En el sentido técnico, el Papel constituye un material elaborado en base a pulpas de fibras vegetales, llamada celulosa, la cuales por lo general son sometidas a distintos procesos como la suspensión en agua, el blanqueamiento, la adición de sustancias como el polietileno y finalmente el secado, el cual endurece estas fibras vegetales, dando como resultado una delgada lámina, cuya principal función es servir de soporte a los registros escritos del hombre.
Trascendencia del papel
No obstante, en el sentido simbólico y cultural, el papel puede ser visto como uno de los soportes textuales más eficientes y duraderos que ha concebido la humanidad hasta ahora, siendo protagonista también de una gran revolución cultural, la cual no sólo permitió que la escritura fuese mucho más sencilla, sino que con el tiempo se integró a la difusión de obras intelectuales, que vino a raíz de otro invento crucial para la expansión del conocimiento: la imprenta. De esta forma, la invención del papel y su posterior llegada a todas las latitudes, hizo que el hombre abandonara métodos más primitivos de escritura, facilitando el registro de momentos indispensables para entender el pensamiento y la historia de las culturas y civilizaciones antiguas.
Antecedentes del papel
En este sentido, el primer antecedente del papel lo constituyen las rústicas paredes de piedra, pertenecientes a las cavernas en donde el lejano hombre primitivo plasmó su necesidad expresiva de dibujar un reflejo de su realidad inmediata, en lo que también es identificado como los primeros pasos de la escritura. Más adelante, cuando el registro del acto comunicativo había sido desarrollado por el hombre, como un código convencional conformado por signos con significado, la necesidad de contar con un soporte mucho más noble y portátil dio paso a las tablillas de arcilla, las cuales eran impresas con palitos de bambú o madera, grabando en ella los distintos símbolos, sin embargo, estas tabillas debían ser conservadas en sitios especiales, a fin de protegerlas de la humedad y el paso del tiempo.
Siguiendo con la línea de evolución de los distintos antecedentes del papel, resalta especialmente el Papiro, material vegetal propio de las riberas del Nilo, el cual se caracteriza por ser el primer material cuyas características se encuentran relacionadas al papel, y que fue ampliamente usado por la civilización Egipcia, a fin de registrar los distintos edictos, leyes y pasajes históricos de esta sociedad, la cual además se comunicaba por medio de símbolos gráfico que hoy reciben el nombre de jeroglíficos.
Por su parte, Europa desarrolló también un material que buscaba que la escritura pudiera darse en una superficie lisa: el pergamino, el cual retenía la tienta y permitía que los símbolos impresos fueran inteligibles por mucho más tiempo, por lo que optó por procesar pieles de animales, las cuales eran curtidas con cal, a fin de prepararlas para la misión de recibir y conservar la tinta que era dispuesta sobre ella. Sin embargo, de acuerdo a lo que han apuntado los historiadores, el proceso de fabricación del pergamino era sumamente costoso, así como la contratación de un escribiente, por lo que mandar a copiar un libro era un lujo que sólo podían darse los más poderosos y adinerados de la época, hecho que hacía a su vez que la lectura y el conocimiento permaneciera suscrito a ciertas élites religiosas y de la nobleza.
No obstante, en ocasiones ni estos sectores podían costear la fabricación de pergaminos, para la hechura de un libro, por lo que desde el siglo VIII se optaba por una técnica mucho más sencilla: la del palimpsesto, en donde simplemente se borraba la tinta que se había impreso en las pieles, a fin de dejarla preparada para recibir nuevas palabras. Esta técnica ahorraba en realidad gran cantidad de dinero a su propietario, pero implicaba la desaparición de la obra escrita que reposaba en sus páginas, hecho que en la actualidad lamenta profundamente la Filología.
Invención del papel
Sin embargo, no serían ni los europeos ni los africanos quienes lograrían la invención del papel, sino Asia, en específico China, cultura que en un principio se dedicó a escribir sobre tiras de bambú, material que no resultaba nada práctico a la hora de imprimir las letras y mucho menos llegada la hora de archivar lo escrito. En este sentido, hacia el siglo III a.C un inventor de nombre Mêng Tien introdujo el pincel de pelo, lo que a su vez originó que esta cultura comenzara la búsqueda de otros soportes materiales en donde imprimir sus escritos. En este sentido, la cultura china se dio entonces a la tarea de probar en algunos materiales hechos a base de residuos de algodón, arroz, tela y cáñamo.
No obstante, habría que esperar todavía cien año más, hasta que en el siglo II a.C, Cai Lun (ver más en Biografía de Cai Lun) eunuco y consejero del emperador He, consiguiera un método que le permitía elaborar, en base a cortezas de árboles, retazos de tela, redes de pescar y fibra de cáñamo, un papel que resultaba en extremo liviano y resistente. Así mismo, Cai Lun (reseñado también como Ts´ai Lun) incorporó a su fabricación encolados a base de almidón de arroz, lo cual le daba al nuevo papel un toque satinado, así como una capacidad impermeable, que lo hacía resistente a la humedad, los parásitos y el tiempo. Cai Lun había inventado el papel, el cual –según reportan algunas fuentes históricas- no era muy diferente al que se conoce hoy en día.
