Una de las artesanías más grandiosas de la naturaleza, es una telaraña. Su diseño y fabricación son finamente llevados a cabo, que ni la mejor máquina del mundo pudiese imitar tal perfección.
Es sorprendente el misterio que envuelve a una de las cosas más simples y comunes de la vida: una telaraña. Pero a la vez tan compleja que la seda que expulsa la araña de su abdomen resulta mucho más fuerte que una cuerda de acero del mismo grosor, más la ventaja de ser varias veces más elástico, e incluso, más elástico que cualquier material que se consiga en el mercado y por si fuera poco, es varias veces más delgado que uno de nuestros cabellos, con una capacidad enorme de adhesión.
Así como existen diferentes clases de arácnidos, así también existen multiplicidad de formas de telarañas. Obviamente, cada forma varía según la especie de araña. La más común es una red que sirve como trampa cazadora, pero hay diseños exóticos y muy particulares.
Por ejemplo, una clase llamada “Araña Gladiador”, utiliza un sistema muy similar a spiderman; tan pronto como ve una víctima provocativa, le lanza su red mortal pegajosa que lleva en todo tiempo sobre sus patas. Es infalible.
Otra particular tela arácnida es de las denominadas “Viudas Negras”, que producen una tela con una estructura digna de toda admiración por donde se le mire. Ésta es en forma de cortina, con sus hilos extendidos de manera vertical atrapan toda clase de insectos, los cuales al mismo instante de caer en la trampa, son atacados mortalmente con una letal picadura.
LOS CIENTÍFICOS TAMBIÉN CAYERON EN LA TELARAÑA
Científicos y estudiosos han sido muy atraídos también hacia estas telarañas. Diversas universidades europeas han estudiado los materiales y sustancias constituyentes de esta seda y descubrieron que tiene poderes medicinales debido a un grupo de proteínas especiales que la conforman, más específicamente catalogadas como “espidroínas”.
Pero estos científicos no sólo le han descubierto usos medicinales, sino que además pretenden fabricar materiales similares para la industria, partiendo del descubrimiento detallado del orden proteínico estructural.
De acuerdo con los académicos en la materia, si se lograse copiar artificialmente la fabricación de las telarañas con todos sus elementos, se obtendrían materiales de gran utilidad en muchos sectores, especialmente en la medicina reconstructiva o regenerativa.
En muchas culturas del mundo, las personas utilizan la tela de araña para curarse algunas heridas, puesto que ayuda a coagular la hemorragia y cicatriza cerrando la herida por completo. Y esto porque esos hilos son sumamente antimicrobianos que protegen la herida de infecciones y de ahí, el interés de la medicina también para operaciones quirúrgicas. Otro dato curioso es que no se disuelve con el alcohol.
Su poder de cicatrización se debe a que la telaraña se halla recubierta con una especie de hongos, que a su vez contienen antibióticos, para que de esa forma los microorganismos no se puedan comer la tela, que como ya se ha dicho, es demasiado rica en proteínas.
En estos instantes, las industrias farmacéuticas en su escalada globalista, trabajan intensamente generando elementos como suturas, cremas cicatrizantes, mascarillas de todo tipo, además de las grandes industrias quienes comenzaron a fabricar recientemente materiales con estas propiedades arácnidas como sedales de pesca biodegradables, etc.
Sin embargo, bien vale la pena cuestionarse si la Naturaleza sin modificaciones de ninguna especie, provee al ser humano de medicina ciento por ciento natural y efectiva, o si en realidad es necesario tratar de copiar lo ya creado y adulterarlo con fines experimentales, produciendo sustancias y productos artificiales, que posiblemente no cuenten ya con las propiedades netamente naturales.
Multiples aplicaciones se divisan al conocer en esencia material estas obras de arte de la naturaleza. La industria textil también se ha lanzado a la investigación para generar materiales exclusivos y novedosos con propiedades nunca antes vistas, que servirían por ejemplo, para diseñar prendas de vestir ultra flexibles.
La investigación en el ámbito militar no se queda atrás. Algunas potencias como Estados Unidos, Rusia y China, han logrado obtener artificialmente fibras a partir de los aminoácidos en una solución acuosa, para producir finalmente un hilo biosintético con propiedades similares al de las arañas más potentes.
Dichos aminoácidos constituyentes de las proteínas con las que están hechas las telarañas, principalmente son la Glicina y la Alanina. Estos últimos salen de las glándulas que la mayoría de arañas poseen en su abdomen, llamadas Hilanderas.
Aseguran los científicos militares que de ser posible desarrollar una telaraña con estas propiedades, pero de gruesa si quiera como un lápiz, se lograría detener un avión Boeing 747 a toda marcha.
Y es que no es para menos, pues otra de las características primordiales de estas sedas, es que se pueden estirar hasta el 30% más de su largo original, sin riesgo de romperse. Por eso, de todos los estudios desarrollados en todas las épocas, se ha concluido que uno de los materiales más fuertes que existan son las telarañas.