El Pensante

La Jaula de Oro de los Otomanos

Historia, Lugares y tradiciones - octubre 28, 2020
Imagen 1. La Jaula de Oro de los Otomanos
Mustafá I

Mientras los príncipes se encontraban encerrados (desde muy jóvenes eran apartados del mundo exterior, casi a los 12 años) era más fácil evitar que se planearan conspiraciones o alianzas que interfieran en el sultanato: los prisioneros reales eran vigilados muy de cerca y sus movimientos eran limitados.

Consecuencias de vivir en la Jaula

Y aunque se creyó en un principio que vivir en la jaula salvaría a más de uno de la muerte, la situación en muchos casos no fue así: en 1621 Osman II hizo asesinar a uno de sus hermanos cautivos y dejó morir al resto en sus jaulas; cuando el ejército se enteró de lo sucedido lograron rescatar a uno de ellos, que se encontraba al borde de la muerte por inanición.

A partir de aquello se impuso el principio de primogenitura, es decir, los mayores heredaban el trono, mientras que el resto esperaba su oportunidad encerrados en las jaulas, es así que mientras que los varones de una generación agotaban antes de la sucesión de una nueva. Fue de esta forma en la que muchos príncipes vivieron su vida encerrados, deseando un trono que jamás llegaría.

Y aquellos tuvieron la oportunidad de salir, terminaron desarrollando una serie de desórdenes psicológicos y carecían totalmente de experiencia en el campo político, pues anteriormente cuando el hijo de un sultán alcanzaba cierta edad era mandado alguna provincia a desempeñarse como gobernador y así ganar experiencia como líder.

Otro de los sultanes que ascendió al poder fue el hijo de la sultana Kösem, Murad IV, quien viendo la popularidad de sus hermanos, Bayezid y Kassim, a pesar de no haberse sublevado en armas terminaron siendo encerrados en los kafes para más adelante ser asesinados por su propio hermano.

Por la intervención de la madre sultana Kösem se pudo salvar su otro hijo, Ibrahim, quien estaba mal mentalmente debido a los intentos de asesinatos. Murad lo mandó a la jaula y fue en ese sitio donde Ibrahim perdió lo poco de cordura que le quedaba, con la muerte de su hermano, el pobre Ibrahim asume el trono, aunque en realidad la que tendría total control sería Kösem.

Imagen 2. La Jaula de Oro de los Otomanos
Mehmed VI

El último sultán de salir de la jaula

Contaba con 56 años el último sultán otomano, Mehmed VI, cuando pudo salir de la dichosa jaula: fue confinado ahí por su tío Abdulaziz, y tuvo que esperar que los tres reinados de sus hermanos mayores llegaran a su fin (principio de primogenitura) para ser coronado como Sultán. Este fue el último sultán en ser prisionero de la jaula de oro.

Fuentes:

  1. https://lavozdelmuro.net/la-jaula-donde-los-reyes-otomanos-encerraban-de-por-vida-a-sus-hijos/
  2. https://es.wikipedia.org/wiki/Altin_kafes#Regla_del_mayorhttps://opulix.com/oscardelgado/notables-fatricidios/#:~:text=El%20acto%20de%20fratricidio%20lo,inocente%2C%20decidi%C3%B3%20legalizar%20la%20ley.
  3. https://www.labrujulaverde.com/2016/07/como-los-principes-otomanos-vivian-encerrados-toda-su-vida-en-la-jaula-de-palacio
  4. https://monarquias.com/2020/02/10/ejecuciones-y-jaulas-de-oro-el-terrible-destino-de-los-principes-de-turquia/

Imágenes: 1, 2 y 4: lavozdelmuro.net, 3: hinocinte.blogspot.com

Imagen 3. La Jaula de Oro de los Otomanos
La «Jaula de Oro»

Con la muerte de Mehmet III, su hijo Ahmed I mostró un carácter más benevolente con sus hermanos, al perdonar la vida de Mustafá (Ahmed presenció de primera mano lo causado por su padre), quien más adelante lo relevaría en su cargo. Sin embargo, antes de ocupar dicho puesto, el pobre Mustafá pasó una serie de eventos que le provocarían una gran inestabilidad mental, pues gran parte de su vida pasó encerrado en las famosas jaulas de oro, una contramedida establecida para eliminar la ley del fratricidio.

