Los Olmecas o ‘habitantes del país del Hule’, son considerados por los especialistas como la ‘Cultura Madre’ de Mesoamérica, el área arqueológica que comprende gran parte de México y de los países Centroamericanos.
Las investigaciones arqueológicas
Las investigaciones arqueológicas han venido a demostrar que esta misteriosa Civilización, ocupó el centro-sureste mexicano desde el año 1.500 aC, durante el denominado Horizonte Preclásico Inferior. El nombre de Olmecas fue adjudicado a principios del siglo pasado por los arqueólogos que descubrieron sus vestigios, ya que esta civilización había desaparecido miles de años antes de la llegada de los españoles a México, razón por la cual, ha sido imposible conocer su verdadero nombre.
Los Olmecas lograron avances y desarrollos notables: domesticaron al perro y al pavo, practicaron la apicultura y obtuvieron sustancias psicoactivas de sapos marinos. Fueron pioneros en la fabricación de objetos rituales en jade y obsidiana; en el arte de la plumería y en el uso del caucho.
La arqueología ha descubierto que los Olmecas no solo vivieron en México, sino que de cierta forma, ‘colonizaron’ otras zonas del continente, como la costa del pacifico en el sur de Colombia y el norte de Ecuador, un área estratégica que les permitió comerciar con las selvas amazónicas y la costa peruana, influenciando culturalmente a las regiones cercanas.
Los primeros en hablar de la «serpiente emplumada»
Los Olmecas heredaron a las posteriores culturas mesoamericanas el culto a las cuevas, a las montañas y a la serpiente emplumada. Fueron los primeros arquitectos e ingenieros constructores de pirámides en México y en consecuencia, quienes originaron los complejos calendarios astronómicos que hasta el día de hoy, deslumbran a los científicos.
Pero quizá, lo que resulta ser más intrigante, es la gran cantidad de gigantescas cabezas talladas en piedra, que exhiben rasgos fisionómicos que no son para nada propios de las poblaciones precolombinas, y que por su realismo, desafían todas las teorías sobre el desarrollo de las culturas mesoamericanas. La mayoría de estas enormes cabezas, presentan características negroides, como nariz achatada y labios gruesos, una fisionomía que es propia de los habitantes del continente africano.
Teniendo en cuenta que los primeros africanos que llegaron a américa, lo hicieron en el siglo XVI, según los registros históricos oficiales, las hipótesis sobre quienes están representados en las enormes esculturas, se dirigen cada vez más hacia los posibles contactos entre américa y el viejo mundo, ocurridos quizá, cientos o hasta miles de años antes de la llegada de Cristóbal Colón.
Fuente de imagen: pixabay.com