Tal vez lo mejor, antes de exponer algunas de las más célebres frases sobre la Avaricia, sea recomendable revisar de forma breve algunos aspectos sobre la naturaleza e implicaciones de esta emoción humana, que pese a ser inherente al individuo, no es valorada como un sentimiento noble o positivo.
La avaricia
De esta manera, a fin de aproximarse a la definición más objetiva que se pueda encontrar sobre la Avaricia, será propicio entonces tomar en cuenta la definición que da de ella la Real Academia Española de la Lengua (RAE) institución en cuyo Diccionario, la palabra Avaricia aparece definida como un sinónimo femenino, proveniente del Latón avaritia, y que en Español es usado para referirse al afán o ganas descontroladas de una persona por adquirir y acumular riquezas, tan solo por el placer de tenerlas.
Sin embargo, el solo hecho de sentir avaricia, o ser avariciosos no determina la buena fortuna, sino que simplemente indica una emoción propia del ser humano, que en algunos individuos se expresa de manera exagerada, es decir, los individuos tienen dentro de sí el germen de la competencia y del querer prosperar, emociones estas que en grados manejables y sanos pueden servir para impulsar al individuo a ir tras sus metas, no obstante, estas emociones también pueden desbordarse haciendo que la persona se torne competitiva, egoísta, no empática y arrogante, lo cual incluso no tendrá que ver realmente con sus niveles de riqueza, o éxito en acumular bienes, pues los niveles de avaricia pueden aparecer perfectamente en individuos que no tienen nada.
De hecho, en ocasiones, según señalan algunos autores es precisamente esa sensación de orfandad, vacío, soledad o miseria las que hacen que el individuo se torne ambicioso, pues tratará a toda costa de tapar con las cosas materiales, o ciertos triunfos –ya que la avaricia puede traducirse también en un intento de atesorar logros- los profundos vacíos emocionales. Por lo tanto, aun cuando hay avariciosos con grandes riquezas, también existirán aquellos avariciosos que en realidad no tengan nada, pues esta emoción no está relacionada con la cantidad de dinero o cosas que se tenga, sino con la cantidad que se quiera, la cual por su puesto –mucha o poca- nunca será suficiente.
Por ende, algunos valores o sentimientos que pueden salvar al Humano de la avaricia son la Humildad, la Autoestima, el Respeto, la Empatía, la Honestidad, el Trabajo, el Compartir, pues estas emociones y prácticas enseñaran a la persona que en la vida, muchas veces, es mejor atesorar amores y amistades, que cosas materiales o políticas.
De ahí que estos valores sean de suma importancia para la Educación moderna, pues esta disciplina ha encontrado en ellos los pilares de la conformación de un individuo equilibrado, sano y en armonía, ya que emociones como la Avaricia movilizan a la persona desde lo negativo, conduciéndolo a caminos, en donde si bien puede lograr conseguir sus objetivos materiales, en realidad no encontrará la felicidad y la autorrealización positiva.
Frases sobre avaricia
Empero, no sólo es la Educación moderna la que se ha interesado en esta emoción, ya que la Avaricia ha sido cuestionada y desdeñada por casi todas las generaciones, aun cuando algunos reconocen que en ella existe una importante fuerza, que si es bien administrada puede fortalecer la voluntad del humano, a fin de insertarse en una sociedad competitiva, y obtener ciertos triunfos.
Por ende, ha sido tema de interés para algunos de los más reconocidos autores y pensadores, quienes durante su obra han expresado algunas importantes frases, que pueden ser útiles a la hora de ver cómo ha evolucionado el concepto de Avaricia durante todas las épocas. A continuación, algunas de ellas:
Jean de La Fontaine (1621 -1695) La avaricia lo pierde todo por quererlo todo.
La avaricia lo pierde todo por quererlo todo.
Esta frase del escritor y poeta francés, Jean de La Fontaine puede ser tomada como una versión estilizada del antiguo refrán popular que reza “la avaricia rompe el saco”. De esta manera, para este autor europeo del siglo XVII, la Avaricia sería una de las principales garantías que tendría un individuo de perderlo todo, pues en su magnánimo deseo de quedarse con todo, quizás no mida también los peligros que pueden amenazar su riqueza. Por ende, una de las mayores posibilidades del avaricioso, irónicamente, será uno de sus mayores miedos: no tener nada.
Aristóteles (384 a.C. – 322 a.C.) Avaro es el que no gasta en lo que debe, ni lo que debe, ni cuándo debe.
Avaro es el que no gasta en lo que debe, ni lo que debe, ni cuándo debe.
En algunas ocasiones se puede pensar que la Avaricia o la Ambición son emociones que conducen al individuo a ir tras los pasos de las riquezas que añoran. No obstante, la tenencia de esos bienes materiales, lejos de ser un disfrute, es también una condena o un presidio, puesto que por un lado, una vez conquistado el bien material que se persigue este no reportará satisfacción duradera, puesto que de inmediato el avaricioso querrá más. Así mismo, el individuo vivirá el miedo de perder aquello que ha logrado.
