En el ámbito poético, el concepto de “Corazón” sirve para referirse a los sentimientos, la parte emotiva e incluso el propio espíritu del individuo, por eso no es de extrañar que sea eje central de muchos de los pensamientos relacionados a la naturaleza humana o al futuro de esta. Sin embargo, previo a exponer algunos de los pensamientos más célebres respecto a este tema, es bueno que se revisen ciertos aspectos sobre él.
Concepto de corazón
En este sentido, lo primero que podrá encontrarse en cómo la definición de “Corazón” ha sido explicado por varias corrientes de pensamientos, por lo que existen varias visiones sobre él. Por ende, la forma más objetiva de abordar esta definición puede ser la de tener en cuenta el concepto manejado por la Real Academia Española de la Lengua (RAE), institución lingüística que le otorga una entrada en su Diccionario, en donde pueden leerse varias entradas, como las que se muestran a continuación:
Órgano de naturaleza muscular, común a todos los vertebrados y a muchos invertebrados, que actúa como impulsor de la sangre, y que en el ser humano está situado en la cavidad torácica.
En primer lugar, se encuentra la definición científica de “Corazón”, la cual se refiere a su condición de órgano vital para los animales vertebrados, como por ejemplo el ser humano, y algunos invertebrados, y cuya función primordial es asegurar el continuo bombeo de sangre por el cuerpo, lo cual a su vez garantiza el cumplimiento de ciertas funciones orgánicas. Así mismo, en la entrada del concepto “corazón” de la RAE se pueden leer otras entradas como las siguientes:
- m. Ánimo o valor. No tuvo corazón para abandonarlo.
- m. Sentimientos. Es una persona de buen corazón.
- m. Centro de algo. El corazón de una manzana.
En estas acepciones se puede notar que el concepto “corazón” tiene también una naturaleza metafórica, sirviendo como símbolo de varias situaciones humanas, como por ejemplo los sentimientos o el propio valor. En otro sentido, el corazón –quizás por la importancia que este refiere para el organismo humano- también sirve como imagen de “centro”.
Frases sobre el corazón
Pese a ser el órgano de mayor importancia para el cuerpo humano, además del cerebro, parece que al arte y a la Literatura, en realidad no les interesa tanto el sentido científico de este órgano, como su imagen poética, la cual ha nutrido de forma importante los temas románticos, así como aquellos relacionados con la propia condición humana.
Por ende, son cientos los pensamientos que existen sobre el “corazón” y sus implicaciones en la vida, a lo largo de los siglos del pensamiento humano. A continuación, algunos ejemplos de aquellos pronunciados por los pensadores más célebres de la Historia:
Confucio (551 a.C. – 478 a.C.) Debes tener siempre fría la cabeza, caliente el corazón y larga la mano.
Debes tener siempre fría la cabeza, caliente el corazón y larga la mano.
Un ejemplo de este tipo de pensamientos lo constituye esta sentencia de Confucio, filósofo chino del siglo V a.C, para quien el ser humano debía practicar tres virtudes: no dejar que sus pensamientos y decisiones fueran tomadas al calor de la emocionalidad, sino de ideas analizadas y convenientes; por otro lado, los sentimientos nunca deberían ser fríos, sino que deberían hacer que el humano se sintiera vivo en todo momento; por último, la mano siempre tendría que estar extendida para alcanzar la mano del prójimo, que pudiera necesitar ayuda.
Joseph Joubert (1754 – 1824) La razón puede advertirnos sobre lo que conviene evitar; sólo el corazón nos dice lo que es preciso hacer.
La razón puede advertirnos sobre lo que conviene evitar; sólo el corazón nos dice lo que es preciso hacer.
Sin embargo, que las decisiones deban tomarse a la luz de un pensamiento frío y analítico, no quiere decir que el corazón no haya de ser consultado. En este sentido, a la luz de la frase de este ensayista francés del siglo XIX, Joseph Joubert, el concepto de “corazón” se referiría a la intuición humana, anidada en los sentimientos, siendo esta otra acepción para esta palabra.
De esta manera, son varios los pensadores que consideran la sabiduría del corazón humano, pues este sería el termómetro que le referiría al hombre si está actuando de forma correcta o no, es decir, que además de intuición, el corazón también podría servir como imagen de “conciencia”.
Antonio Machado (1875 – 1939) En el corazón tenía la espina de una pasión. Logré arrancármela un día: ya no siento el corazón.
En el corazón tenía la espina de una pasión. Logré arrancármela un día: ya no siento el corazón.
Además de considerarse la casa de los sentimientos, la conciencia o la intuición, para algunos pensadores, el corazón es también el nido de las pasiones humanas, e incluso el vehículo que se deja guiar por ellas. Un ejemplo de esta corriente de pensamiento lo constituye esta frase de Antonio Machado, poeta español del siglo XX, para quien sin pasiones, el corazón básicamente dejaría de sentirse, pues al parecer estas, las pasiones serían el centro del corazón, así como su propia alma.
Pitágoras de Samos (582 a.C. – 497 a.C.) Purifica tu corazón antes de permitir que el amor se asiente en él, ya que la miel más dulce se agria en un vaso sucio.
Purifica tu corazón antes de permitir que el amor se asiente en él, ya que la miel más dulce se agria en un vaso sucio.
