Tal vez una de las situaciones más temidas para la ética y la moral sean la Corrupción, pues es un efecto que atenta contra la integridad, tanto de la persona que se deja atacar por ella, como de los semejantes que lo rodean, de ahí que sea tema central de discusión para cientos de pensadores, a lo largo de los siglos.
Sin embargo, antes de exponer algunas de las tantas posturas que existen frente a esta acción humana, rechazada por unanimidad, se revisará el propio concepto de Corrupción, a fin de poder entender cada uno de estos pensamientos en su justo contexto.
Definición de Corrupción
Siendo entonces un tema tan discutido y abordado, no es de extrañar que exista una gran cantidad de distintas definiciones sobre la Corrupción, por lo que escoger una en particular puede ser un tema complejo. Por ende, la forma más objetiva que puede decidirse para aproximarse a la definición de Corrupción sea tomando en cuenta aquella registrada por la Real Academia Española de la Lengua (RAE), institución lingüística que le concede al concepto “Corrupción” una entrada en su Diccionario, en donde se pueden leer algunas de las siguientes acepciones:
- f. Acción y efecto de corromper o corromperse.
- f. Alteración o vicio en un libro o escrito.
- f. Vicio o abuso introducido en las cosas no materiales. Corrupción de costumbres, de voces.
- f. En las organizaciones, especialmente en las públicas, práctica consistente en la utilización de lasfunciones y medios de aquellas en provecho, económico o de otra índole, de sus gestores.
En consecuencia, de forma general, la Corrupción podrá ser entendida como el mecanismo por medio del cual un proceso, persona u objeto pierde su integridad, degradándose y naciendo a una versión peor de la original. Así mismo, se evidencia cómo esta alteración puede darse como producto del tiempo o de errores accidentales, al igual que motivado por una decisión propia, caso en el que entonces entran también en juego otros temas importantes como la conciencia, la honestidad, la ética, etc.
En tiempos modernos, el concepto de Corrupción se usa sobre todo en la vida política, siendo el término por excelencia para definir el manejo deshonesto del dinero público por parte de los representantes de la ciudadanía. Siendo esto un acto que defrauda la confianza depositada inicialmente en estos actores políticos, así como un efecto que trae consecuencias negativas para la sociedad en general, pues el dinero desviado deja de estar disponible para el bienestar de todos, no es de extrañar que la Corrupción política sea el defecto más criticado de este ámbito social.
De igual forma, existe una corrupción aun peor que la política, aquella que opera en la integridad del ser humano, sobre todo en los más vulnerables, como por ejemplo los niños. En este sentido, se tiene que la Corrupción de menores viene dada cuando un adulto conduce al niño o a la niña a hacer cosas que le dañan, y que para nada están de acuerdo con su edad, como por ejemplo actos lascivos, consumo de sustancias o prácticas delictivas. Por ende, la Corrupción de la infancia –además de la política- es otro de los temas álgidos que toman el centro de las discusiones sobre ética y moral, en tiempos modernos.
Frases sobre la corrupción
Por consiguiente, no es de extrañar entonces que este tipo de acción, es decir, la Corrupción, haya sido objeto de estudio, discusión y preocupación para muchos de los pensadores, políticos y sociólogos, a lo largo de los siglos. A continuación, algunos ejemplos de las frases más célebres, pronunciadas por estos, a lo largo de los años:
José María Vargas Vila (1840 – 1933) La corrupción del alma es más vergonzosa que la del cuerpo.
La corrupción del alma es más vergonzosa que la del cuerpo.
Siendo el cuerpo una entidad sensible al paso del tiempo, así como a la acción de los diversos factores ambientales, no es de extrañas que eventualmente comience a presentar síntomas de corrupción. Así mismo, siendo el humano un ser de necesidades y deseos, por mucho que se incentive la pureza y la castidad, es probable que este ceda a estos impulsos, entregándose a hechos que para algunos han de ser vistos como actos de corrupción.
Empero, sea cual sea la causa que produzca este efecto de corrupción en el cuerpo humano, para algunos pensadores, como por ejemplo este escritor colombiano del siglo XX, la corrupción de cuerpo –para algunos entonces inevitable- sería mucha mejor opción siempre que la corrupción del alma. En este sentido, se puede inferir que la corrupción del cuerpo, además de inevitable sería vista también como temporal, mientras que aquella que pudiera tocar el espíritu, lo modificaría para siempre, y sería más dañina y de mayor alcance.
Tácito (56 d.C. – 120 d.C.) En un espíritu corrompido no cabe el honor.
En un espíritu corrompido no cabe el honor.
Y es que, a lo largo de la Historia, los distintos pensadores han advertido sobre la necesidad de evitar que la Corrupción ataque o toque el espíritu humano, debido a las terribles consecuencias que esto puede acarrear.