De esta manera, se debe romper con el pensamiento de que aquel que es avaricioso, una vez conseguida su riqueza podrá disfrutarla con tranquilidad, pues esto no es así, y por el contrario para el avaricioso tener posesiones es todavía mucho peor que no poder conseguirlas, pues existe el miedo a perderlas, las ganas de tener más, y casi nunca pueden disfrutarlas.
Francisco de Quevedo (1580 -1645) El avaro visita su tesoro por traerle a la memoria que es su dueño, carcelero de su moneda.
El avaro visita su tesoro por traerle a la memoria que es su dueño, carcelero de su moneda.
Y es que, tal como reseña Francisco de Quevedo, escritor del Siglo de Oro Español, el objetivo del avaro será siempre conseguir aquello que atesora, sin que en ese plan esté incluido el disfrute de lo conseguido, pues el placer se encuentra en solo la conciencia de ser su dueño. Por lo tanto, sea dinero, bienes o experiencias, el avaro irá tras de ellas, las conseguirá, y luego no podrán disfrutar el tenerlo, o gastarlos, ya que ese no es el objetivo del avaro, él no quiere disfrutarlo, quiere tenerlo simplemente.
En esa medida, el Avaro será el “carcelero” de sus bienes, así como su tesoro también será su carcelero. Es decir, que será preso de sus deseos, y de sus posesiones, sin siquiera tener la libertad de ser feliz, pues la Avaricia es una condena.
Franz Kafka (1883 – 1924) “La avaricia, sin duda, es uno de los signos más auténticos de la infelicidad profunda.”
“La avaricia, sin duda, es uno de los signos más auténticos de la infelicidad profunda.”
En este sentido, la Avaricia, tal como señala este escritor europeo del siglo XX, será una de las emociones humanas que más posibilidades tiene de conducir al ser humano a la infelicidad, pues lo obsesionará con conseguir la mayor cantidad de riquezas. No obstante, las personas avaras no podrán imaginarse ni el hecho de gastar o disfrutar sus bienes, al tiempo que sufrirán constantemente con la idea de perderlas. En consecuencia, entre el deseo desmedido de tener cosas, y el miedo a perderlo, el humano será también preso de su propia avaricia.
Albert Guinon (1863-1923) “El avaro experimenta a la vez todas las preocupaciones del rico y todas las penalidades del pobre.”
“El avaro experimenta a la vez todas las preocupaciones del rico y todas las penalidades del pobre.”
Otro ejemplo de las frases que dibujan la fatalidad que puede vivir el ser humano, preso de la Avaricia, es esta del dramaturgo español, Albert Guinon, quien reseñaba que la persona que padece de Avaricia, puesto que tal como lo hace el rico, que sufre por perder lo poco a mucho, que tiene, también vivirá las vicisitudes del pobre, pues el miedo de perder lo que tiene, no le permitirá gastar, usar o disfrutar lo que tiene, por lo que tener posesiones no significará que tenga una vida holgada, pues su miedo a perderlo todo, lo hará cuidar sus tesoros incluso ante sí mismo.
Erich Fromm (1900 – 1980) “La avaricia y la paz se excluyen mutuamente”.
“La avaricia y la paz se excluyen mutuamente”.
En consecuencia, tal como señala Erich Fromm, la Avaricia es un sentimiento que no se corresponde con la Paz, pues todo aquel que tenga una vida orientada solo hacia el hecho de acumular bienes, y no perderlos ni tocarlos bajo ninguna medida, no tendrá en ningún momento Paz, pues su ambición y sus miedos, no lo dejará tener una existencia tranquila y armoniosa. Por ende, ambas emociones, la Avaricia y la Paz no son compatibles.
Pitágoras “No seas ambicioso y tacaño; la justa medida es excelente en tales casos.”
“No seas ambicioso y tacaño; la justa medida es excelente en tales casos.”
El sentimiento opuesto a la Avaricia –también conocida como ambición- puede ser la tacañería, la cual se caracteriza por el deseo de no gastar absolutamente nada de lo propio. Cualquiera de los dos sentimientos pueden conducir al hombre a la miseria, así también como a la infelicidad. En consecuencia, tal como señalaba Pitágoras, el gran matemático de la historia, la medida justa entre las ganas de tener y la posibilidad de gastar, serán el secreto de una vida equilibrada, y de una vida feliz.
Erich Fromm “La avaricia es un pozo sin fondo que agota a la persona en un esfuerzo interminable por satisfacer sus necesidades, sin llegar nunca a conseguirlo.”
“La avaricia es un pozo sin fondo que agota a la persona en un esfuerzo interminable por satisfacer sus necesidades, sin llegar nunca a conseguirlo.”
Tal vez la razón por la cual la Avaricia no producirá jamás la felicidad, por más que la persona consiga acumular riquezas, sea precisamente por su carácter insaciable, el cual convierte a este sentimiento en un pozo sin fondo, como refiere Erich Fromm, haciendo que el individuo dedique todo su esfuerzo en acumular bienes, que no podrá disfrutar, por el miedo a perder, y el terror gastar. En consecuencia, es un “esfuerzo interminable” y agotador, que termina por consumir a la persona.
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