Leyendas del Pacífico
El personaje del que hablaremos hoy nace en las costas del Pacífico y representa una parte de la historia de la comunidad afrodescendiente de Colombia y Ecuador. Nos referimos a Riviel, una criatura que varía de forma y de intenciones según la historia que nos cuenten y dependiendo de la comunidad que visitemos.
La versión colombiana
En el Pacífico Colombiano hayamos uno de los tantos orígenes del Riviel: una de las leyendas narra que en tiempos coloniales un barco español que llegaba a puerto cargado de oro en su camino se vio emboscado por piratas. En medio del enfrentamiento, un pirata árabe fue gravemente herido y antes de fallecer maldijo a Dios, acto que selló su destino y le transformó para siempre en un feo ente de piel oscura, putrefacta, que emana un olor nauseabundo pues le gusta succionar los sesos de los marinos o pescadores que caen en su trampa.
Aparece en las noches en las que que no se pueden ver estrellas en el cielo, surca las aguas encima de una tabla y lleva un farol a su lado para iluminarse, el cual usa para guiar a las personas a una muerte segura. Pues verán, este es un ser con malas intenciones que a la mínima oportunidad se aprovechará de los ingenuos pescadores y buscará que caigan en un remolino en el mar.
Otra de las historias nos muestra al Riviel no como un pirata sino como un hombre de nacionalidad francesa llamado Reiviege, quien de mala forma se dio cuenta que su esposa lo estaba engañando y pensaba fugarse con otro hombre. Al saber el día en que lo dejaría fue en su búsqueda en su canoa y para alumbrar su camino colocó una estopa de coco prendida al frente de la embarcación. Sin embargo, mientras alistaba todo para su viaje fue apuñalado por la espalda y su ira lo transformó en un ánima solitaria.
La versión del pueblo esmeraldeño
Al igual que Colombia, el pueblo esmeraldeño ubicado en Ecuador cuenta entre los personajes de sus historias al Riviel, y allá también tiene distintas variantes. En una nos dicen que el Riviel suele aparecerse como un joven alegre y parrandero en los bailes de marimba de la comunidad afro y solo se puede saber que es él cuando de sus tobillos salen unas pequeñas luces verdes al bailar. Para poderlo espantar es necesario gritar: ¡atarraya!, ¡arpón!, ¡chinchorro!, ¡anzuelo! y nombres de otros artículos para pescar.
En otra versión menos divertida se habla del Riviel como un ánima en pena que va en una canoa con forma de ataúd: su remo es una cruz y lleva un candil para guiarse. Al ente le gusta acercarse sigilosamente a sus víctimas y propinarles un fuerte golpe con la intención de que caigan en el agua, para repeler al Riviel, los pescadores se aprovisionan de atarrayas, anzuelos y arpones.
Sin importar el sitio que estemos, el Riviel tiene algo que no cambia y es su lazo inexorable con el mar y la pesca. Un ente que gusta de presentarse en los ríos o en zonas donde habrán pescadores, que se divierte al ver sus presas ahogarse y en algunos casos devorarlas hasta que no quede nada de ellas.
Bibliografía:
Imágenes: 1: dcrcdescubriendo.blogspot.com, 2: bibliotecadigital.univalle.edu.co
Leyendas del Pacífico
El personaje del que hablaremos hoy nace en las costas del Pacífico y representa una parte de la historia de la comunidad afrodescendiente de Colombia y Ecuador. Nos referimos a Riviel, una criatura que varía de forma y de intenciones según la historia que nos cuenten y dependiendo de la comunidad que visitemos.
La versión colombiana
En el Pacífico Colombiano hayamos uno de los tantos orígenes del Riviel: una de las leyendas narra que en tiempos coloniales un barco español que llegaba a puerto cargado de oro en su camino se vio emboscado por piratas. En medio del enfrentamiento, un pirata árabe fue gravemente herido y antes de fallecer maldijo a Dios, acto que selló su destino y le transformó para siempre en un feo ente de piel oscura, putrefacta, que emana un olor nauseabundo pues le gusta succionar los sesos de los marinos o pescadores que caen en su trampa.
Aparece en las noches en las que que no se pueden ver estrellas en el cielo, surca las aguas encima de una tabla y lleva un farol a su lado para iluminarse, el cual usa para guiar a las personas a una muerte segura. Pues verán, este es un ser con malas intenciones que a la mínima oportunidad se aprovechará de los ingenuos pescadores y buscará que caigan en un remolino en el mar.
Otra de las historias nos muestra al Riviel no como un pirata sino como un hombre de nacionalidad francesa llamado Reiviege, quien de mala forma se dio cuenta que su esposa lo estaba engañando y pensaba fugarse con otro hombre. Al saber el día en que lo dejaría fue en su búsqueda en su canoa y para alumbrar su camino colocó una estopa de coco prendida al frente de la embarcación. Sin embargo, mientras alistaba todo para su viaje fue apuñalado por la espalda y su ira lo transformó en un ánima solitaria.
La versión del pueblo esmeraldeño
Al igual que Colombia, el pueblo esmeraldeño ubicado en Ecuador cuenta entre los personajes de sus historias al Riviel, y allá también tiene distintas variantes. En una nos dicen que el Riviel suele aparecerse como un joven alegre y parrandero en los bailes de marimba de la comunidad afro y solo se puede saber que es él cuando de sus tobillos salen unas pequeñas luces verdes al bailar. Para poderlo espantar es necesario gritar: ¡atarraya!, ¡arpón!, ¡chinchorro!, ¡anzuelo! y nombres de otros artículos para pescar.
En otra versión menos divertida se habla del Riviel como un ánima en pena que va en una canoa con forma de ataúd: su remo es una cruz y lleva un candil para guiarse. Al ente le gusta acercarse sigilosamente a sus víctimas y propinarles un fuerte golpe con la intención de que caigan en el agua, para repeler al Riviel, los pescadores se aprovisionan de atarrayas, anzuelos y arpones.
Sin importar el sitio que estemos, el Riviel tiene algo que no cambia y es su lazo inexorable con el mar y la pesca. Un ente que gusta de presentarse en los ríos o en zonas donde habrán pescadores, que se divierte al ver sus presas ahogarse y en algunos casos devorarlas hasta que no quede nada de ellas.
Bibliografía:
Imágenes: 1: dcrcdescubriendo.blogspot.com, 2: bibliotecadigital.univalle.edu.co