El Lenguaje
Tal como lo explicara Ferdinand de Saussure en su Curso de Lingüística General, el Lenguaje es un sistema dicotómico, conformado a su vez por la Lengua, lugar del sistema donde residen todas las reglas por las que se maneja un Lengua, y el Habla, lugar donde se realizan dichas reglas.
En este sentido, Saussure distingue que la Lengua cuenta con algunas características específicas como ser inabarcable, intangible, colectiva e inmutable, es decir que un solo hablante no puede conocer, manipular o cambiar por esfuerzo propio las reglas que rigen una Lengua, las cuales van cambiando con el paso de las generaciones, pero debido a las convenciones colectivas –conscientes o no. Por el otro lado de la moneda estaría el Habla, que es la realización de esa Lengua, la cual sería mutable, dinámica, individual y concreta, cambiando de hablante a hablante. De esta forma, el Habla iría nutriendo a la Lengua de nuevas formas –siendo aceptadas algunas y otras no- manteniéndola así viva, ya que la Lengua que no se mueve o cambia, muere.
Comunidad lingüística y convención social
Planteado así, el Lenguaje sería un sistema de signos creado por el hombre, a través de una convención social. En él entrarían las palabras, su pronunciación y el por qué designan un concepto y no otro, ya que es ese sistema el que une a un significante específico con un significado determinado. Así mismo, la Lengua también regiría el registro escrito del Lenguaje, estableciendo a través de las Academias la escritura específica de un significante, a fin de fijar formas que se mantengan en el tiempo y que permitan a lo largo la comunicación.
Así tenemos que una comunidad lingüística a lo largo de su historia va pactando constantemente, a través de convenciones, los modos y formas en los que pronunciará o escribirá determinada palabra, a fin de que sea manejada por el mayor número de miembros, permitiendo una comunicación oral y escrita que pueda ser entendido por todos. En este sentido, los signos de puntuación también corresponderían a una convención creada y establecida durante años por los usuarios de la Lengua.
No obstante, como creación humana al fin, cada cierto tiempo los mismos humanos piensan en formas novedosas de cómo cambiar, agregar o eliminar símbolos de este sistema llamado Lenguaje. Algunas de estas creaciones prosperan, propagándose en el uso, logrando así su reconocimiento y lexicalización (entrada al diccionario y la norma) por parte de la Academia; otras en cambio no logran ser entendidas por los miembros de la comunidad, quienes al no usarlas no favorecen su permanencia en el tiempo; otras más sí son usadas por la comunidad, logran su lexicalización pero con el pasar de los años caen en desuso.
Este puede ser el caso por ejemplo de algunos signos de puntuación que no lograron calar en el uso de los usuarios, sin conseguir permanecer en el tiempo suficiente que propiciara su lexicalización, es decir, que fracasaron en su intento de entrar en el terreno de la Lengua. A continuación ejemplos de algunos signos de puntuación que murieron en el intento:
La Casi-cita
Consiste en un guión sobrepuesto sobre unas comillas, cuyo uso estaba destinado a indicar que una cita era una paráfrasis de un contenido muy largo o impreciso, que el escritor del texto había decidido expresar en sus propias palabras. De acuerdo a un artículo de la BBC -sobre algunos signos de puntuación que no llegaron a prosperar en el uso de los usuarios- la Casi-cita fue creada en los años cuarenta por una comunidad adepta a los libros de ciencia ficción, convirtiéndose así en el primer signo de puntuación creado durante el siglo XX. Sin embargo, a pesar de la difusión por parte de sus creadores, con el tiempo la Casi-Cita no prosperó, siendo olvidada en los anales de la historia.
El exclarrogativo
Igualmente, el artículo de la BBC da cuenta sobre otro signo de puntuación llamado el exclarrogativo o interrobang, el cual consistía en una combinación de un signo de puntuación y de interrogación, el cual trataba de expresar la ambigüedad que a veces se puede expresar ante una oración que no se sabe si se está exclamando en tono de pregunta o de exclamación. Según lo señalado en el portal británico, este signo fue creado en 1962 por un ejecutivo neoyorquino llamado Martin Speckter, quien puso especial dedicación en publicitar su invento. Su éxito publicitario fue tal que logró incluso que la marca de máquinas de escribir Remington Reed lo incluyera en su teclado en 1967. Sin embargo, los impresores de libros no se les hizo tan fácil la tarea para imprimirlo, por lo que poco a poco cayó en desuso.
Bazin y sus seis símbolos
Casi en la misma época, según reseña la BBC, un escritor francés de nombre Hervé Bazin escribió un libro de título Vamos a desplumar al pájaro, donde proponía el uso de seis nuevos signos de puntuación. De esta forma el autor europeo proponía un signo para señalar una emoción humana distinta. Así, Bazin creaba un símbolo para el amor, la certeza, la duda, la autoridad, la aclamación y la ironía. En este sentido –continúa la BBC- el punto amor consistía en dos signos de interrogación encontrados, a fin de sugerir la forma de corazón; el signo diseñado para la exclamación consistía en dos signos de exclamación que compartían un mismo punto, dando una figura parecida a un hombre levantando los brazos. Por su parte el signo diseñado para expresar certeza consistía en un signo de exclamación, el cual era atravesado por un guión sobrepuesto. No obstante para los impresores de libros esto era imposible de reproducir, por lo que sus creaciones quedaron para ser meras curiosidades históricas.
La coma exclamativa e interrogativa
Más recientemente –a la luz de lo descrito por la BBC- tres inventores produjeron en 1992 un nuevo intento de hacer crecer la lista de signos de puntuación aceptados por la Academia. En este caso se trataba de la coma exclamativa o interrogativa, la cual se expresaba cambiando según el caso el punto de los signos de exclamación o interrogación por una coma, a fin de expresar las intenciones de cuestionamiento o exclamación según el caso, pudiendo incluso manifestar ambas emociones al mismo tiempo. Creados al fin en una época donde las tecnologías permitirían su incorporación tipográfica estos signos contaban con el viento a favor, sin embargo no consiguieron un nicho favorable dentro de los usuarios.
Por lo visto, aquello descrito por Saussure como la inmutabilidad de la Lengua no es tan errado, y un solo hablante no puede cambiarla, sino que dichos cambios dependen de generaciones y comunidades lingüísticas enteras que a través de convenciones y pactos sociales vayan poco a poco modificando el Lenguaje. Para muestra estos cuatro signos de puntuación que no pasaron de ser meros intentos individuales de modificar la convención colectiva de la comunidad lingüística.
Fuente de imagen: bbc.com