Santa Claus
Para quienes vivimos en América Latina la tradición navideña está asociada, por lo general, o bien con el Niño Dios o bien con los tres Reyes Magos. Pero por obra del poder cultural de Hollywood todos sabemos bien quién es Santa Claus, el famoso habitante del Polo Norte que pasa el año fabricando los regalos y los lleva a todos los hogares del mundo en un trineo jalado por renos.
La tradición es bastante específica, y proviene de tradiciones holandesas de “SinterKlaas”, Patrón de los Niños. Esencialmente, se trata de un habitante de los hielos que viaja por los cielos escuchando y viendo a las personas y evaluando su bondad (o maldad). La tradición comenzó a evolucionar hacia la noción de “dar”, y pronto cada navidad se ponían regalos en los zapatos de las personas más pobres con la esperanza de que tuvieran un mejor mañana.
Santa Claus nació de estas tradiciones. Los colonos holandeses en Nueva York llevarían a Sinterklaas al nuevo mundo donde sería adoptado por los británicos y, posteriormente, por los Estados Unidos.
¿Pero de dónde sale la leyenda de Sinterklaas?
San Nicolás de Bari
Al parecer tiene dos orígenes. Uno es el de las tradiciones germánicas precristianas: Wodan (u Odín) recorría los cielos montado en Sleipnir, su caballo blanco, acompañado por sus dos cuervos que le revelaban el corazón de los hombres bajo él (los paralelos con Santa Claus son evidentes). El otro es San Nicolás de Bari, importante figura del tiempo cristiano temprano que vivió en la ciudad de Myra en Asia Menor entre los años 270 y 343 de nuestra era.
San Nicolás fue reconocido entre sus contemporáneos por su voluntad de servicio y los milagros que realizaba, pero ante todo por su intención e interés de servir a las poblaciones más pobres. Era famoso por sus célebres regalos, con los que esperaba que las familias menos favorecidas pudiesen beneficiarse.
En particular resalta la historia del pobre labrador de Myra cuya preocupación no cesaba porque no podía pagar la dote de sus hijas y esto las condenaba casi que de entrada a convertirse en prostitutas. Cuenta la leyenda que San Nicolás, al conocer las preocupaciones del hombre, preparó tres cuidadosos bolsos con unas monedas de oro y plata y esperó pacientemente que llegara el momento.
El día que la hija mayor alcanzó la edad para casarse, San Nicolás se acercó a la vivienda y cuidadosamente lanzó el bolso por una de las ventanas abiertas. Se marchó, a sabiendas que no lo encontrarían hasta la mañana. La escena se repitió con la segunda hija, y para entonces ya el padre estaba desesperado: quería conocer la identidad de su benefactor para poder agradecerlo.
Fue así como en la noche que su tercera hija cumpliría la edad para casarse el padre decidió esconderse en las afueras del hogar. San Nicolás se dio cuenta de ello y en lugar de lanzar el bolso, decidió entrar por la chimenea, dejarlo allí y salir. Huelga decir que el padre nunca pudo conocer su identidad.
Las reliquias de San Nicolás
Cuenta la tradición que siglos después de su muerte, para ser precisos en el año 1087, los restos de San Nicolás de Bari fueron llevados a Italia. De allí, partes de su cuerpo se repartieron por Europa: una de ellas terminaría en la ciudad de Lyon, en Francia, y es hoy propiedad del Reverendo Dennis O’Neil, sacerdote de Chicago que colecciona piezas religiosas.
Fue este reverendo el que solicitó a personal de la Universidad de Oxford evaluar su reliquia, pues quería saber si coincidía con las fechas en las que murió San Nicolás de Bari. Y en efecto, el estudio (realizado por Tom Higham y Georges Kazam, directores del Cluster de Reliquias de Oxford) indicó que la persona habría muerto en torno al siglo IV, justo cuando lo hizo San Nicolás de Bari.
La coincidencia es importante. Hay que tener en cuenta que estos huesos se encontraban en Italia, a donde llegaron en el año 1087, lo que significa que lo más probable es que fueran huesos “falsos” de este periodo aproximadamente. En general, los análisis de reliquias suelen revelar que se trata de huesos pertenecientes a personas posteriores al supuesto “santo” que allí se mantiene.
El hecho de que la fecha coincida de manera precisa hace sin lugar a dudas pensar que la tumba podría haber sido legítima, y que los restos son en efecto los de San Nicolás de Bari. Los investigadores se encuentran realizando más análisis para ver si pueden encontrar la proveniencia de los restos, y así demostrar con más seguridad que se trata, en verdad, del clásico santo romano.
El siguiente paso será comparar estos restos con otros, que se encuentran en Venecia, y verificar que pertenezcan a la misma persona. Si bien jamás se podrá demostrar de manera definitiva que los restos sean del santo, al menos se podrá demostrar que provienen del mismo lugar y tiempo que él.
Bibliografía: - https://www.eltiempo.com/mundo-curioso/la-existencia-de-papa-noel-159214
- https://en.wikipedia.org/wiki/Saint_Nicholas#Miracles_and_other_stories
- https://www.huffingtonpost.com/entry/oxford-relic-st-nicholas_us_5a29ab6ae4b069ec48abddcc
Imágenes: 1: wikipedia.org, 2: infovaticana.com, 3: newsweek.com