Uno de los sueños que el ser humano siempre ha querido cumplir, es encontrar la forma de viajar en el tiempo, para poder descubrir todos los enigmas de la historia y por supuesto, corregir decisiones y comportamientos equivocados, para modificar el destino. Todo esto ha formado parte de la ciencia ficción, pero en la actualidad, lo que era fantasía tiene bastante posibilidad de convertirse en realidad. Se especula mucho sobre lo que pueda estar pasando en los aceleradores de partículas en el mundo, como en el CERN, donde astrofísicos y físicos cuánticos han logrado acceder a conocimientos increíbles, como por ejemplo, cómo enviar mensajes al pasado.
Una apasionada búsqueda
Aunque no precisamente en el acelerador de hadrones fue donde se obtuvo la fórmula de transmitir información hacia el pasado, sino que gracias a las arduas investigaciones de Ronald Mallet, un joven que desde los 11 años se propuso volverse todo un científico para buscar cómo viajar al pasado, motivado por el fallecimiento de su padre y así salvarlo.
El padre de Mallet murió por un ataque cardiaco a la edad de 33 años y no pudo superarlo; por el contrario, desesperadamente buscaba la forma de regresar y cambiarlo todo, especialmente cuando leyó un libro que llegó a sus manos, intitulado “La máquina del tiempo”.
El primer paso que dio en su ambiciosa meta, fue estudiar disciplinadamente todo lo relacionado con la Física. Tenía metida en la cabeza, la idea fija de que debía existir un método para abrir portales dimensionales o agujeros de gusano, que comunicaran directo a una época y lugar en específico. Ron no era un muchacho común y corriente, sino que empleaba todo su tiempo libre en imaginar teorías para realizar aquel salto cronológico y claro está, fue el hazmerreír de toda la universidad.
La teoría de la relatividad inspiró los viajes dimensionales
Nadie le prestaba la más mínima colaboración a aquel chico excéntrico con sus locas ideas, pero eso lo motivó aún más a vencer lo imposible. Obtuvo su grado de Física en el 73 y de inmediato se empleó en una fábrica. Al poco tiempo fue contratado como catedrático de la Universidad de Connecticut. Eso le permitió aumentar sus conocimientos y descubrir que Albert Einstein había hallado la cuarta dimensión del Universo y esta no es ni más ni menos que el tiempo. Entonces, en esa dimensión superior a esta de materia densa, que es el espacio, está el tiempo, complementando la ecuación espacio – tiempo. En consecuencia, se ha estudiado que los agujeros de gusano de los hoyos negros, curva el espacio y el tiempo y ahí estaba la clave que tanto buscaba el profesor Mallet.
En cada instante nuestra vida está siendo afectada por el tiempo y por el espacio, mismos que a su vez dependen directamente de la velocidad y de la ley de la gravedad. Lo podemos evidenciar en los satélites fuera de la atmósfera, que al tener menos presión gravitacional, el tiempo lo registran con algunas variaciones y por ende, sus relojes deben ser modificados con frecuencia. En los experimentos de aceleración de partículas, se ha podido demostrar que estas al viajar a la velocidad de la luz, su tiempo de vitalidad se multiplicó por 30; prácticamente no envejecen, sino que viajan a través del tiempo.
Mallet al notar todos estos detalles, pretendió trabajar con los rayos láser y aplicar sobre éstos, nada más ni nada menos que la teoría de la Relatividad de Einstein. Diseñó en su imaginación una potente máquina de rayos láser que puedan curvar el tiempo y el espacio, podría decirse literalmente: “la máquina del tiempo”.
Una de sus mayores suposiciones fue que para poder enviar una persona a otra dimensión, se necesitaría acumular una enorme cantidad de energía, por lo tanto consideró que lo que sí estaba al alcance de sus manos, era enviar sólo mensajes al pasado y demostró matemáticamente esta gran posibilidad. El único problema, es que para crear dicha máquina se requiere también un gran capital, que no se sabe oficialmente si lo consiguió o si de hecho, esta clase de tecnología ya está desarrollada pero de manera velada.
Los físicos cuánticos afirman que en el momento en el que se cree un aparato de estas características, lo más seguro es que del futuro vendrán mensajes a toda la raza humana en forma de códigos binarios, advirtiendo de catástrofes, guerras, malas decisiones gubernamentales, etc, en caso de ser bien empleada. Hay quienes aseguran que el Vaticano y las principales potencias mundiales, desde la Segunda Guerra Mundial guardan en su poder este tipo de máquinas y artefactos, pero obviamente, lo guardan en el más absoluto silencio.
Verdad o no, vivimos en una época de magnos avances tecnológicos y científicos. Muchas historias han surgido con respecto a los viajes en el tiempo, que antes sonaban a ficción y hoy, a una realidad cuántica bastante posible.
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