Con la muerte de un sultán nació la jaula de oro

En la entrada relacionada con la Gran Sultana Kösem ya señalamos su prolífera descendencia y sabiendo el destino al que se veían sometidos los hombres, gracias a la Ley del Fratricidio, la misma Sultana buscó la forma de que sus hijos no cayeran en aquella trampa. Lamentablemente que sus esfuerzos serían en vano, pero eso lo veremos más adelante, así que reuniendo a los altos mando se buscó una nueva solución al derramamiento de sangre dentro del palacio.

Continuando con la historia, con la muerte del sultán Ahmed I (1617), varios de los visires y encargados del gobierno, convocaron a los distintos herederos al trono al palacio de Topkapi, allí se les encerró en unas estancias especiales llamadas Kafes (jaulas). El sitio elegido para ‘resguardar indefinidamente’ a los príncipes, eran estancias especiales del Harén Imperial, donde los hermanos por más elegante y llena de privilegios se tuvieran su vida perdían lo más importante: su libertad.

Uno de los principales prisioneros de los famosos Kafes fue el hermano del fallecido Ahmed I, Mustafá, quien vivió su propio tormento al ser encerrado durante 14 años y ser usado como marioneta para acceder al poder del trono. El ostracismo al que se vio sometido lo hicieron alguien peligroso para el mismo imperio, pero finalmente fue destituido y en su lugar vino a gobernar su sobrino Osman II, quien fue asesinado en un golpe de estado. Mustafá volvió al trono, un hecho que solo lo perturbó a un más y fue nuevamente bajado de su cargo, para volver a la jaula.

Imagen 4. La Jaula de Oro de los Otomanos
Mustafá I

Mientras los príncipes se encontraban encerrados (desde muy jóvenes eran apartados del mundo exterior, casi a los 12 años) era más fácil evitar que se planearan conspiraciones o alianzas que interfieran en el sultanato: los prisioneros reales eran vigilados muy de cerca y sus movimientos eran limitados.

Consecuencias de vivir en la Jaula

Y aunque se creyó en un principio que vivir en la jaula salvaría a más de uno de la muerte, la situación en muchos casos no fue así: en 1621 Osman II hizo asesinar a uno de sus hermanos cautivos y dejó morir al resto en sus jaulas; cuando el ejército se enteró de lo sucedido lograron rescatar a uno de ellos, que se encontraba al borde de la muerte por inanición.

A partir de aquello se impuso el principio de primogenitura, es decir, los mayores heredaban el trono, mientras que el resto esperaba su oportunidad encerrados en las jaulas, es así que mientras que los varones de una generación agotaban antes de la sucesión de una nueva. Fue de esta forma en la que muchos príncipes vivieron su vida encerrados, deseando un trono que jamás llegaría.

Y aquellos tuvieron la oportunidad de salir, terminaron desarrollando una serie de desórdenes psicológicos y carecían totalmente de experiencia en el campo político, pues anteriormente cuando el hijo de un sultán alcanzaba cierta edad era mandado alguna provincia a desempeñarse como gobernador y así ganar experiencia como líder.

Otro de los sultanes que ascendió al poder fue el hijo de la sultana Kösem, Murad IV, quien viendo la popularidad de sus hermanos, Bayezid y Kassim, a pesar de no haberse sublevado en armas terminaron siendo encerrados en los kafes para más adelante ser asesinados por su propio hermano.

