Desde que el hombre es hombre siempre ha sentido la necesidad de desplazarse, explorar y conocer nuevos parajes, que vengan a satisfacer su curiosidad o ganas de aventura, o simplemente sus necesidades de sustento.
Simbología del viaje
No obstante, aunque los ancestros del hombre fueron esencialmente nómadas, la evolución de la civilización trajo consigo también la vida sedentaria, pues con el advenimiento de la agricultura y la cría, se debía permanecer en el mismo sitio geográfico, a fin de procurar los cuidados necesarios, destinados a producir la comida del clan. Sin embargo, aunque la vida haya devenido a este estadio, en lo profundo de los genes humanos continúa el instinto por conocer nuevos paisajes, por lo que el deseo de viajar continúa en él.
Empero, entre más avanza y evoluciona la civilización, el hombre cuenta con mayores exigencias, que no le permiten viajar tan continuamente como lo desee, pues siempre surgen cosas prioritarias como el estudiar, trabajar, formar una familia, criar a los hijos, que van dejando a la persona en la obligación de permanecer en el mismo lugar, sin que pueda vivir la experiencia de trasladarse y conocer otros sitios, al tiempo en que mueve su interior y se conoce a sí mismo, tal como indican los poetas, pues al parecer para cambiar hay que empezar por moverse, ya que nunca se regresará –si se regresa- igual de ningún viaje. De esta forma, viajar es símbolo de cambio, de evolución, crecimiento, de mover las cosas de su sitio, para ver cómo se reorganizan, aun cuando, en la actualidad, no todos puedan hacerlo tan fácilmente.
Frases célebres sobre viajar
En este sentido, muchos pensadores hacen votos también por recordar que la excusa para no viajar jamás debe ser económica o estar ceñida al tiempo, pues precisamente esas son las dos grandes justificaciones de aquellos que no viajan, aun queriéndolo, pues –según algunas opiniones- en realidad les aterra salir de su zona de confort, olvidándose de que –como dice algún pensamiento- hay tantos lugares por conocer y una sola vida para hacerlo. En consecuencia, son muchos los ejemplos de los pensamientos y consejos que a este respecto han formulado los grandes pensadores de la Historia, en su intento por advertir a sus semejantes el peligro que se corre de quedarse para siempre en un mismo paisaje, sin poder conocer otro. A continuación algunos de ellos:
Mark Twain “Viajar es un ejercicio con consecuencias fatales para los prejuicios, la intolerancia y la estrechez de mente”. (Mark Twain)
“Viajar es un ejercicio con consecuencias fatales para los prejuicios, la intolerancia y la estrechez de mente”. (Mark Twain)
Poético como siempre, el autor estadounidense Mark Twain expresa en una línea cómo los prejuicios, entre otros sentimientos opresivos, son causa directa de creer que el mundo es tal como lo conocemos, hecho que lleva al individuo a acusar de extraño, e incluso rechazar, lo que no compagine con sus ideas y visión. De esta forma, parafraseando a Twain, viajar es la forma más práctica de asegurarse que un individuo conozca las múltiples formas de vida que hay, entendiendo que la intolerancia o el rechazo hacia lo distinto en realidad, lejos de ser un estado de prestigio, es simplemente señal de una visión reducida, y de –como dice la locución popular- falta de mundo.
San Agustín “El mundo es un libro y aquellos que no viajan solo leen una página”. (San Agustín)
“El mundo es un libro y aquellos que no viajan solo leen una página”. (San Agustín)
En casi igual sintonía, este padre de la Iglesia alzaba su voz para advertir la gran diversidad de culturas, historias y paisajes que habían sobre la tierra, y cómo el humano debía procurarse –aun cuando fuese algunas vez en la vida- la maravilla de recorrer parte de las otras páginas existentes, más allá de la que le tocó habitar por destino. No hacerlo, en palabras de San Agustín, era tener que leer y releer siempre la misma historia, tener que quedarse sólo con un fragmento de esta.
Samuel Johnson “Viajar sirve para ajustar la imaginación a la realidad, y para ver las cosas como son en vez de pensar cómo serán”. (Samuel Johnson)
“Viajar sirve para ajustar la imaginación a la realidad, y para ver las cosas como son en vez de pensar cómo serán”. (Samuel Johnson)
Por su parte, en un sentido mucho más pragmático, este escritor británico se refería a la imaginación, que aun albergando el impulso aventurero dentro de ella, se limitaba a pensar cómo serían otros rincones del mundo, sin llevar a cabo la acción de emprender el viaje, hecho necesario para que la mente pueda corroborar si lo que ha imaginado es cierto, al tiempo de que tenga la oportunidad de llenarse de muchos más elementos que vengan a alimentar la creatividad.
Lin Yutang “Nadie se da cuenta de lo hermoso que es viajar hasta que vuelve a casa y descansa sobre su almohada vieja y conocida”. (Lin Yutang)
“Nadie se da cuenta de lo hermoso que es viajar hasta que vuelve a casa y descansa sobre su almohada vieja y conocida”. (Lin Yutang)
Viendo el viaje desde otro punto de vista, este escritor chino del siglo XX, colocaba el acento en el elemento final que hace que el viaje sea viaje, y no desplazamiento continuo sin rumbo: el regreso, puesto que tal como un alpinista sólo le gana a la montaña cuando ha hecho cumbre y descendido, sólo se puede hablar de viaje cuando se ha ido y vuelto. De esta forma, Lin Yutang recuerda que el momento justo en donde el humano comprende la experiencia por la que ha pasado, es cuando vuelve sobre lo conocido, para asimilar la belleza que ha vivido en su viaje.
Cesare Pavese “Viajar es una brutalidad. Te obliga a confiar en extraños y a perder de vista todo lo que te resulta familiar y confortable de tus amigos y tu casa. Estás todo el tiempo en desequilibrio. Nada es tuyo excepto lo más esencial: el aire, las horas de descanso, los sueños, el mar, el cielo; todas aquellas cosas que tienden hacia lo eterno o hacia lo que imaginamos como tal”. (Cesare Pavese)
“Viajar es una brutalidad. Te obliga a confiar en extraños y a perder de vista todo lo que te resulta familiar y confortable de tus amigos y tu casa. Estás todo el tiempo en desequilibrio. Nada es tuyo excepto lo más esencial: el aire, las horas de descanso, los sueños, el mar, el cielo; todas aquellas cosas que tienden hacia lo eterno o hacia lo que imaginamos como tal”. (Cesare Pavese)
Finalmente, de forma totalmente irónica, el célebre poeta italiano Cesare Pavese recuerda cómo viajar es el acto que más puede alejar a una persona de su zona de confort, pues lo saca de su círculo seguro y estable, para lanzarlo al mundo, en donde vuelve a recuperar –interpretando las líneas de Pavese- lo que lo hace esencialmente humano: la naturaleza, la vida, conectándose entonces con lo universal, con lo eterno. Quizás por esto es que los poetas afirman que quien viaja cambia para siempre.
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