Al ser pensado como el receptáculo de los sentimientos, algunos pensadores han colocado el acento en la responsabilidad que tiene el ser humano en relación con la calidad y pureza de los sentimientos que este puede o debe permitir anidar en su centro. Un ejemplo de esto lo constituye esta frase del filósofo y matemático, Pitágoras de Samos, para quien un corazón que anidara sentimientos perversos o indignos, tarde o temprano se convertiría en una copa contaminada, en donde se dañarían incluso los sentimientos puros, que entraran después, como por ejemplo el amor.
De hecho, esta pensador griego usa la imagen la miel, y el peligro que corre de agriarse, ante un cáliz sucio, incluso cuando esta sustancia por naturaleza no se daña, a lo largo de los siglos, lo cual podría ser considerado entonces como un recurso expresivo de este filósofo, a fin de demostrar la gran capacidad dañina de los malos sentimientos para el corazón.
René de Chateaubriand (1768 – 1848) Mientras que el corazón tiene deseo, la imaginación conserva ilusiones.
Mientras que el corazón tiene deseo, la imaginación conserva ilusiones.
Así como el corazón es entendido por algunos como el centro de los sentimientos, otros más también lo relacionan con el centro de las pasiones, e incluso como el fabricante de los deseos. En este sentido, tal como lo menciona René de Chateaubriand, escritor francés del siglo XIX, el corazón es una fuente que puede engendrar aquellos deseos, que tienen la capacidad de movilizar al ser humano, e incluso de alimentar su imaginación. Lo cual, si se considera que la posibilidad de desear es lo que mantiene vivo el ánimo humano, el corazón sería precisamente la fuente que garantizaría la capacidad del ser humano de soñar, vivir, luchar y continuar.
Juan Zorrilla de San Martín (1855 – 1931) Nada pesa tanto como el corazón cuando está cansado.
Nada pesa tanto como el corazón cuando está cansado.
No obstante, aun cuando el corazón sirve de nido a las emociones, intuiciones, pasiones y deseos humano, no debe verse como un receptáculo infinito o inanimado, sino todo lo contrario, pues el corazón es un órgano vivo, que así como tienen la capacidad de sentir ilusiones, también se resiente y recibe los reveses y desilusiones, sentimientos estos que lo van mellando o cansando.
En este sentido, algunos pensadores, como por ejemplo este poeta uruguayo del siglo XX, Juan Zorrilla de San Martín, reseñaba que no hay algo tan duro de cargar, para el ser humano, como un corazón cansado, pues si se piensa bien ¿qué pasa cuando el centro responsable de la felicidad, ilusión y ganas de vivir simplemente no puede desear? Seguramente se hará muy difícil el andar.
Antoine de Saint-Exupéry (1900 – 1944) Sólo se ve bien con el corazón; lo esencial es invisible para los ojos.
Sólo se ve bien con el corazón; lo esencial es invisible para los ojos.
Igualmente, para algunos pensadores, aun cuando las decisiones y estrategias respondan al cerebro analítico, la conexión del humano con el mundo debería hacerse a través del corazón, pues este, siendo el cúmulo de sentimientos, permitiría entonces un nexo sensible, humano y bondadoso con el entorno.
Un ejemplo de este pensamiento lo constituye la famosa frase del libro El principito, escrito por el autor francés, Antoine de Saint- Exupéry, para quien los ojos, teniendo conexión directa con el cerebro, podían conducir a realizar juicios y sentencias prejuiciosas sobre aquello que ofrece el mundo, mientras que pasar por el filtro del corazón las diversas situaciones y personas, de seguro facilitaría el poder ver las cosas en su esencia, más allá de lo superficialmente visible.
Khalil Gibran (1883 – 1931) En el rocío de las pequeñas cosas, el corazón encuentra su mañana y toma su frescura.
En el rocío de las pequeñas cosas, el corazón encuentra su mañana y toma su frescura.
Por otro lado, al igual que algunos pensadores han destacado la importancia de cuidar la salud e integridad de los sentimientos que anidan en el corazón, otros tanto han colocado la lupa sobre la necesidad que formar un corazón humilde, que sepa que la riqueza del mundo y la base de la felicidad son los pequeños detalles, o al menos las cosas simples.
Un ejemplo de esta postura la constituye esta frase del poeta libanés del siglo XX, Khalil Gibran, para quien el secreto de un corazón feliz era reconocer que la alegría estaba en dejarse compensar por las cosas pequeñas y simples de la vida, pues ahí estaba el secreto de la paz.
Ernest Hemingway (1899 – 1961) El hombre tiene corazón, aunque no siga sus dictados.
El hombre tiene corazón, aunque no siga sus dictados.
Aun cuando es extendido en el inconsciente colectivo que el corazón es la guía por la cual se debe guiar el humano, en tanto es el receptáculo de los sentimientos, así como el centro en donde reside la intuición, no todos los humanos se permiten conectarse con el mundo desde este centro, sino que prefieren aferrarse a la aparente seguridad que les da su mente analítica.
Sin embargo, tal como lo señalaba en su momento el célebre escritor estadounidense del siglo XX, Ernest Hemingway, aun cuando el humano se resista a seguir sus dictados, en todos existe un corazón que empuja, que da a luz pasiones, que grita ante el peligro y que desea lo que no tiene. A la luz de esta pensamiento, se podría pensar también que tarde o temprano ese corazón gritará más fuerte que la razón.
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