Por la intervención de la madre sultana Kösem se pudo salvar su otro hijo, Ibrahim, quien estaba mal mentalmente debido a los intentos de asesinatos. Murad lo mandó a la jaula y fue en ese sitio donde Ibrahim perdió lo poco de cordura que le quedaba, con la muerte de su hermano, el pobre Ibrahim asume el trono, aunque en realidad la que tendría total control sería Kösem.

Imagen 2. La Jaula de Oro de los Otomanos
Mehmed VI

El último sultán de salir de la jaula

Contaba con 56 años el último sultán otomano, Mehmed VI, cuando pudo salir de la dichosa jaula: fue confinado ahí por su tío Abdulaziz, y tuvo que esperar que los tres reinados de sus hermanos mayores llegaran a su fin (principio de primogenitura) para ser coronado como Sultán. Este fue el último sultán en ser prisionero de la jaula de oro.

Fuentes:

  1. https://lavozdelmuro.net/la-jaula-donde-los-reyes-otomanos-encerraban-de-por-vida-a-sus-hijos/
  2. https://es.wikipedia.org/wiki/Altin_kafes#Regla_del_mayorhttps://opulix.com/oscardelgado/notables-fatricidios/#:~:text=El%20acto%20de%20fratricidio%20lo,inocente%2C%20decidi%C3%B3%20legalizar%20la%20ley.
  3. https://www.labrujulaverde.com/2016/07/como-los-principes-otomanos-vivian-encerrados-toda-su-vida-en-la-jaula-de-palacio
  4. https://monarquias.com/2020/02/10/ejecuciones-y-jaulas-de-oro-el-terrible-destino-de-los-principes-de-turquia/

Imágenes: 1, 2 y 4: lavozdelmuro.net, 3: hinocinte.blogspot.com

Imagen 6. La Jaula de Oro de los Otomanos
Mehmed I

En la entrada de hoy vamos hablar de una de las principales diferencias en el sistema de sucesión que presentaban oriente y occidente. Mientras que para gran parte de las monarquías europeas se regían por el principio de primogenitura, es decir, el heredero mayor gobierna, en gran parte de los reinos orientales, en especial el Otomano se establecía esa sucesión de otra forma: el más fuerte será el sultán del mundo.

Solo un hermano debe sobrevivir y su descendencia hará crecer la dinastía

Con la fundación del Imperio Otomano se estableció una tradición del ‘reino como propiedad común de la dinastía’, concepto se convirtió en una característica propia de su política. Esto afectó fuertemente su forma de desempeño, pues en una cultura donde la poligamia era pan de cada día teníamos a un montón de herederos listos para asumir el liderazgo y a un montón de políticos preparados para llevarse una gran tajada del Imperio.

Varios de los sultanes que gozaron del mando creyeron que al dividir el territorio en regiones que pudieran entregar a sus hijos o hermanos, todos vivirían en cierta armonía, algo que obviamente no se dio, aquella práctica terminó debilitando al estado y más de un sultán terminó derrocado.

Guerras y desórdenes internos hacían tambalear el reino. Por este motivo Mehmed I, instauró la ley del fratricidio, justificando la medida: “Dos sultanes no pueden vivir en el mismo país”. Durante varios años príncipes fueron ejecutados por liderar revueltas, atentar contra el sultán o -supuestamente- por el beneficio común del pueblo.

La ley fue legalizada más adelante por Mehmed II, quien viendo que sus hijos ya luchaban por el trono y mucha gente inocente estaba muriendo debido al conflicto decidió imponer una ley que establecía que un sultán podía matar a sus hermanos ‘solo si estos habían cometido un delito o algún acto de traición, pero nunca se podía usar sin razón.’

Estaba rotundamente prohibido que la sangre real se derramara, así fue como la mayoría de príncipes fueron ejecutados por medio de estrangulamiento.

