Historia de la Cosmetología

Historia de la Cosmetología

La Cosmetología es definida, en varias de las fuentes especializadas, como la disciplina dedicada al cuidado y embellecimiento del cuerpo, el cabello, la piel, los pies, las manos y el rostro, a través de la aplicación de diversas técnicas, productos y tratamientos, cuyo propósito esencial es estético.

Etimología del término

En cuanto al propio nombre de esta ciencia o disciplina, los especialistas han señalado que el término “Cosmético” comenzó a ser usado durante el siglo XVII, derivándose directamente del término griego kosmetikós, cuya traducción al español puede ser “adornar” “ornamentar”. De esta forma, al analizar la palabra Cosmetología, puede inferirse que su significado literal puede ser “Ciencia de la ornamentación”.

Historia de la Cosmetología

Por otro lado, con respecto a la propia historia de esta disciplina, los estudios hechos al respecto indican que es una Ciencia antigua, desarrollada por el hombre desde tiempos remotos. Incluso, los arqueólogos han llegado a encontrar rastros que dan prueba de la existencia de elementos cosméticos que datan de aproximadamente 4000 a.C. Sin embargo, resulta pertinente analizar brevemente cada una de las etapas históricas por las que ha transitado –tanto en occidente como en oriente- esta disciplina dedicada al cuidado estético. A continuación, cada una de ellas:

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Edad Antigua

Desde los inicios del hombre primitivo hasta bastante avanzada la Edad Antigua, los productos cosméticos usados por las distintas civilizaciones (egipcios, romanos, griegos, turcos y parte de oriente) correspondían sobre todo a elementos derivados directamente del mundo vegetal y animal, a excepción por ejemplo de la cerusa de antinomio, a un óxido de color perlado. No obstante, durante los siglos transcurridos en este extenso período, algunos productos cosméticos han resaltado más que otros, marcando toda una civilización o época, por lo que resulta conveniente llamar la atención sobre ellos:

  • Fucus: de acuerdo a lo comentado por las fuentes especialistas en Cosmetología uno de los elementos cosméticos más antiguos, conocidos por los investigadores actuales corresponde a esta especie de musgo, de color rojizo, conocido también por su nombre científico orchilla lischen roscella, con el cual se preparaba un cosmético de color y de apariencia tornasolada. Así mismo, los investigadores han concluido que con el tiempo este cosmético dejó de usarse puro, para convertirse también en base de los distintos cosméticos que se producían.
  • Anchusa tinctoria: igualmente esta planta fue otro de los elementos cosméticos usados ampliamente en la antigüedad, pues de esta especie se extrae un colorante natural, llamado alkannin el cual era usado para colorear los labios, o dar color (marrón-rojo) a otros tipos de cosméticos.
  • Estiércol de cocodrilo: así mismo, las heces fecales del cocodrilo eran un producto bastante importante en el mundo antiguo, ya que además de constituir uno de los más populares anticonceptivos, al ser mezclado con miel y salitre, este elemento orgánico era empleado como ingrediente principal de preparados, destinados a tratar ciertas condiciones cutáneas, así como tratamiento contra las manchas solares o demás pigmentaciones de la piel.
  • Saliva: otro de los ingredientes más importantes de esta época fue la saliva humana, pues ella se utilizaba para lavar, peinar y aromatizar. En este sentido, las esclavas proveedoras de esta ingrediente debían desayunar con pastillas preparas a base de hierbas aromáticas. Antes de comenzar el tratamiento debía proveerle a su ama que el producto que iba a emplear se encontraba en perfectas condiciones, por lo que depositaba su aliento sobre un espejo, que luego era olido por el ama, a fin de comprobar que se trataba en realidad de una saliva aromática.
  • Surmé: por su parte, el sermé se convirtió en el elemento cosmético por antonomasia en Turquía, en donde era usado por las mujeres para pintar sus cejas y pestañas, pues en aquel momento histórico las cejas, arqueadas y unidas a perfección sobre la nariz era el mayor símbolo de belleza. Así mismo, en Roma también desarrollaron fijación sobre esta parte de la cara, sólo que usaban la galena (polvo en base a plomo o bismuto) cuya aplicación requería de dos punzones, así como la dedicación de la esclava, cuya única responsabilidad era mantener las cejas de su ama perfectamente.
  • Peppeana: este elemento estaba constituido por una mascarilla en base a miga de pan y leche de burra, la cual fue popularizada por la esposa de Nerón, Popea Sabina, de quien también heredó el nombre. En este sentido, la receta consistía en realizar una pasta en base a pedazos de pan y leche de burra, con la cual la dama se iba a la cama. A la mañana siguiente, se debía retirar con leche de burra tibia, se suponía que era usado para mantener en la piel del rostro un aspecto juvenil y lozano.
  • Leche de burra: finalmente, uno de los elementos más populares durante la antigua Roma fue la leche de burra, ingrediente al que se le atribuía la propiedad de dar belleza, juventud y suavidad a la piel, por lo que las mujeres de la corte se esforzaban por proveerse siempre de este elemento, el cual utilizaban para lavar la piel del rostro, y de ser posible –según su nivel social- procurarse baños completos dentro de este ingrediente.

