Aun cuando existe un profundo y extendido debate en la Filosofía sobre el Aprendizaje, así como el momento en que este comienza, termina o bajo qué parámetros debe realizarse, lo cierto es que la mayoría de los pensadores coinciden en reconocer en este proceso intelectual del humano el mayor valor de este como individuo.
¿Qué es el aprendizaje?
En este sentido, también sería importante tomar en cuenta qué es específicamente el Aprendizaje, proceso que básicamente –más allá de las definiciones particulares que haya podido elaborar cada uno de los intelectuales que lo han definido- es entendido como un proceso cognitivo, por medio del cual el individuo, a través de actividades como la observación, el pensamiento, la experiencia o el seguimiento de instrucciones, logra adquirir ciertas destrezas, las cuales se traducirán en nuevos conocimientos, o la modificación de los conocimientos ya existentes.
En consecuencia, siendo entendido entonces el Aprendizaje como un proceso de adquisición de nuevos conocimientos y destrezas, se puede concluir también que es un proceso inherente al humano, más allá de las capacidades cognitivas de cada persona, puesto que –según señalan algunos educadores especiales- más allá de que en la persona exista un grado de discapacidad cognitiva está también presente el aprendizaje. En consecuencia, todos los seres humanos nacen con la posibilidad de aprender.
Frases sobre el aprendizaje
Sin embargo, una afirmación de este tipo puede desatar igualmente múltiples debates sobre los distintos tipos de inteligencia, qué es en realidad lo que miden las pruebas de coeficiente intelectual, entre otras categorías e instancias, que insertas en el tema del Aprendizaje pretenden discriminar quiénes son más aptos para hacerlo.
Por otro lado, también es importante resaltar cómo en diferentes etapas de la Historia del conocimiento, en específico durante el mundo antiguo y el Renacimiento, se le da pedestal al Aprendizaje, el saber, el conocimiento y el pensamiento como máximo valor del ser humano, ignorando quizás aspectos un poco más subjetivos, pero igualmente humanos, como por ejemplo la inteligencia emocional, la habilidad artística, la sensibilidad sensorial, entre otras entidades que en la actualidad poco a poco reclaman su foco en el concepto de inteligencia humana.
No obstante, una buena forma de pasar rápidamente revista sobre cómo ha sido entendido el Aprendizaje por las distintas generaciones de filósofos, pensadores y educadores puede que sea traer a capítulo algunas de las frases pronunciadas por sus más célebres representantes. A continuación, algunas de ellas:
Platón (427 a.C. – 347 a.C.) Todo lo que se llama estudiar y aprender no es otra cosa que recordar.
Todo lo que se llama estudiar y aprender no es otra cosa que recordar.
En primer lugar, se puede traer a colación esta frase del filósofo clásico Platón, en donde se deja en evidencia el carácter innato que tenía para los griegos el conocimiento. De esta manera, según se infiere en las palabras de este filósofo griego, cuando el ser humano inicia un proceso de aprendizaje, en realidad no está aprendiendo cosas nuevas que no estén en él, sino que inicia un proceso en donde las ideas y conocimientos, que están en él de forma natural, antes de que nazca, afloran como recuerdos. De esta manera, aprender es volver a captar el conocimiento dentro de sí mismo.
Séneca (2 a.C. – 65 d.C.) Hay ciertas cosas que para hacerlas bien no basta haberlas aprendido.
Hay ciertas cosas que para hacerlas bien no basta haberlas aprendido.
Por su parte, siglos después de Platón, Séneca ponía su acento en otro aspecto que puede verse en las habilidades de un ser humano, y que no siempre tienen que ver con la capacidad de aprendizaje o que tan estricto o completo haya sido este, sino que se relacionan más con el talento. En consecuencia, dos individuos pueden iniciar y transitar por el mismo proceso de aprendizaje, pero mostrar diferentes desempeños en el mismo campo, puesto que esto ya no dependerá que la capacidad de aprendizaje, sino de otras habilidades, que pueden saber o no aplicar mejor en aquello que desempeñan.
Confucio (551 a.C. – 478 a.C.) Aprender sin reflexionar es malgastar la energía.
Aprender sin reflexionar es malgastar la energía.
Así también, aquellos grandes pensadores que han tomado un momento en sus vidas para reflexionar sobre el Aprendizaje humano, se han mostrado interesados en el proceso pedagógico que está relacionado con él. En este orden de ideas, surge entonces como ejemplo esta frase de Confucio, filósofo chino quien ya cinco siglos antes de Cristo, alzaba la voz para indicar la importancia que tienen en el proceso de aprendizaje la reflexión, puesto que si solo se adquieren conocimientos, sin que exista un proceso de análisis que lleve al individuo a entender o llevar ese conocimiento a su mundo, el tiempo se dará por perdido, puesto que entonces el proceso de aprendizaje no sucederá realmente, será un simple consumo y repetición de datos sin sentido.
Benjamin Franklin (1706 – 1790) Dime y lo olvido, enséñame y lo recuerdo, involúcrame y lo aprendo.
Dime y lo olvido, enséñame y lo recuerdo, involúcrame y lo aprendo.
En esta misma tónica pedagógica, pero más de veinte siglos después que Confucio, el intelectual estadounidense Benjamin Franklin resaltaba la importancia de involucrar al estudiante en el proceso que se pretende aprenda. Por ende, parafraseando las ideas de Franklin, el Aprendizaje no sucederá solo con un maestro que diga por horas una lección. Ni siquiera a través de mostrar a quien se quiere enseñar cómo debe llevarse a cabo la actividad. Sino que es totalmente necesario que la persona que desee adquirir un conocimiento se enfrente con la práctica, se sienta inmerso en el proceso, lo conozca, resuelva con sus capacidades los obstáculos que este le proporciones, en fin, haciendo para aprender, o lo que es igual: se aprende haciendo.
B.B. King (1925 – 2015) Lo maravilloso de aprender algo, es que nadie puede arrebatárnoslo.
Lo maravilloso de aprender algo, es que nadie puede arrebatárnoslo.
Finalmente, otro de los aspectos que ha maravillado a muchos pensadores y educadores sobre el Aprendizaje es precisamente su carácter intangible, lo cual lo convierte –a la vista de muchos- en una posesión humana, que no sólo es invaluable, sino que también –aun cuando es transferible- se encuentra a resguardo.
Es decir, nadie en el mundo puede destruir o robar lo que otro ha fijado en sí como un aprendizaje. Por ende, tal como dijo en su momento este guitarrista estadounidense, lo mejor que tiene el proceso de aprendizaje es que sus frutos le pertenecen únicamente a quien los ha cultivado, y a pesar de que pueda compartirlos a voluntad, puede considerar que tiene una fortuna intocable, que nadie logrará arrebatarle. Un tesoro a salvo de ladrones, que puede crecer sin medida hasta el final de los días.
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