Unos príncipes que se salvaron de la muerte, pero terminaron abrazando la locura

La ley no solo generó rencillas y sangre entre hermanos, sino que los mismos progenitores vieron en sus hijos un posible rival: tenemos el caso de Suleiman I, quien ejecutó a su propio hijo al creerlo el líder de una rebelión, también los hijos del Sultán Mehmed III (Mustafa y Mahmud) no guardaron un comportamiento propio de su puesto y fueron acusados de amenaza contra la monarquía. Mientras que Selim, hijo también de Suleiman I pudo llegar al poder gracias a una actitud más cauta y paciente, aunque la historia más tarde lo nombraría como Selim “el ebrio”.

Así mismo, vale la pena mencionar a Mehmet III, un gobernante frío que provocó una de las más grandes masacres en el palacio: hizo llamar a sus 19 hermanos a “besarle la mano” cuando el mayor de sus hermanos no pasaba de los 11 años y tras una aparatosa ceremonia los hizo llevar aparte para ser estrangulados, uno tras otro. Para quedar más tranquilo el sultán hizo matar a veinte de sus hermanas, a otros dos niños que nacieron tras la muerte de su padre y a varias concubinas, que posiblemente estaban embarazadas.

Imagen 3. La Jaula de Oro de los Otomanos
La «Jaula de Oro»

Con la muerte de Mehmet III, su hijo Ahmed I mostró un carácter más benevolente con sus hermanos, al perdonar la vida de Mustafá (Ahmed presenció de primera mano lo causado por su padre), quien más adelante lo relevaría en su cargo. Sin embargo, antes de ocupar dicho puesto, el pobre Mustafá pasó una serie de eventos que le provocarían una gran inestabilidad mental, pues gran parte de su vida pasó encerrado en las famosas jaulas de oro, una contramedida establecida para eliminar la ley del fratricidio.

Con la muerte de un sultán nació la jaula de oro

En la entrada relacionada con la Gran Sultana Kösem ya señalamos su prolífera descendencia y sabiendo el destino al que se veían sometidos los hombres, gracias a la Ley del Fratricidio, la misma Sultana buscó la forma de que sus hijos no cayeran en aquella trampa. Lamentablemente que sus esfuerzos serían en vano, pero eso lo veremos más adelante, así que reuniendo a los altos mando se buscó una nueva solución al derramamiento de sangre dentro del palacio.

Continuando con la historia, con la muerte del sultán Ahmed I (1617), varios de los visires y encargados del gobierno, convocaron a los distintos herederos al trono al palacio de Topkapi, allí se les encerró en unas estancias especiales llamadas Kafes (jaulas). El sitio elegido para ‘resguardar indefinidamente’ a los príncipes, eran estancias especiales del Harén Imperial, donde los hermanos por más elegante y llena de privilegios se tuvieran su vida perdían lo más importante: su libertad.

Uno de los principales prisioneros de los famosos Kafes fue el hermano del fallecido Ahmed I, Mustafá, quien vivió su propio tormento al ser encerrado durante 14 años y ser usado como marioneta para acceder al poder del trono. El ostracismo al que se vio sometido lo hicieron alguien peligroso para el mismo imperio, pero finalmente fue destituido y en su lugar vino a gobernar su sobrino Osman II, quien fue asesinado en un golpe de estado. Mustafá volvió al trono, un hecho que solo lo perturbó a un más y fue nuevamente bajado de su cargo, para volver a la jaula.

Imagen 4. La Jaula de Oro de los Otomanos
Mustafá I

Mientras los príncipes se encontraban encerrados (desde muy jóvenes eran apartados del mundo exterior, casi a los 12 años) era más fácil evitar que se planearan conspiraciones o alianzas que interfieran en el sultanato: los prisioneros reales eran vigilados muy de cerca y sus movimientos eran limitados.

Consecuencias de vivir en la Jaula

Y aunque se creyó en un principio que vivir en la jaula salvaría a más de uno de la muerte, la situación en muchos casos no fue así: en 1621 Osman II hizo asesinar a uno de sus hermanos cautivos y dejó morir al resto en sus jaulas; cuando el ejército se enteró de lo sucedido lograron rescatar a uno de ellos, que se encontraba al borde de la muerte por inanición.

