequeño como una niña y así pasaría desapercibido.
Sin embargo, Hera se dio cuenta de la treta y ordenó a Tisífone, la erinia del asesinato, que indujera a la pareja en una locura severa de la que existen dos historias contradictorias: la primera dice que Ino arrojó a su hijo más pequeño en un caldero de agua hirviendo y se arrojó al mar, mientras que su esposo mató a su otro hijo creyéndolo un venado. La segunda versión nos habla Atamante persiguió a su esposa e hijos, creyendo que eran una leona con sus crías, y terminó dándoles caza.
Dionisio, sintiendo misericordia de sus familiares, transformó a su tía y a uno de sus hijos en dioses menores. Luego Zeus le pidió a Hermes que transformara a su hijo en otro tipo de criatura para escapar momentáneamente de la ira de Hera: fue así como el dios mensajero terminó llevando a Dioniso a las ninfas de la lluvia de Nisa, quienes lo criaron y protegieron con mucho cariño.
Ser familiar del dios no lo salvo de su ira
Penteo, rey de Tebas, vio con horror como el culto del dios Dionisio pasaba por su ciudad y llamó aquel acto como “un mal que debe terminar”. Cansado del desorden causado por los seguidores de aquella comunidad, decidió arrestar a uno de los sacerdotes, pero lo que no sabía Penteo era que la persona a la que había capturado, era la misma deidad quien se había disfrazado.
Con grilletes en sus manos y encerrado en una celda, Dionisio haciendo uso de sus poderes se escapa y toma la apariencia de una hermosa mujer, y termina seduciendo a Penteo, al cual atrae al bosque para que vea los bacanales que eran realizados en honor de la deidad. Cuál sería la sorpresa del rey cuando se dio cuenta, que entre las mujeres que se encontraban en el festín, estaba la misma madre del rey, quien confundió a su hijo con un animal salvaje y junto con otras personas lo asesinaron.
La mujer arranca la cabeza de su propio hijo y la lleva ante su esposo Cadmus, quien finalmente, le revela la verdad de lo sucedido.
Los martirios ocasionados por Hera
Incluso antes de nacer, el dios Dionisio se vio perseguido por Hera en más de una ocasión y para martirizarlo no sólo lo llegó a herir a él, sino también a personas que estimaba: dicen que la diosa lo terminó encontrando y lo volvió loco, el pobre dios vagó hasta Frigia, donde fue acogido por la diosa Rea quien le devolvió la cordura y allá mismo se enamoró por primera vez de un sátiro llamado Ámpelo, el cual terminó cayendo en una trampa de Hera y pereció, de la sangre del sátiro brotó la primera vid y se dio inicio a la cultura del vino.
Un dios más sensato y justo
No todas las historias que nos encontramos de Dionisio están llenas de locura y descontrol, hay algunas en las que vemos a un dios más benevolente. Por ejemplo, al campesino Icario, quien vivía a las afueras con su hija Erígone y su perro Mera, le enseñó como cultivar vino, el agricultor fundó un negocio basado en aquel arte, pero la gente pensó que Icario los había intentado envenenar cuando sintieron los efectos del alcohol.
La gente enfurecida atacó al campesino hasta matarlo y su hija llena de dolor se quitó la vida ahorcándose, hasta la mascota encontró un final triste, pues ser terminó arrojando a un pozo. El dios, cuando se enteró de los finales tristes de aquellos mortales, condenó a sus verdugos y los sumergió en una gran locura y los hizo ahorcar.
Y a las víctimas del final trágico les dio tributo convirtiéndolos en constelaciones de virgo, boyero y can mayor. Hay otra historia que nos cuenta como el amigo más fiel de Dionisio, Sileno, desapareció durante 10 días y cuando lo encontró, éste le dijo que había sido muy bien atendido por el rey Midas, quien lo entretuvo durante 10 días y 10 noches. A gusto con lo que había sucedido a su amigo Dionisio le dijo a Midas que le concedería un deseo.
