El Pensante

La menstruación en la época Victoriana

El sangrado abundante también era considerado como un síntoma de gravedad, para lo cual irónicamente se le recetaba a la paciente purgas, opiáceos o restricciones físicas. En más de una ocasión fueron varios los médicos quienes hablaban de la menstruación como la puerta hacia la demencia.

Imagen 1. La menstruación en la época Victoriana

Los tratamientos médicos para la supuesta locura iban desde laceraciones, hasta aplicar paños fríos al menos de que la paciente ya se encontrara a muy baja temperatura. Les proporcionaban también a las internas una alimentación escasa, las privaban del sueño y aumentaban sus horas de ejercicios.

Aparte de creer el periodo como una señal de demencia, también creían que definía la personalidad de una mujer: por ejemplo, decían que si el ciclo era poco abundante significaba que la mujer era débil y callada.

Los productos femeninos, un motivo más de vergüenza

Como podrán suponer, si la menstruación era vista como un tabú tan abominable en aquellos tiempos, era de visto de igual forma todo lo que tuviera que ver con los cuidados que la mujer pudiera disponer: lana de oveja, manteca, toallas y paños doblados, esponjas de mar, ropa negra, enaguas gruesas o en algunos casos nada de nada. Algunas mujeres prescindían de los implementos habituales como una servilleta gruesa doblada en forma de corbata que era presionada en los genitales y se amarraba por medio de un cable que pasaba por las caderas.

Con el avance del tiempo, también avanzaron los métodos de cuidado menstrual para la mujer: se creó lo que se llamaría Hoosier Sanitary Belt, como lo mencionado anteriormente, consistía en una correa que sostenía una compresa áspera que podía causar quemaduras en la piel y los broches que se usaban eran comparables con las famosas correas de castidad, lo que dificultaba que la fémina pudiera quitarse el hoosier para ir al baño o cambiársela. Hasta 1970 se podía encontrar en venta el hoosier.

En 1847 se registran los primeros prototipos de tampones, los cuales consistían en paños hechos de algodón, lino, esponja. Las mujeres debían armarlo y apretarlo con una cuerda que se incluía con los paños.

Finalmente, con la llegada de 1888 aparecen las primeras compresas femeninas desechables conocidas como Lister towels y producidas por johnson and Johnson: las mujeres usaron las vendas usadas en los hospitales para atender las heridas.

Fuentes:

  1. https://www.youtube.com/watch?v=wGNin8kynuohttps://medium.com/@karlareygo/c%C3%B3mo-lidiaban-las-mujeres-con-su-periodo-antes-de-las-toallas-femeninas-c655b7e52f1f

Imágenes: nuevatribuna.es

Imagen 2. La menstruación en la época Victoriana

La Época Victoriana

La época Victoriana fue un tiempo lleno de misterios y complejidades que la misma sociedad se encargó de indilgar en todos los contemporáneos, en especial sobre las mujeres. Las féminas de la época tuvieron que cargar a sus espaldas un sinfín de tabúes y normas estrictas que complicaban su día a día: formas de vestir, de mantenerse hermosas o llevar un embarazo (todos estos temas de los que hemos hablado aquí en el portal)

Ahora tocaremos un tema, que hoy en día a pesar de todos los avances y derechos que han obtenido las mujeres sigue siendo un tabú e inclusive en algunas culturas lo consideran un castigo: la menstruación.

El aparato reproductor femenino era un misterio

A la luz de los avances médicos del siglo XIX, el funcionamiento de los órganos sexuales femeninos seguía siendo un misterio que requería de supuestos para ser explicado: “La mujer que está menstruando es propensa a las emisiones de sangre por la nariz, por los ojos y los pulmones, senos y ombligo, casi todas las partes del cuerpo”. Así pues, la imagen de la mujer menstruando era algo aterrador de imaginar y hay que agregar que lo dicho anteriormente era una opinión de un médico muy respetado de la comunidad.

La locura de los médicos que señaló a la menstruación como una enfermedad

John Burnts en su tratado de la obstetricia (1811) menciona que la menstruación se debía considerar como una enfermedad que podía incidir en una enfermedad mental. Varios miembros del colegio real de médicos de Inglaterra sacaron varios escritos en donde describían el periodo (o la ausencia de éste, algo considerando muy peligroso) de la siguiente manera:

“La lengua flaquea, tiembla, se dicen algunas cosas incoherentes. Algunas rugen o chillan irritantemente, otras suspiran o lloran sin razón.”

El sangrado abundante también era considerado como un síntoma de gravedad, para lo cual irónicamente se le recetaba a la paciente purgas, opiáceos o restricciones físicas. En más de una ocasión fueron varios los médicos quienes hablaban de la menstruación como la puerta hacia la demencia.

Imagen 3. La menstruación en la época Victoriana

Los tratamientos médicos para la supuesta locura iban desde laceraciones, hasta aplicar paños fríos al menos de que la paciente ya se encontrara a muy baja temperatura. Les proporcionaban también a las internas una alimentación escasa, las privaban del sueño y aumentaban sus horas de ejercicios.

Aparte de creer el periodo como una señal de demencia, también creían que definía la personalidad de una mujer: por ejemplo, decían que si el ciclo era poco abundante significaba que la mujer era débil y callada.

Los productos femeninos, un motivo más de vergüenza

Como podrán suponer, si la menstruación era vista como un tabú tan abominable en aquellos tiempos, era de visto de igual forma todo lo que tuviera que ver con los cuidados que la mujer pudiera disponer: lana de oveja, manteca, toallas y paños doblados, esponjas de mar, ropa negra, enaguas gruesas o en algunos casos nada de nada. Algunas mujeres prescindían de los implementos habituales como una servilleta gruesa doblada en forma de corbata que era presionada en los genitales y se amarraba por medio de un cable que pasaba por las caderas.

Con el avance del tiempo, también avanzaron los métodos de cuidado menstrual para la mujer: se creó lo que se llamaría Hoosier Sanitary Belt, como lo mencionado anteriormente, consistía en una correa que sostenía una compresa áspera que podía causar quemaduras en la piel y los broches que se usaban eran comparables con las famosas correas de castidad, lo que dificultaba que la fémina pudiera quitarse el hoosier para ir al baño o cambiársela. Hasta 1970 se podía encontrar en venta el hoosier.

En 1847 se registran los primeros prototipos de tampones, los cuales consistían en paños hechos de algodón, lino, esponja. Las mujeres debían armarlo y apretarlo con una cuerda que se incluía con los paños.

Finalmente, con la llegada de 1888 aparecen las primeras compresas femeninas desechables conocidas como Lister towels y producidas por johnson and Johnson: las mujeres usaron las vendas usadas en los hospitales para atender las heridas.

Fuentes:

  1. https://www.youtube.com/watch?v=wGNin8kynuohttps://medium.com/@karlareygo/c%C3%B3mo-lidiaban-las-mujeres-con-su-periodo-antes-de-las-toallas-femeninas-c655b7e52f1f

Imágenes: nuevatribuna.es