A partir de aquello se impuso el principio de primogenitura, es decir, los mayores heredaban el trono, mientras que el resto esperaba su oportunidad encerrados en las jaulas, es así que mientras que los varones de una generación agotaban antes de la sucesión de una nueva. Fue de esta forma en la que muchos príncipes vivieron su vida encerrados, deseando un trono que jamás llegaría.

Y aquellos tuvieron la oportunidad de salir, terminaron desarrollando una serie de desórdenes psicológicos y carecían totalmente de experiencia en el campo político, pues anteriormente cuando el hijo de un sultán alcanzaba cierta edad era mandado alguna provincia a desempeñarse como gobernador y así ganar experiencia como líder.

Otro de los sultanes que ascendió al poder fue el hijo de la sultana Kösem, Murad IV, quien viendo la popularidad de sus hermanos, Bayezid y Kassim, a pesar de no haberse sublevado en armas terminaron siendo encerrados en los kafes para más adelante ser asesinados por su propio hermano.

Por la intervención de la madre sultana Kösem se pudo salvar su otro hijo, Ibrahim, quien estaba mal mentalmente debido a los intentos de asesinatos. Murad lo mandó a la jaula y fue en ese sitio donde Ibrahim perdió lo poco de cordura que le quedaba, con la muerte de su hermano, el pobre Ibrahim asume el trono, aunque en realidad la que tendría total control sería Kösem.

Imagen 2. La Jaula de Oro de los Otomanos
Mehmed VI

El último sultán de salir de la jaula

Contaba con 56 años el último sultán otomano, Mehmed VI, cuando pudo salir de la dichosa jaula: fue confinado ahí por su tío Abdulaziz, y tuvo que esperar que los tres reinados de sus hermanos mayores llegaran a su fin (principio de primogenitura) para ser coronado como Sultán. Este fue el último sultán en ser prisionero de la jaula de oro.

Fuentes:

  1. https://lavozdelmuro.net/la-jaula-donde-los-reyes-otomanos-encerraban-de-por-vida-a-sus-hijos/
  2. https://es.wikipedia.org/wiki/Altin_kafes#Regla_del_mayorhttps://opulix.com/oscardelgado/notables-fatricidios/#:~:text=El%20acto%20de%20fratricidio%20lo,inocente%2C%20decidi%C3%B3%20legalizar%20la%20ley.
  3. https://www.labrujulaverde.com/2016/07/como-los-principes-otomanos-vivian-encerrados-toda-su-vida-en-la-jaula-de-palacio
  4. https://monarquias.com/2020/02/10/ejecuciones-y-jaulas-de-oro-el-terrible-destino-de-los-principes-de-turquia/

Imágenes: 1, 2 y 4: lavozdelmuro.net, 3: hinocinte.blogspot.com

Imagen 6. La Jaula de Oro de los Otomanos
Mehmed I

En la entrada de hoy vamos hablar de una de las principales diferencias en el sistema de sucesión que presentaban oriente y occidente. Mientras que para gran parte de las monarquías europeas se regían por el principio de primogenitura, es decir, el heredero mayor gobierna, en gran parte de los reinos orientales, en especial el Otomano se establecía esa sucesión de otra forma: el más fuerte será el sultán del mundo.

Solo un hermano debe sobrevivir y su descendencia hará crecer la dinastía

Con la fundación del Imperio Otomano se estableció una tradición del ‘reino como propiedad común de la dinastía’, concepto se convirtió en una característica propia de su política. Esto afectó fuertemente su forma de desempeño, pues en una cultura donde la poligamia era pan de cada día teníamos a un montón de herederos listos para asumir el liderazgo y a un montón de políticos preparados para llevarse una gran tajada del Imperio.

Varios de los sultanes que gozaron del mando creyeron que al dividir el territorio en regiones que pudieran entregar a sus hijos o hermanos, todos vivirían en cierta armonía, algo que obviamente no se dio, aquella práctica terminó debilitando al estado y más de un sultán terminó derrocado.