El rey le pidió a la deidad el poder de convertir en oro todo lo que tocara y así fue concedido, pero su deseo solo le trajo desgracias: no sólo no podía comer o beber porque todo lo que llegaba a sus labios se terminaba convirtiendo en oro, sino que terminó transformando en una estatua del precioso metal a su propia hija.
Midas rezó a Dionisio y le pidió ayuda para desprenderse de su poder y el dios le dijo que debía bañarse en el río Pactolo, así lo hizo y cuando tocó las aguas su poder pasó a las arenas convirtiéndolas en pepitas de oro.
La vida amorosa del dios
Dionisio tuvo amoríos con Afrodita, la diosa del amor, y juntos engendraron a Himeneo, dios del matrimonio, y a Príapo, dios de la fertilidad. Con la princesa Altea de Etolia, tuvo a Deyanira, tercera esposa de Heracles.
Finalmente, conoció a la princesa Ariadna, de la cual se enamoró perdidamente cuando la vio dormida en la isla de Naxos después que el héroe griego Perseo la había abandonado. Ariadna había jurado no volverse a relacionar con ningún mortal después de aquel desengaño amoroso y para probar su divinidad, el dios Dionisio subió la corona de la joven en forma de constelación. El dios se casó con la princesa y de la relación nacieron varios hijos como Enopión, rey de Quíos y Estáfilo, que continuó la labor de su padre en la enseñanza de la producción del vino.
Descendió al Hades a rescatar a su madre
Hay otra historia que dice que, Hermes es el único dios que bajo al inframundo, algunos relatos menores dices que Dionisio también lo hizo para rescatar a su madre Sémele. La versión dice que un pastor llamado Prosimno le prometió ayudarlo a encontrar el acceso al inframundo, a cambio de acostarse con él, el dios accedió y pudo acceder por medio de un pozo que no tenía fondo, ubicado en la costa de la Argólide, cerca del yacimiento prehistórico de Lerna.
El dios pudo sacar a su madre y la convirtió en la diosa Tione (la ardiente), adorada como la diosa del matrimonio, una parte de la constelación llamada Corona Austral o Carcaj de Sagitario tiene el nombre de la Trenza de Tione.
Prosimno murió antes que el dios pudiera cumplir su promesa, pero en forma de agradecimiento Dionisio tomó una rama de olivo, le dio forma de falo y la clavó en la tumba.
Fuentes:
- https://es.wikipedia.org/wiki/Dioniso#Consortes_y_descendencia
- https://www.elolimpo.com/personaje/semele
Imágenes: 1: mitosclasicos.com, 2: pinterest.com, 3: wikipedia.org.
Nacimiento de Dionisio
En la mitología griega Sémele es una princesa hija del rey de Tebas Cadmo y de la diosa Harmonía. Con aquellos antecedes y privilegiada con una gran apariencia terminó llamado la atención del rey del Olimpo Zeus, quien complacido con ella la tomó como amante. Pero en estas historias de enredos amorosos del mandamás de dioses son sus queridas las que terminan pagando los platos rotos.
Hera, al enterarse de otra de las traiciones de su marido, bajo a la tierra y tomó la apariencia de la aya de Sémele y persuadió a la chica de le pidiera al dios que le mostrara su verdadera figura en todo su esplendor, pues era sabido que los dioses cuando andaban en medio de los mortales se transformaban para pasar desapercibidos.
“Puede ser un impostor” “Sí de verdad te ama, te mostrará su verdadero rostro” “Solo su esposa es la única que lo conoce” fueron alguna de las frases que le lanzó Hera (quien estaba disfrazada) para convencer a Sémele de un plan suicida.
Cuando Zeus visitó nuevamente a la princesa, esta le pidió que mostrara su verdadero rostro y aunque la deidad trató de persuadirla para que pidiera otra cosa, no pudo convencerla y cuando se mostró en toda su magnificencia, los rayos y fuego de Zeus quemaron a Sémele hasta incinerarla.
