Millones de toneladas de cenizas volcánica mezcladas con dióxido de azufre se elevaron a más de 32 kilómetros en la atmósfera y el viento arrastró hacia el oeste las nubes de gotas en dispersión, de forma que dieron la vuelta a la tierra en dos semanas. Solo tomó dos meses en que llegará al Polo Norte y el Polo Sur, las finísimas partículas de azufre permanecieron suspendidas en el aire durante años, para el verano de 1815 a 1816 un manto traslúcido cubría el planeta y reflejaba los rayos del sol, ocasionando que el planeta se enfriara.
Con el repentino enfriamiento de todo el planeta, el aire, la tierra y después los océanos bajaron su temperatura, a medida que se extendía la capa de azufre, se pudieron observar hermosos atardeceres con tonalidades rojas, moradas y naranjas. Para la primavera de 1816, seguía habiendo nieve en el noreste de Estados Unidos y en Canadá, muchas cosechas se marchitaron en los campos por una helada, rebaños enteros perecieron y gran parte de la población creía que era designio de Dios.
El atroz frío arrasaba las cosechas de heno y maíz en el Este de Estados Unidos: «Tenemos un aire de octubre, más que de agosto», escribió un neoyorquino en ese mes de 1816. El viejo continente, tampoco salió bien librado: hubo demasiadas lluvias y fuertes nevadas en las montañas suizas, varios ríos se desbordaron; los campesinos trabajaban como locos para salvar lo poco de sus cultivos. En Alemania, las papas se pudrían en la tierra y la cosecha de cereal se vio arruinada.
Las uvas no maduraron y en periódicos como The Times de Londres se publicaba con cierta ironía, que el tiempo estaba siendo poco amable. En París, varias autoridades eclesiásticas ordenaron plegarias especiales durante nueve días, a todo lo anterior hay que sumarle que los comerciantes subieron los precios y las personas con escasos recursos se vieron alarmados para obtener alimentos.
Un final apocalíptico se acercaba
El miedo invadió a más de uno y cerró a la lógica a gran parte de la población. Varias sectas extremistas religiosas proclamaron que el fin del mundo estaba cerca. Pobres e inmigrantes huyeron de sus países para buscar mejores condiciones, encontrándose muchas veces que la situación era peor. Cada país experimento un clima nada habitual en Suiza llovió 132 días, en Mallorca cayeron granizadas, la cosecha de trigo tardó más de lo habitual, y durante la trilla hubo que separar con esfuerzo el cereal seco y maduro de las semillas verdes.
La opinión de la ciencia moderna
Con el tiempo y el avance de la tecnología, quedó demostrado que aquel frío invernal no tenía que ver con la venganza divina, sino más con las grandes erupciones volcánica, lo que ocasionaba que el clima mundial se enfriara varios grados durante dos o tres años. Varios científicos creen, que un cataclismo de grandes proporciones como el que existió hace tiempo, no solo en 1816 sino hace 73000 años, será difícil que vuelva a suceder, aunque la naturaleza es impredecible y los daños ocasionados serían de proporciones inmensas, aquel gran terremoto será conocido como The Big One.
Fuentes:
- https://elpais.com/elpais/2016/06/08/ciencia/1465406477_390660.html
- https://www.vozpopuli.com/sociedad/cambio_climatico-europa-volcanes-tambora-cambio_climatico-1816-ano_sin_verano-turner-volcan_0_922707814.html
Imágenes: 1. vozpopuli.com 2. es.wikipedia.org/wiki/A%C3%B1o_sin_verano
La erupción del volcán
Para año de 1816, entre el 5 y 10 de abril, el monte Tambora un volcán ubicado en Sumbawa un archipiélago indonesio, entró repentinamente en erupción. El estallido fue tan grande que arrojó inmensas nubes de polvo y cenizas a la atmósfera, como consecuencia murieron más de 12000 personas durante las primeras 24 horas, sobre todo por la lluvia de cenizas y coladas piroclásticas, la ceniza también perjudicó las cosechas lo que generó que 75000 personas murieron de hambre y enfermedad.
Millones de toneladas de cenizas volcánica mezcladas con dióxido de azufre se elevaron a más de 32 kilómetros en la atmósfera y el viento arrastró hacia el oeste las nubes de gotas en dispersión, de forma que dieron la vuelta a la tierra en dos semanas. Solo tomó dos meses en que llegará al Polo Norte y el Polo Sur, las finísimas partículas de azufre permanecieron suspendidas en el aire durante años, para el verano de 1815 a 1816 un manto traslúcido cubría el planeta y reflejaba los rayos del sol, ocasionando que el planeta se enfriara.
Con el repentino enfriamiento de todo el planeta, el aire, la tierra y después los océanos bajaron su temperatura, a medida que se extendía la capa de azufre, se pudieron observar hermosos atardeceres con tonalidades rojas, moradas y naranjas. Para la primavera de 1816, seguía habiendo nieve en el noreste de Estados Unidos y en Canadá, muchas cosechas se marchitaron en los campos por una helada, rebaños enteros perecieron y gran parte de la población creía que era designio de Dios.
El atroz frío arrasaba las cosechas de heno y maíz en el Este de Estados Unidos: «Tenemos un aire de octubre, más que de agosto», escribió un neoyorquino en ese mes de 1816. El viejo continente, tampoco salió bien librado: hubo demasiadas lluvias y fuertes nevadas en las montañas suizas, varios ríos se desbordaron; los campesinos trabajaban como locos para salvar lo poco de sus cultivos. En Alemania, las papas se pudrían en la tierra y la cosecha de cereal se vio arruinada.
Las uvas no maduraron y en periódicos como The Times de Londres se publicaba con cierta ironía, que el tiempo estaba siendo poco amable. En París, varias autoridades eclesiásticas ordenaron plegarias especiales durante nueve días, a todo lo anterior hay que sumarle que los comerciantes subieron los precios y las personas con escasos recursos se vieron alarmados para obtener alimentos.
Un final apocalíptico se acercaba
El miedo invadió a más de uno y cerró a la lógica a gran parte de la población. Varias sectas extremistas religiosas proclamaron que el fin del mundo estaba cerca. Pobres e inmigrantes huyeron de sus países para buscar mejores condiciones, encontrándose muchas veces que la situación era peor. Cada país experimento un clima nada habitual en Suiza llovió 132 días, en Mallorca cayeron granizadas, la cosecha de trigo tardó más de lo habitual, y durante la trilla hubo que separar con esfuerzo el cereal seco y maduro de las semillas verdes.
La opinión de la ciencia moderna
Con el tiempo y el avance de la tecnología, quedó demostrado que aquel frío invernal no tenía que ver con la venganza divina, sino más con las grandes erupciones volcánica, lo que ocasionaba que el clima mundial se enfriara varios grados durante dos o tres años. Varios científicos creen, que un cataclismo de grandes proporciones como el que existió hace tiempo, no solo en 1816 sino hace 73000 años, será difícil que vuelva a suceder, aunque la naturaleza es impredecible y los daños ocasionados serían de proporciones inmensas, aquel gran terremoto será conocido como The Big One.
Fuentes:
- https://elpais.com/elpais/2016/06/08/ciencia/1465406477_390660.html
- https://www.vozpopuli.com/sociedad/cambio_climatico-europa-volcanes-tambora-cambio_climatico-1816-ano_sin_verano-turner-volcan_0_922707814.html
Imágenes: 1. vozpopuli.com 2. es.wikipedia.org/wiki/A%C3%B1o_sin_verano