Guerras y desórdenes internos hacían tambalear el reino. Por este motivo Mehmed I, instauró la ley del fratricidio, justificando la medida: “Dos sultanes no pueden vivir en el mismo país”. Durante varios años príncipes fueron ejecutados por liderar revueltas, atentar contra el sultán o -supuestamente- por el beneficio común del pueblo.

La ley fue legalizada más adelante por Mehmed II, quien viendo que sus hijos ya luchaban por el trono y mucha gente inocente estaba muriendo debido al conflicto decidió imponer una ley que establecía que un sultán podía matar a sus hermanos ‘solo si estos habían cometido un delito o algún acto de traición, pero nunca se podía usar sin razón.’

Estaba rotundamente prohibido que la sangre real se derramara, así fue como la mayoría de príncipes fueron ejecutados por medio de estrangulamiento.

Unos príncipes que se salvaron de la muerte, pero terminaron abrazando la locura

La ley no solo generó rencillas y sangre entre hermanos, sino que los mismos progenitores vieron en sus hijos un posible rival: tenemos el caso de Suleiman I, quien ejecutó a su propio hijo al creerlo el líder de una rebelión, también los hijos del Sultán Mehmed III (Mustafa y Mahmud) no guardaron un comportamiento propio de su puesto y fueron acusados de amenaza contra la monarquía. Mientras que Selim, hijo también de Suleiman I pudo llegar al poder gracias a una actitud más cauta y paciente, aunque la historia más tarde lo nombraría como Selim “el ebrio”.

Así mismo, vale la pena mencionar a Mehmet III, un gobernante frío que provocó una de las más grandes masacres en el palacio: hizo llamar a sus 19 hermanos a “besarle la mano” cuando el mayor de sus hermanos no pasaba de los 11 años y tras una aparatosa ceremonia los hizo llevar aparte para ser estrangulados, uno tras otro. Para quedar más tranquilo el sultán hizo matar a veinte de sus hermanas, a otros dos niños que nacieron tras la muerte de su padre y a varias concubinas, que posiblemente estaban embarazadas.

Imagen 3. La Jaula de Oro de los Otomanos
La «Jaula de Oro»

Con la muerte de Mehmet III, su hijo Ahmed I mostró un carácter más benevolente con sus hermanos, al perdonar la vida de Mustafá (Ahmed presenció de primera mano lo causado por su padre), quien más adelante lo relevaría en su cargo. Sin embargo, antes de ocupar dicho puesto, el pobre Mustafá pasó una serie de eventos que le provocarían una gran inestabilidad mental, pues gran parte de su vida pasó encerrado en las famosas jaulas de oro, una contramedida establecida para eliminar la ley del fratricidio.

Con la muerte de un sultán nació la jaula de oro

En la entrada relacionada con la Gran Sultana Kösem ya señalamos su prolífera descendencia y sabiendo el destino al que se veían sometidos los hombres, gracias a la Ley del Fratricidio, la misma Sultana buscó la forma de que sus hijos no cayeran en aquella trampa. Lamentablemente que sus esfuerzos serían en vano, pero eso lo veremos más adelante, así que reuniendo a los altos mando se buscó una nueva solución al derramamiento de sangre dentro del palacio.

Continuando con la historia, con la muerte del sultán Ahmed I (1617), varios de los visires y encargados del gobierno, convocaron a los distintos herederos al trono al palacio de Topkapi, allí se les encerró en unas estancias especiales llamadas Kafes (jaulas). El sitio elegido para ‘resguardar indefinidamente’ a los príncipes, eran estancias especiales del Harén Imperial, donde los hermanos por más elegante y llena de privilegios se tuvieran su vida perdían lo más importante: su libertad.

