Resistencia etíope
El sentimiento de desdicha, al ser conquistado por su antiguo enemigo invasor, llevó al rey Haile Selassie I, a enfrentar con una magna fuerza las tropas que imparablemente avanzaban por su territorio.
Las tácticas italianas violaron la Conversión de Ginebra, pues utilizaron armas químicas contra los civiles y soldados. El uso de gas mostaza volvió a usarse sobre los soldados, ocasionando muchas muertes.
También el uso de aviones y tanques de guerra, contra los soldados mal abastecidos, ocasionó la pérdida de innumerables vidas. La poca modernización del ejército y el fallido sistema de comunicación, que seguía siendo tribal.
El lento avance italiano por parte de uno de sus mariscales, obligó a Mussolini traer al mariscal Badoglio, el cual utilizó lo que estaba en sus manos para acabar rápidamente la conquista.
La resistencia era fiera. En el macizo de Amba Aradam los italianos usaron más de 4000 toneladas en explosivos y lanzaron más de 22000 proyectiles. Los etíopes se enzarzaron con armas blancas y aunque fue fiera su determinación, no lograron coordinar y sucumbieron en retirada dejando muchas bajas atrás.
Los italianos maravillados de su equipo de guerra siguieron avanzando y ganando todos los enfrentamientos. Mientras tanto, los etíopes entraban en desorganización total, muchos se revelaron, algunos generales traicionaron o se suicidaron.
El fracaso de la Sociedad de las Naciones
Con el final de la Primera Guerra Mundial, Italia se vio envuelta en el fascismo. La posibilidad de tener una ventaja o una ganancia llevó a incrementar el rencor de ser tratado con poco mérito.
El descontento social aumentó hasta el punto en el que las personas empezaron a seguir los discursos e ideas de Benito Mussolini, quien exaltaba las características raciales e históricas de Italia para enarbolar la patria. Además, los chivos expiatorios eran parte de la estructura de las ideas fascistas que llevaron al fanatismo italiano.
El sentimiento de pérdida de la guerra Ítalo-etíope de 1896, todavía tenía sus cicatrices y nadie lo había olvidado. Así que conquistar Etiopía se convirtió en el objetivo militar para mostrar la superioridad de la raza italiana.
Desde 1925 Mussolini ya tenía la intención de la invasión a Etiopía. Los ingleses consideraban que la petición italiana estaba bien, pues el país europeo quería hacer un tren que uniera sus dos colonias: Somalia y Eritrea.
Francia y Etiopía se opusieron en la Sociedad de las Naciones, pero no sirvió de nada. Durante la década de los treinta, los fascistas hicieron una propaganda densa para mostrar el interés italiano sobre África, así como el poderío blanco sobre las personas negras.
La justificación fue el intento etíope, en diciembre de 1934, de conquistar el Oasis del Ogadén, donde estaba la guarnición italiana Wal Wal. Esto fue usado en la Sociedad de las Naciones, que libró del ataque a ambos adversarios, pues la frontera de ambos territorios estaba mal definida.
Como una manera de conmemorar los valores patrióticos, Mussolini envió, 100000 soldados desde Eritrea a Etiopía. Sin declaración previa de guerra, los mariscales Emilio de Bono y Rodolfo Graziani, entraron al país africano, el 3 de octubre de 1935.
La primera ciudad en conquistar fue Adua, donde se había librado la derrota contra los italianos en 1896. El ataque tuvo la consecuencia simbólica de tomar el obelisco que adornaba la ciudad para enviarlo a Roma y ponerlo frente al edificio del Ministerio de las Colonias.