Un ejemplo de esto lo constituye la frase pronunciada en su momento por Tácito, célebre historiador romano del siglo I d.C., para quien permitir que el espíritu humano se corrompiera podía acarrear terribles consecuencias, como por ejemplo la de desterrar el honor del ámbito humano, lo cual entonces –tomando como base la afirmación de este pensador latino- sólo le acarrearía al hombre mucha más corrupción y oscuridad, pues carecería de una guía moral que direccionara sus actos hacia el bien.
Horacio (65 a.C. – 8 a.C.) Si el vaso no está limpio, lo que en él derrames se corromperá.
Si el vaso no está limpio, lo que en él derrames se corromperá.
De hecho, son varios los pensadores que han resaltado la importancia que tiene para el ser humano cuidar al máximo los sentimientos y pensamientos que permiten anidar en su interior, pues de ser negativos, permitirían que tarde o temprano la corrupción espiritual se instalara en su interior, originando entonces graves consecuencias, pues para algunos, entre ellos el poeta latino Horacio, la Corrupción podría ser interpretada como una especie de virus o peste, que una vez instalada en el ser humano, tendría la capacidad de dañar todo lo existente o por existir, sin importar si quiera que su naturaleza fuese bondadosa o pura.
Luis de Bonald (1754 – 1840) Los hombres son pervertidos no tanto por la riqueza como por el afán de riqueza.
Los hombres son pervertidos no tanto por la riqueza como por el afán de riqueza.
Así como los grandes pensadores han puesto la lupa sobre los efectos devastadores que puede tener en el ser humano permitir que la Corrupción se instale, existen también pensadores que han preferido reflexionar sobre cuáles son las debilidades que tienen la condición humana ante la corrupción, como método para poder advertir qué se debe evitar.
Un ejemplo de esto lo constituye entonces esta frase atribuida al filósofo francés del siglo XIX, Louis de Bonald, para quien la primera causa de corrupción en los hombres era la ambición desmedida, es decir, aquella que hacía que el eje de la vida de un humano fuese la acumulación desmedida de riquezas, pues esto le haría tomar decisiones, que quizás no tomasen en cuenta el honor, la honestidad, entre otras condiciones, que al evitarlas, haría que el hombre se parara frente a las puertas de la Corrupción.
John Steinbeck (1902 – 1968) El poder no corrompe. El miedo corrompe, tal vez el miedo a perder el poder.
El poder no corrompe. El miedo corrompe, tal vez el miedo a perder el poder.
Sin embargo, la ambición no siempre se disfraza de ganas de conservar solo riquezas, sino que en tiempos modernos las riquezas van asociadas también al poder. No obstante, independientemente de cuál sea el objeto o la situación que el corazón humano ambicione, lo que sí es cierto es que todo lo que se consigue por medio de la ambición siempre dará miedo a perderse.
Por lo tanto, tal como expresaba en su momento el escritor estadounidense John Steinbeck, del siglo XX, para quien la razón de Corrupción no estaba precisamente en lo cual se ambicionada, sino en el miedo a perderlo, pues era este miedo el que debilitaba el honor del ser humano, tumbando sus escrúpulos, y haciendo todo lo posible por conservarlo.
Voltaire (1694 – 1778) Quienes creen que el dinero lo hace todo, terminan haciendo todo por dinero.
Quienes creen que el dinero lo hace todo, terminan haciendo todo por dinero.
Otro de los grandes pensadores que se han pronunciado sobre el tema de la corrupción fue Voltaire, filósofo francés del siglo XIX, para quien toda persona que coloca sus valores y existencia en pro del dinero, en algún momento se olvidará incluso de sus propios valores, permitiéndose a sí mismo hacer cualquier cosa por obtener lo que se ambiciona. De esta forma, Voltaire parece coincidir con la idea de que la ambición desmedida es la raíz de la corrupción humana.
Joseph Fouché (1758 – 1820) Todo hombre tiene su precio, lo que hace falta es saber cuál es.
Todo hombre tiene su precio, lo que hace falta es saber cuál es.
Empero, no todos pensadores son de la idea de que la corrupción es una situación evitable, en tanto que para algunos de ellos en realidad es un riesgo en el que en algún momento específico todo ser humano puede caer, puesto que la ambición, primera puerta hacia la corrupción, es propia de la condición humana. Un ejemplo de esto lo constituye esta frase del político francés del siglo XVIII, Joseph Fouché, para quien todos los hombres en algún momento pueden corromperse, siendo lo único que debe precisarse es el monto de dinero por el cual lo harían.
Joan Baez Si no peleas para acabar con la corrupción y la podredumbre, acabarás formando parte de ella.
Si no peleas para acabar con la corrupción y la podredumbre, acabarás formando parte de ella.
Pese a que evitar caer en la Corrupción puede parecer para algunos un ejercicio individual, en realidad para otros es una misión colectiva, en donde cada individuo debe preocuparse por acabar con la corrupción reinante, así como con las causas de posibles hechos. Un ejemplo de ello lo constituye esta frase de la cantautora estadounidense, Joan Baez, para quien si un individuo no se suma a la lucha contra la corrupción, de alguna forma termina, con su omisión, apoyando la corrupción imperante.
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