Renacimiento

Durante la época del Renacimiento (siglo XV y XVI) la producción de cosméticos fue convirtiéndose en un proceso mucho más industrial y científico, así como su uso empezó a ser manifestación expresa del estatus social del individuo, por lo cual se constituyó como un elemento imprescindible de los miembros de la corte. Dentro de todos los países europeos, quizás el encargado de llevar la vanguardia en materia de cosméticos fue Venecia, nación en donde se estableció el primer laboratorio dedicado a la elaboración de productos cosméticos, el cual estuvo bajo el manejo de los monjes de Santa María de Novella. Así mismo, Venecia fue la pionera en imponer el uso de polvo blanco para maquillar la cara y el escote, moda que se impuso tanto en mujeres como en hombres, pues se estimaba que entre más oscura tuviera la tez la persona menor era su nivel social.

Sin embargo, mucha de la extensión de la industria cosmética (maquillaje, pelucas, perfumes, tintes capilares, etc.) a través de Europa se debe a personajes específicos de la realeza, como por ejemplo la propia Catalina de Medici, a quien se le atribuye las responsabilidad de introducir el uso del maquillaje en Francia. No obstante, resulta también pertinente hacer un repaso de los productos cosméticos más significativos de esta época:

  • Miel y limón: esta mezcla se popularizó rápidamente entre las damas, con la promesa de regalarle a las manos un aspecto suave y juvenil.
  • Carbón vegetal: así mismo, el tener una dentadura blanca y reluciente comenzó a ser una necesidad estética, por lo que la sociedad occidental renacentista encontró en la mezcla de carbón vegetal y hojas de salvia la preparación que le permitía lograr su objetivo: una dentadura blanca.
  • Mercurio: sin que los individuos renacentistas conocieran su grado de toxicidad, el mercurio fue ampliamente usado en esa época, como tinte de cabello, así como colorante para maquillar labios.
  • Albayalde: otro elemento que se encontraba entre la lista de ingredientes de alta toxicidad era el albayalde, mejor conocido como carbonato de plomo, el cual era puesto directamente sobre la piel, como polvo, para lograr tonos pálidos. No obstante, el plomo era absorbido por la piel causando la muerte y enfermedad de muchos de sus usuarios.
  • Pelucas: aun cuando se popularizaron, convirtiéndose en símbolo de estatus, algunas fuentes revelan que el origen del uso de las pelucas radica principalmente en que los individuos renacentistas perdían grandes cantidades de cabello, debido al uso de metales pesados y tóxicos como elementos cosméticos, por lo que se vieron obligados a usar pelucas. Así mismo, algunos historiadores han referido que el uso de mercurio, así como de albayalde provocaba también la pérdida de las cejas, por lo que las mujeres comenzaron a pintárselas con lápices e incluso a usar extensiones, fabricadas con pelo de ratón.
  • Arcilla: era un elemento usado como champú, puesto se le reconocía la propiedad de remover la grasa y los residuos del cabello, dejándolo limpio. Sin embargo, cabe acotar, que era un elemento usado en seco, es decir, que al cabello se le aplicaba polvo de arcilla.
  • Nácar molido: a fin de aprovechar su efecto tornasolado, durante el Renacimiento se popularizó también el uso de polvo de nácar como sombra de ojos, a fin de aprovechar el efecto perlado en los párpados.
  • Leche de burra: así mismo, el Renacimiento heredó del mundo antiguo el uso de la leche de burra como uno de los principales elementos cosméticos, pues los individuos de esta época, sobre todo las mujeres, continuaron su uso convencidos de la capacidad de este ingrediente de devolver la lozanía a la piel, y mantenerla joven. Así mismo, se popularizó también el uso de una mezcla de claras de huevo, con igual propósito.