Así mismo, Cai Lun diseñó un método de fabricación, el cual pese a las diferencias mecánicas e industriales, sigue aplicándose actualmente, puesto que las grandes fábricas de papel siguen empleando método de procesar las fibras vegetales hasta obtener una pulpa, con la cual se fabrica un fieltro, que se suspende en agua, para luego drenarla y secarlo, obteniendo por medio de prensas una delgada lámina de papel.
Habiendo perfeccionado los materiales y métodos de fabricación, Cai Lun también usó a conveniencia sus relaciones sociales, a fin de hacerse con los derechos que le permitían fabricar de forma exclusiva y a gran escala el papel, lo que considerando el nivel burocrático que había conseguido China para esta época (año 105 a.C) convirtió a Cai Lun en una leyenda nacional, pues era el responsable de la creación de un material delgado, liviano, impermeable, resistente en donde la escritura era un acto sencillo, que permitía el registro de los importantes pasajes y sucesos de esta sociedad asiática.
Expansión a Corea y Japón
Luego de la invención del papel por parte de China, esta sociedad siguió perfeccionando la fabricación de este material, incorporando eficientemente el uso de la fibra obtenida del bambú. Así mismo, para el siglo X, los chinos ya contaban con la existencia de billetes, así como con técnicas bastante avanzadas de impresión. De acuerdo a lo que reportan algunas fuentes históricas, el primer país asiático, además de la propia China, que se embarcó en la tarea por fabricar papel fue Corea, territorio de donde a su vez partió, en el 610 a.C, Ramjin de Koryo, sacerdote coreano que se dirigió a Japón, para enseñarle a los gobernantes del territorio nipón, la forma adecuada de producir papel, así como pinceles y tintas.
Expansión a occidente
Igualmente, las fuentes históricas señalan a la ruta del Oeste como la vía en que el conocimiento sobre la fabricación del papel viajó desde la milenaria cultura china hacia occidente, siendo recibida en primer momento por algunas culturas como la Persa y la Siria, originando que para el siglo V de la era actual el papel fuese un producto, cuya existencia y fabricación era dominada por todos los pueblos ubicados en la Asia central.
Por su parte, la llegada de esta técnica a África, se da a través de los árabes, quienes se valieron de la presencia de fabricantes de papel chinos, quienes habían sido llevados a Bagdad, y quienes desde el año 795, se dieron a la tarea de fabricar este material, haciendo posible su expansión por el territorio árabe, civilización que a su vez introdujo novedosas técnicas, logrando incluso la fabricación de papeles de distintos colores, apariencias y texturas, al tiempo que lograron estandarizar las medidas.
Llegada a Europa
Así mismo, fueron los árabes quienes llevaron el papel a Europa, a partir de la invasión mora, ocurrida a partir del año 711 de la era actual. De esta forma, la historia reporta que una vez se hubo consumado la invasión, los árabes comenzaron a instalar distintas fábricas de papel a lo largo del territorio español, transmitiendo de esta forma la técnica heredada de Asia a la Europa occidental. Igualmente, los árabes llevaron a Europa una técnica de fabricación de papel en la cual usaban largas fibras de lino, así como almidón, produciendo un papel árabe, el cual sirvió de registro a los impresionantes avances que vivió la cultura española en el área de las matemáticas, la medicina y las artes.
Posteriormente, se cree que el papel pasó a Italia por medio de la influencia española, aun cuando existen teorías que responsabilizan en este sentido a las cruzadas. Sin embargo, sea cual fuere el origen, lo cierto es que las primeras noticias sobre la fabricación de papel datan del año 1275, siendo Fabriano el pueblo que comenzaría la fabricación de hermosos papeles artesanales elaborados a mano, así como el desarrollo también de métodos un poco más industriales, en donde se fabricó ampliamente un de la principales innovaciones de este pueblo italiano: el papel de trapo, el cual era satinado con una cola de origen animal, y que destacó por su eficiencia y resistencia, desplazando totalmente al pergamino.
De ahí en adelante, cada país europeo asumió la fabricación del papel, modificando e introduciendo innovaciones que contribuían a la perfección de este nuevo soporte, el cual permitía la escritura sencilla, y que se erigía como un importante antecedente de lo que sería la revolución cultural que sobrevendría con la invención de la Imprenta, máquina para la que Europa debería esperar todavía dos siglos más, hasta su invención en 1456, de mano de Johannes Gutenberg, quien sin embargo no tuvo tiempo de dimensionar el increíble alcance cultural e histórico de su invento.
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