Una mujer interesada en la muerte
Elisabeth Kübles Ross nació en Suiza el 8 de julio de 1926. Se mudó a Nueva York en 1958, en donde vivió el resto de su vida hasta su muerte acaecida hace 11 años. Fue una renombrada psicóloga que se dedicó a analizar, comprender y tratar la mente y los pacientes que se encuentran en un estado cercano a la muerte. Lo más interesante de su obra es que, al final de su vida, Kübles Ross estaba convencida de que la vida después de la muerte era una realidad.
La opinión de una profesional
Kübles Ross sentó las bases de los modernos cuidados paliativos (es decir, los que se aplican a los pacientes que van a morir): su obra analizó las fases de este periodo de la vida y ayudó a comprender las razones detrás de las actitudes de las personas que se enfrentan a esto. Sin embargo, también comenzó a notar patrones interesantes, reacciones inesperadas y recuerdos del “otro lado” en pacientes que habían experimentado un episodio cercano a la muerte.
Uno de los casos que la impresionó más fue el de una paciente de apellido Schwartz, quien habría presenciado desde la puerta de la sala de cirugía el proceso de reanimación que le realizaron cuando sufrió un ataque al corazón. De acuerdo con el relato de Kübles Ross, la paciente no solo recordaba el orden de entrada del personal y la indumentaria que traía, sino que podía decir quién había realizado cuál acción a lo largo de los 10 primeros minutos de cirugía, luego de los cuales perdió la consciencia.
Relatos inexplicables. ¿Hay vida después de la muerte?
Estos casos, afirma la doctora, son más comunes de lo que uno creería. Al investigar casos de pacientes que sufrieron un accidente, por ejemplo, ella se encontraba con eventos en los que una persona completamente inconsciente había registrado los momentos en los que los paramédicos la sacaban del auto y la ingresaban a una ambulancia, siendo capaces de detallar algunas cosas que estaban por fuera de su rango de visión o audición (sin contar, claro, con que estaban inconscientes).
Son muchos los casos en los que el fenómeno puede explicarse por “proyecciones mentales” del deseo de estar vivo (es decir, por algo así como alucinaciones). Sin embargo, Kübles Ross afirma que hubo casos en los que de ninguna manera podía el paciente haber visto, oído o detectado algunos detalles que luego narraba con toda naturalidad. Los casos más icónicos involucraban pacientes ciegos indicando los colores de la ropa de los paramédicos o pacientes sordos que contaban las conversaciones en torno a su cama.
Kübles Ross solía relatar una ocasión en la que una pequeña de 10 años, tras un evento parecido, le contó a su padre que su hermano la había abrazado y le había dicho que nada iba a suceder. La muchacha luego dijo que no tenía hermanos (y que estaba algo confundida al respecto), pero su padre rompió en lágrimas y le confesó que, antes de su nacimiento, la familia había perdido a un bebé de 3 meses. El hermano mayor sería quien ahora la estaba consolando.
En los casos que ella se encontró, Kübles Ross afirmó que jamás una persona que había tenido una experiencia cercana a la muerte volvía a sentir miedo a morir. De acuerdo con su teoría, el ver lo que nos espera quita mucha presión sobre lo que, creemos, va a ser el final de nuestra existencia. Porque, al fin de cuentas, no es realmente el final de nuestra existencia.
¿Has vivido alguna experiencia como las que narran aquí?
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