El reino perdido de las altas cumbres
Muchos misterios de nuestro mundo han sido olvidados por décadas o siglos. Incluso milenios han pasado sin que nadie retornara al antiguo lugar en el que las leyendas se convertían en realidad. Ya sea por un esfuerzo concienzudo por ocultarlo o – como es más común – por la remota locación donde se encuentran, hay lugares verdaderamente mágicos que recién en la modernidad comenzamos a descubrir.
Estos misterio suelen ubicarse en regiones remotas – Siberia, Amazonas, la Antártica, el Pacífico – pero un lugar sobre el que no hablamos lo suficiente es la cordillera del Himalaya. A fin de cuentas esta cordillera es uno de los lugares más remotos y misteriosos del mundo, hogar de innumerables leyendas y de un colectivo bastante peculiar: los monjes budistas tibetanos.
Ubicado en el estado de Uttarakhand, en la región montañosa del norte de India, queda uno de estos lugares… uno que merece una mención especial y que parece reflejar en sí las particularidades de la región en la que se encuentra. Se trata del Lago Rookpund, también conocido como el lago de los esqueletos.
Manantial de muerte
El lago Rookpund se encuentra a una altitud de 5209 metros y es un pequeño lago glaciar que permanece congelado la mayor parte del año. El lago tiene apenas 2 metros de profundidad y pasaría desapercibido de no ser por un hecho un tanto macabro: cada vez que la nieve de las cumbres se derrite, por un breve mes en el año, las aguas cristalinas del lago dejan ver cientos de esqueletos en su fondo.
Aunque rumores del lago de los esqueletos parecen encontrarse desde mediados del siglo XIX, fue casi por azar que un guardabosques británico del parque Nanda Devi dio con el lago en 1942. Desde entonces la región se ha convertido en el foco de todo tipo de leyendas en la región y en un sitio tétrico y misterioso que los locales (ahora advertidos de su presencia) prefieren evitar.
La reacción de H. K. Madhwal (el guardabosques) fue de absoluto terror al darse cuenta que el lago que había ido a inspeccionar estaba lleno de cadáveres. Otros, sin embargo, encontraron el sitio más atrayente y varios investigadores hindúes comenzaron a realizar análisis de los esqueletos, algunos de los cuales aún tenían carne en sus restos.
Por supuesto, el hallazgo horrorizó y al mismo tiempo fascinó al público general, que de inmediato comenzó a realizar todo tipo de teorías para explicar el tétrico hallazgo. Algunos decían que se trataba de soldados japoneses que habían muerto mientras intentaban atacar India por el norte, atravesando el Himalaya. Otros, que se trataba de los restos del mítico guerrero kashmir, Zowagar, y de su ejército, que se habían desvanecido mientras se dirigían al Tíbet.
¿De dónde vinieron los esqueletos del lago Rookpund?
Un análisis superficial indicaba que los huesos eran antiguos – de varios cientos de años, al menos – por lo que era lógico que no podían ser soldados japoneses. Pero no sería hasta el año 2004 cuando National Geographic realizara una investigación de fondo sobre el sitio para explicar el misterio que nadie parecía capaz de comprender. En este momento quedaron claras varias cosas:
En primer lugar, que los esqueletos eran bastante antiguos (1.200 años, o del siglo IX d. C.). En segundo lugar, que estaban genéticamente emparentados con los iraníes más que con las poblaciones nativas de la región, aunque ambos grupos parecían tener vínculos con los muertos del lago. En tercer lugar se determinó que habían dos grupos diferenciados entre los cadáveres: uno alto que parecía ser una gran familia, pues todos estaban emparentados, y uno más bajo que no mostraba relación y que se presume que pudieron ser guías o cargadores.
Pero lo más interesante estaba en los cráneos. Parecía ser que todas estas personas habían sufrido muertes violentas, pues todos y cada uno de los esqueletos revisados mostraban signos de una fuerte contusión craneal. Un análisis más profundo de las heridas indicaba que fueron causadas por un objeto bastante duro y circular.
Nadie era capaz de ofrecer una teoría consistente que explicara la aparición de los cuerpos. La única opción viable parecía ser una especie de asesinato masivo, como si todas las personas hubieran sido traídas aquí para morir, y pese a tratarse de dos centenares hubiesen esperado pacientemente que llegara su turno. Pero, ¿quién habría hecho algo así? Necesariamente habría tenido que tener un ejército: ¿por qué no vino luego, con más víctimas? ¿Por qué usar el lago una única vez? ¿Y por qué los soldados no robaron las joyas que aún se encuentran en algunos cadáveres del interior del lago?
Una alternativa era el sacrificio ritual, pero de nuevo quedaba la pregunta de quién y por qué. Sin embargo, la alternativa más viable parecía ser también la más peculiar: una tormenta de granizo particularmente fuerte.
En efecto, las heridas están siempre en cabeza y hombros, indicando que vinieron desde arriba. La única manera de que tantas personas sufrieran heridas en estas partes del cuerpo, descartando un sangriento rito (que es posible) o una elaborada conspiración de un poderoso soberano para ocultar estos cuerpos de la Historia, es la caída constante de miles de objetos pesados del cielo.
Por razones obvias, hoy es casi imposible demostrar qué sucedió realmente, pero no cabe duda de que la hipótesis de la tormenta suena interesante, y convertiría este suceso en la tormenta de granizo más letal de toda la Historia.
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