Mirando al espacio
Desde el lanzamiento del satélite Sputnik I el 4 de octubre de 1957 la humanidad comenzó no solo a soñar con el espacio, sino a conquistarlo. Los Estados Unidos llegarían a la luna una década más tarde (en 1969), pero a partir de 1972 ya no había objeto en seguir haciéndolo, pues era demasiado costoso y se habían obtenido las muestras lunares que interesaban a la ciencia.
Sin embargo, recientemente la exploración espacial está tomando nuevos aires. La creación de la Agencia Espacial China, la resurrección de la NASA (que anunció hace poco que tiene planes de lanzar una misión tripulada a Marte antes del 2030) y en general el interés en comenzar proyectos de colonización espacial han llevado a que una vez más comencemos a imaginar lo que significaría ser una civilización interplanetaria.
Por ahora, Marte y Venus son nuestros primeros destinos. Ya hemos hablado aquí de la manera como estos planetas podrían “terraformarse”, es decir, convertirse en planetas semejantes a la Tierra, con agua y atmósfera. En el caso de Marte, esto involucraría establecer una barrera artificial al “viento solar” que destruyó su atmósfera, en el de Venus, ponerlo a girar y llenarlo de agua. Hay suficiente agua en el cinturón de asteroides y en los gigantes helados de las lejanías del Sistema Solar para llenar ambos planetas sin problemas.
Pero ¿y los gigantes gaseosos? ¿Es posible su terraformación, o al menos su colonización?
Júpiter
Júpiter no sólo es el planeta más grande del Sistema Solar, es también el gigante gaseoso que más cerca está de nosotros… y del sol. Por esta razón, su colonización podría ser más viable que la de gigantes helados como Urano o Neptuno, o aún que la del mismo Saturno.
En general, se habla principalmente de la posibilidad de colonizar las lunas joveanas, no el planeta en sí. Pero hoy hablaremos de Júpiter. Y de hecho, hay dos teorías viables para su colonización:
El anillo planetario
La gravedad joveana es demasiado alta para siquiera pensar en hacer bases en la superficie del planeta, por lo que cualquier colonización tendría que pensarse en los alrededores. De ahí que se piense en las lunas más que en el planeta mismo.
Pero esto no significa que no pueda colonizarse. La superficie joveana emite una cantidad impresionante de radiación, la cual representa un peligro para los futuros colonos, pero también una fuente potencial de energía. El único plan viable para su colonización consiste, entonces, en la construcción de un anillo en derredor suyo, que podría obtener de él su energía, “minar” hidrógeno y valioso helio-3 (un combustible termonuclear) y usar campos magnéticos o barreras físicas para protegerse de su radiación.
La primera posibilidad, entonces, consiste en la construcción de un “anillo planetario”, más simplemente consistente en diversas naves que podrían terminar formando una superficie unificada. Eventualmente podría rodearse la totalidad del planeta, obteniendo energía del mismo.
El centro rocoso
Todos los gigantes gaseosos tienen un centro rocoso (semejante al terrestre) rodeado por una vasta atmósfera de hidrógeno y helio. Como se mencionó, esta atmósfera podría ser extremadamente útil para obtener energía.
Por esta razón, otra propuesta consiste en no pensar Júpiter como una colonia (no aún, al menos), sino como una fuente gigantesca de energía. Robots o naves tripuladas podrían descender cuidadosamente a la parte superior de su atmósfera y lanzar al espacio el helio y el hidrógeno, los cuales serían recolectados y usados para lo que sean necesarios (posiblemente en colonias ubicadas en las lunas joveanas). Después de milenios el centro rocoso revelaría su forma y podría terraformarse tal y como se habría hecho con Marte y Venus.
Es una lástima que seguramente no viviremos para verlo.
Bibliografía: - https://www.universetoday.com/121691/could-we-terraform-jupiter/
- https://en.wikipedia.org/wiki/Exploration_of_Jupiter#Potential_for_colonization
Imágenes: 1: cosmosfrontier.com, 2: phys.org