En ese momento la chica se encontraba embarazada. Zeus cogió el bebé de los restos calcinados y lo cosió a su muslo par terminara su proceso de gestación, unos meses después nació en Pramnos de la Isla de Icaria el dios Dioniso.
Otra alternativa al nacimiento del dios
Una historia diferente, nos cuenta que Zeus engendró a Dionisio con Perséfone: antes que ella fuera secuestrada por Hades, el dios tomó la forma de una serpiente para yacer con su hija. Pero su esposa, Hera, entró nuevamente a escena y llena de celos incita los titanes para que atraigan al niño por medio de juguetes como espejos: el bebé termina siendo devorado por las criaturas, pero su padre lleno de ira fulmina a los titanes con sus rayos.
Zagreo, así le había puesto a su hijo el dios, y acongojado por la pérdida recibió la buena noticia de que Atenea había logrado rescatar el corazón del bebé. Zeus puso el corazón del infante en una bebida que terminó tomando la princesa Sémele.
La infancia y juventud del dios de la locura
Hay varias versiones que narran lo que sucedió en la infancia de Dioniso. Una de ellas nos dice que Hermes llevó al niño con su tía Ino, quien estaba casada con el gobernante Atamante: la pareja aceptó de mala gana criar al pequeño, pues temían la ira de la diosa Hera. Hermes les aconsejó que criaran al pequeño como una niña y así pasaría desapercibido.
Sin embargo, Hera se dio cuenta de la treta y ordenó a Tisífone, la erinia del asesinato, que indujera a la pareja en una locura severa de la que existen dos historias contradictorias: la primera dice que Ino arrojó a su hijo más pequeño en un caldero de agua hirviendo y se arrojó al mar, mientras que su esposo mató a su otro hijo creyéndolo un venado. La segunda versión nos habla Atamante persiguió a su esposa e hijos, creyendo que eran una leona con sus crías, y terminó dándoles caza.
Dionisio, sintiendo misericordia de sus familiares, transformó a su tía y a uno de sus hijos en dioses menores. Luego Zeus le pidió a Hermes que transformara a su hijo en otro tipo de criatura para escapar momentáneamente de la ira de Hera: fue así como el dios mensajero terminó llevando a Dioniso a las ninfas de la lluvia de Nisa, quienes lo criaron y protegieron con mucho cariño.
Ser familiar del dios no lo salvo de su ira
Penteo, rey de Tebas, vio con horror como el culto del dios Dionisio pasaba por su ciudad y llamó aquel acto como “un mal que debe terminar”. Cansado del desorden causado por los seguidores de aquella comunidad, decidió arrestar a uno de los sacerdotes, pero lo que no sabía Penteo era que la persona a la que había capturado, era la misma deidad quien se había disfrazado.
Con grilletes en sus manos y encerrado en una celda, Dionisio haciendo uso de sus poderes se escapa y toma la apariencia de una hermosa mujer, y termina seduciendo a Penteo, al cual atrae al bosque para que vea los bacanales que eran realizados en honor de la deidad. Cuál sería la sorpresa del rey cuando se dio cuenta, que entre las mujeres que se encontraban en el festín, estaba la misma madre del rey, quien confundió a su hijo con un animal salvaje y junto con otras personas lo asesinaron.
La mujer arranca la cabeza de su propio hijo y la lleva ante su esposo Cadmus, quien finalmente, le revela la verdad de lo sucedido.
Los martirios ocasionados por Hera
Incluso antes de nacer, el dios Dionisio se vio perseguido por Hera en más de una ocasión y para martirizarlo no sólo lo llegó a herir a él, sino también a personas que estimaba: dicen que la diosa lo terminó encontrando y lo volvió loco, el pobre dios vagó hasta Frigia, donde fue acogido por la diosa Rea quien le devolvió la cordura y allá mismo se enamoró por primera vez de un sátiro llamado Ámpelo, el cual terminó cayendo en una trampa de Hera y pereció, de la sangre del sátiro brotó la primera vid y se dio inicio a la cultura del vino.
