Una de las nociones o creencias más contundentes de la mitología griega es la del Destino, llamado también hado o fátum, el cual puede definirse como una especie de historia o desenlace final, para el que cada hombre ha nacido, y del cual no puede escaparse, contando a lo sumo con la posibilidad de decidir cómo llegar a él, si en gloria o deshonra.
Destino griego
En este sentido, la noción de Destino griego tiene varias características sobre las cuales reparar. Por ejemplo, dentro de esta mitología, el destino no necesariamente tiene que ser desconocido por la persona que lo vivirá, puesto que éste puede ser revelado por un oráculo, sólo que el individuo que lo escuche no lo entenderá del todo hasta que se encuentre frente a frente con él. En segundo lugar, para los antiguos griegos esta última era otra de las características fundamentales, el cómo el individuo logra reconocer que ha llegado frente a frente con su destino, es decir, con el momento para el cual ha nacido, sólo que en esta cultura, la noción de destino y fin estaban estrechamente relacionadas, por lo que alcanzar el destino, o que el destino alcance a la persona, significa el fin de la propia vida, la llegada de la Moira.
Tal vez por esto, es que obras fundamentales de esta mitología, como La Odisea de Homero cuenta cómo su héroe Aquiles jugaba a hacerse anónimo, para que su destino no le alcanzara, puesto que para estos antiguos hombres, la gloria y el reconocimiento aceleraban el proceso de encontrar el destino, situación evidente en La Ilíada (obra anterior a La Odisea) en donde los héroes mueren en gloria pero jóvenes, y la diferencia de manejo que ocurre en La Odisea, en donde Aquiles hace lo posible porque el viaje sea largo, es decir, retrasar a toda costa el encuentro con el destino, huir del hado y la Moira.
Visión actual del destino
En la actualidad, Occidente sigue teniendo al destino como una noción sumamente importante, la cual se ha llegado a convertir en una de las preguntas fundamentales de todo individuo, quien sea quien sea en algún momento llega a preguntarse el porqué de su existencia, es decir, cuál es el propósito de su vida, el por qué ha nacido. Sin embargo, en los últimos siglos el destino ha dejado de ser visto como sinónimo del fin de la existencia, sino un punto de conjución con la existencia, a partir del cual todo cobra coherencia y sentido.
De esta forma, el Destino ha dejado de ser trágico, lapidario e inevitable, para convertirse en un punto deseado al que se quiere llegar, puesto que según lo interpreta la civilización humana actual, esta meta aclarará las dudas y hará que la felicidad aparezca por sí sola, ya que también destino se ha convertido en sinónimo de felicidad. No obstante, la mejor manera de palpar la concepción contemporánea que se tiene sobre el destino, quizás sea la de revisar algunas de las frases que los hombres e intelectuales más importantes han pronunciado o escrito alguna vez sobre esta noción vital del hombre. A continuación, algunas frases sobre el destino:
William Shakespeare El destino es el que baraja las cartas, pero nosotros somos los que jugamos. (William Shakespeare)
El destino es el que baraja las cartas, pero nosotros somos los que jugamos. (William Shakespeare)
Aun cuando este escritor británico del siglo XVI es reconocido como el escritor occidental que rescató la tragedia griega y los personajes trágicos, puede verse cómo ya en su momento lo hacía con un influjo de modernidad, pues a pesar de que reconoce al destino como un hecho insalvable de la vida, no le resta poder a la decisión del hombre. En consecuencia, parafraseando su pensamiento, se podría decir, que aunque es el destino el que marca la pauta, el hombre es libre de elegir. En resumen esta frase puede resumir muy bien cómo la noción del libre albedrío ha tocado a la noción de destino.
Jean de La Fontaine A menudo encontramos nuestro destino por los caminos que tomamos para evitarlo. (Jean de La Fontaine)
A menudo encontramos nuestro destino por los caminos que tomamos para evitarlo. (Jean de La Fontaine)
No obstante, en el siglo XVI puede verse cómo a pesar de la introducción del tema del libre albedrío en cuanto a la noción de destino, algunos pensadores, como este escritor lo siguen viendo como un punto de llegada. Es decir, más allá del poder de decisión que puede otorgársele al individuo, de alguna forma, por más atajos que este tome, tiene una cita pautada con su destino.
Friedrich Schiller Créeme, en tu corazón brilla la estrella de tu destino. (Friedrich Schiller)
Créeme, en tu corazón brilla la estrella de tu destino. (Friedrich Schiller)
Así mismo, esta frase de este poeta alemán del siglo XVIII sirve para ejemplificar otra visión actual que se tiene sobre el destino, y que apunta a considerar a esta noción ligada con las emociones y sentimientos. Igualmente, tal como los griegos le daban a esta entidad algo del entendimiento humano, Schiller y su generación pretenden dejar en evidencia que aun cuando no se sepa cuál es el propio destino, hay una íntima intuición que indica si se está en presencia de él o no, pues al estar el humano destinado a él, de alguna forma ya lo lleva dentro.
Giovanni Papini El destino no reina sin la complicidad secreta del instinto y de la voluntad. (Giovanni Papini)
El destino no reina sin la complicidad secreta del instinto y de la voluntad. (Giovanni Papini)
Una prueba más de cómo el hombre contemporáneo considera al destino totalmente ligado al hombre, lo es esta frase del escritor italiano Giovanni Papini, quien deja en evidencia una noción que iría construyéndose a lo largo del siglo XIX y el siglo XX, y que a diferencia de los griegos, quienes veían al hombre a merced de su destino, que el individuo puede modificarlo, según su voluntad, lo que por primera vez le concedía al humano poder sobre su hado, elevándolo a la categoría de constructor de su propia historia.
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