Uno de los principales prisioneros de los famosos Kafes fue el hermano del fallecido Ahmed I, Mustafá, quien vivió su propio tormento al ser encerrado durante 14 años y ser usado como marioneta para acceder al poder del trono. El ostracismo al que se vio sometido lo hicieron alguien peligroso para el mismo imperio, pero finalmente fue destituido y en su lugar vino a gobernar su sobrino Osman II, quien fue asesinado en un golpe de estado. Mustafá volvió al trono, un hecho que solo lo perturbó a un más y fue nuevamente bajado de su cargo, para volver a la jaula.

Imagen 4. La Jaula de Oro de los Otomanos
Mustafá I

Mientras los príncipes se encontraban encerrados (desde muy jóvenes eran apartados del mundo exterior, casi a los 12 años) era más fácil evitar que se planearan conspiraciones o alianzas que interfieran en el sultanato: los prisioneros reales eran vigilados muy de cerca y sus movimientos eran limitados.

Consecuencias de vivir en la Jaula

Y aunque se creyó en un principio que vivir en la jaula salvaría a más de uno de la muerte, la situación en muchos casos no fue así: en 1621 Osman II hizo asesinar a uno de sus hermanos cautivos y dejó morir al resto en sus jaulas; cuando el ejército se enteró de lo sucedido lograron rescatar a uno de ellos, que se encontraba al borde de la muerte por inanición.

A partir de aquello se impuso el principio de primogenitura, es decir, los mayores heredaban el trono, mientras que el resto esperaba su oportunidad encerrados en las jaulas, es así que mientras que los varones de una generación agotaban antes de la sucesión de una nueva. Fue de esta forma en la que muchos príncipes vivieron su vida encerrados, deseando un trono que jamás llegaría.

Y aquellos tuvieron la oportunidad de salir, terminaron desarrollando una serie de desórdenes psicológicos y carecían totalmente de experiencia en el campo político, pues anteriormente cuando el hijo de un sultán alcanzaba cierta edad era mandado alguna provincia a desempeñarse como gobernador y así ganar experiencia como líder.

Otro de los sultanes que ascendió al poder fue el hijo de la sultana Kösem, Murad IV, quien viendo la popularidad de sus hermanos, Bayezid y Kassim, a pesar de no haberse sublevado en armas terminaron siendo encerrados en los kafes para más adelante ser asesinados por su propio hermano.

Por la intervención de la madre sultana Kösem se pudo salvar su otro hijo, Ibrahim, quien estaba mal mentalmente debido a los intentos de asesinatos. Murad lo mandó a la jaula y fue en ese sitio donde Ibrahim perdió lo poco de cordura que le quedaba, con la muerte de su hermano, el pobre Ibrahim asume el trono, aunque en realidad la que tendría total control sería Kösem.

Imagen 2. La Jaula de Oro de los Otomanos
Mehmed VI

El último sultán de salir de la jaula

Contaba con 56 años el último sultán otomano, Mehmed VI, cuando pudo salir de la dichosa jaula: fue confinado ahí por su tío Abdulaziz, y tuvo que esperar que los tres reinados de sus hermanos mayores llegaran a su fin (principio de primogenitura) para ser coronado como Sultán. Este fue el último sultán en ser prisionero de la jaula de oro.

Fuentes:

  1. https://lavozdelmuro.net/la-jaula-donde-los-reyes-otomanos-encerraban-de-por-vida-a-sus-hijos/
  2. https://es.wikipedia.org/wiki/Altin_kafes#Regla_del_mayorhttps://opulix.com/oscardelgado/notables-fatricidios/#:~:text=El%20acto%20de%20fratricidio%20lo,inocente%2C%20decidi%C3%B3%20legalizar%20la%20ley.
  3. https://www.labrujulaverde.com/2016/07/como-los-principes-otomanos-vivian-encerrados-toda-su-vida-en-la-jaula-de-palacio
  4. https://monarquias.com/2020/02/10/ejecuciones-y-jaulas-de-oro-el-terrible-destino-de-los-principes-de-turquia/

Imágenes: 1, 2 y 4: lavozdelmuro.net, 3: hinocinte.blogspot.com