Un dios más sensato y justo
No todas las historias que nos encontramos de Dionisio están llenas de locura y descontrol, hay algunas en las que vemos a un dios más benevolente. Por ejemplo, al campesino Icario, quien vivía a las afueras con su hija Erígone y su perro Mera, le enseñó como cultivar vino, el agricultor fundó un negocio basado en aquel arte, pero la gente pensó que Icario los había intentado envenenar cuando sintieron los efectos del alcohol.
La gente enfurecida atacó al campesino hasta matarlo y su hija llena de dolor se quitó la vida ahorcándose, hasta la mascota encontró un final triste, pues ser terminó arrojando a un pozo. El dios, cuando se enteró de los finales tristes de aquellos mortales, condenó a sus verdugos y los sumergió en una gran locura y los hizo ahorcar.
Y a las víctimas del final trágico les dio tributo convirtiéndolos en constelaciones de virgo, boyero y can mayor. Hay otra historia que nos cuenta como el amigo más fiel de Dionisio, Sileno, desapareció durante 10 días y cuando lo encontró, éste le dijo que había sido muy bien atendido por el rey Midas, quien lo entretuvo durante 10 días y 10 noches. A gusto con lo que había sucedido a su amigo Dionisio le dijo a Midas que le concedería un deseo.
El rey le pidió a la deidad el poder de convertir en oro todo lo que tocara y así fue concedido, pero su deseo solo le trajo desgracias: no sólo no podía comer o beber porque todo lo que llegaba a sus labios se terminaba convirtiendo en oro, sino que terminó transformando en una estatua del precioso metal a su propia hija.
Midas rezó a Dionisio y le pidió ayuda para desprenderse de su poder y el dios le dijo que debía bañarse en el río Pactolo, así lo hizo y cuando tocó las aguas su poder pasó a las arenas convirtiéndolas en pepitas de oro.
La vida amorosa del dios
Dionisio tuvo amoríos con Afrodita, la diosa del amor, y juntos engendraron a Himeneo, dios del matrimonio, y a Príapo, dios de la fertilidad. Con la princesa Altea de Etolia, tuvo a Deyanira, tercera esposa de Heracles.
Finalmente, conoció a la princesa Ariadna, de la cual se enamoró perdidamente cuando la vio dormida en la isla de Naxos después que el héroe griego Perseo la había abandonado. Ariadna había jurado no volverse a relacionar con ningún mortal después de aquel desengaño amoroso y para probar su divinidad, el dios Dionisio subió la corona de la joven en forma de constelación. El dios se casó con la princesa y de la relación nacieron varios hijos como Enopión, rey de Quíos y Estáfilo, que continuó la labor de su padre en la enseñanza de la producción del vino.
Descendió al Hades a rescatar a su madre
Hay otra historia que dice que, Hermes es el único dios que bajo al inframundo, algunos relatos menores dices que Dionisio también lo hizo para rescatar a su madre Sémele. La versión dice que un pastor llamado Prosimno le prometió ayudarlo a encontrar el acceso al inframundo, a cambio de acostarse con él, el dios accedió y pudo acceder por medio de un pozo que no tenía fondo, ubicado en la costa de la Argólide, cerca del yacimiento prehistórico de Lerna.
El dios pudo sacar a su madre y la convirtió en la diosa Tione (la ardiente), adorada como la diosa del matrimonio, una parte de la constelación llamada Corona Austral o Carcaj de Sagitario tiene el nombre de la Trenza de Tione.
Prosimno murió antes que el dios pudiera cumplir su promesa, pero en forma de agradecimiento Dionisio tomó una rama de olivo, le dio forma de falo y la clavó en la tumba.
Fuentes:
- https://es.wikipedia.org/wiki/Dioniso#Consortes_y_descendencia
- https://www.elolimpo.com/personaje/semele
Imágenes: 1: mitosclasicos.com, 2: pinterest.com, 3: wikipedia.org.