Edad Moderna

Para esta época, la elaboración de los cosméticos deja de ser poco a poco un asunto netamente cosmético, para ir industrializándose y constituyéndose como un rubro más del mercado, como lo es en la actualidad, cuando reporta cientos de millones de dólares al año y miles de millones de usuarios en todo el mundo. En este sentido, más que reparar en productos específicos, sería conveniente revisar la evolución particular que tuvieron algunas de las regiones del mundo moderno. A continuación, algunas de ellas:

Europa

El viejo continente siguió con su perfeccionamiento de recetas y descubrimientos de nuevos productos. Dentro de la Edad Moderna europea, se distinguen algunos hechos resaltantes, como por ejemplo la publicación, durante el siglo XVI de una especie de Manual de Cosmetología, el cual cuenta con la novedad de hacer sido escrito en castellano, lo que le permitió a España y sus colonias ponerse al día en materia cosmética. Igualmente, durante el siglo XVII, Londres se convierte en el escenario del nacimiento de la primera fábrica de productos de tocador, a fin de satisfacer la alta demanda de este tipo de elementos que existían en las cortes europeas, lo cual conllevó también a que los individuos comenzaran a tener sus propios productos en casa, por lo que surgió también como un hábito más íntimo.

Así mismo, la Cosmetología comenzó a ser vista como una industria, de ahí que surgiera en 1786 la necesidad, por parte del Parlamento, de cobrar impuestos a los realizadores de este producto. Durante esta época se popularizó la lavanda, el uso del jabón, los ungüentos hechos en base a la almendra de melocotón, así como distintos tipos de carmín. Por otro lado, sobre todo después de la muerte de Luis XV, Francia se volcó sobre todo al uso de perfumes, considerados como productos de higiene personal. A partir de este momento, (1774) Francia y sus productos cosméticos tomaron la vanguardia en la fabricación, comercialización y exportación de productos cosméticos.

Japón

Por su parte, oriente también vivió su propia evolución en cuanto al uso de cosméticos, un ejemplo de ello lo constituyen las geishas japonesas, quienes experimentaron ampliamente con el uso de bintsuke, cera usada para blanquear el rostro, así como lápices hechos en base a pétalos de cártamo, con los cuales estas mujeres teñían los labios y la comisura de los ojos. El rouge se popularizó también para delinear los ojos.

América

Con respecto a América, se pueden evidenciar dos momentos, el uso de elementos cosméticos hecho por los habitantes originarios de este continente, quienes más allá del uso cosmético le daban un sentido mágico-religioso, bélico e incluso más pragmático, usándolos a veces como elemento protector contra el ambiente. Así mismo, se puede tomar en cuenta un segundo momento, ocurrido después de la conquista europea, en donde los habitantes del nuevo continente comienzan a copiar las modas traídas de Europa.

Imagen: pixabay.com

Bibliografía ►
El pensante.com (enero 24, 2017). Historia de la Cosmetología. Recuperado de https://elpensante.com/historia-de-la-cosmetologia/