Matrimonio, base de la Sociedad
En muchas culturas alrededor del mundo, el matrimonio era visto no como un acto de amor sino como un contrato, un acuerdo que simbolizaba un intercambio o una alianza. Es así como en Mesopotamia dos familias podían crear un vínculo jurídico, para formalizar un enlace entre dos miembros de cada familia. El acuerdo se realizaba inclusive cuando la pareja eran todavía infantes.
Cuando la esposa alcanzaba la edad idónea, era enviada con la familia del esposo. El momento de la boda era un motivo de gran celebración: los novios eran rociados de perfumes y adornados con joyas, en el contrato matrimonial se especificaba las obligaciones de cada uno de los conyugues.
Los derechos de la mujer en el matrimonio
Los esposos, hombres, contaban con grandes ventajas a la hora de enlazarse en matrimonio: podían unirse a otras mujeres o disponer de los bienes de su pareja, y así mismo eran las mujeres las que tenían mucho que perder si se separaban. Sin embargo, también contaban con algunos derechos, entre los que se encontraban los siguientes: si la mujer tenía hijos ya no podía ser repudiada, era considerada era heredera si el marido desaparecía del hogar y si se quería casar debía hacer un inventario judicial de los bienes patrimoniales.
Para conseguir esposa hay que ir a la subasta
El famoso historiador Heródoto nos trae una anécdota de cómo era el matrimonio en Mesopotami. Hay que tener en cuenta que si ahora es difícil que haya campo para el romance en las relaciones, mucho más lo era antes, donde el principal objetivo era dejar descendencia. Por esta razón, el historiador nos narra una forma de conseguir esposa en aquel sitio que para él pudo parecer normal, pero probablemente a nosotros nos escandalizaría.
Una vez al año las mujeres que ya estaban en edad de casarse y que gozaban de buen atractivo físico se reunían juntas en un solo lugar, entonces los hombres formaban un círculo alrededor de ellas y cada una de las doncellas era llamada para ser subastada.
Los hombres ricos ‘pujaban’ por las mujeres más bellas, mientras que los que no contaban con buenos ingresos no se preocupaban por la esposa con la que terminaran. El matrimonio, como dijimos antes, era visto como un contrato entre dos familias, existía el divorcio aunque muchas parejas no recurrían a ello (debido al estigma social que acarreaba), y solo el marido podría solicitar la separación si contaba con pruebas, en muy pocas ocasiones lo podían hacer las mujeres. Las esposas eran las únicas castigadas si eran atrapadas cometiendo infidelidad: se les arrojaba a un río junto con el amante.
Fuentes:
- https://www.artehistoria.com/es/contexto/el-matrimonio-2
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