Desde hace siglos, en la región sur del continente americano, se conocen historias terroríficas sobre una mujer que seduce hombres y luego de copular con ellos, los tritura con sus dientes.
Una seductora alma en pena que ataca a los hombres lujuriosos
Le dicen “la muelona”, un espectro de apariencia femenina que según cuentan las leyendas, ataca principalmente a hombres descarriados, adúlteros, infieles, aberrados, tiranos, borrachos, entre otros. Le gusta aparecerse sobre todo, de 6 a 8 de la noche, según cuentan. Al lado de un longevo árbol, señalan que se esconde siempre “la muelona”, para atrapar a algún individuo con esas características lujuriosas y luego, se lo devora y el crujir de sus huesos y los alaridos, se oyen a la distancia desgarradoramente.
De acuerdo con los relatos populares colombianos, una imagen de San Isidro es el talismán que la ahuyenta. Aseguran también, que este espanto demoniaco utiliza la sangre y el fluido seminal de sus víctimas, para realizar pociones mágicas que le permiten hechizar a los hombres que elija. Inclusive, hay quienes afirman que la han visto bailar con los esqueletos de los que cayeron en su trampa pasional, en diferentes lugares.
Los orígenes de esta leyenda sangrienta, se remontan a tiempos de la colonización, cuando una dama europea arribó a Suramérica, cuyo negocio era la trata de jovencitas, el hurto y la estafa. En España se dedicaba a lo mismo, pero ante la posibilidad de viajar al nuevo continente, le dio pie para proseguir sus actividades delincuenciales en un territorio por explorar.
Era una mentirosa profesional que destruía hogares y robaba fortunas
Esta dama criminal, acostumbraba a engañar lindas chicas, para luego venderlas a hombres dispuestos a pagar altas cifras por ellas, pero mismos que también eran engañados por la malvada mujer, que los extorsionaba amenazándolos de acusarlos con sus esposas y familiares, sobre sus aventuras libidinosas. Igualmente, estafaba haciéndose pasar por maga,, pues ofrecía leer las manos, las cartas, el futuro, etc.
Aquella malvada fémina, contaba con una belleza lujuriosa muy atractiva y le encantaba destruir matrimonios, seduciendo a los hombres y a la vez exprimiendo su dinero. Promovía que los jóvenes deberían gozar la vida satisfaciendo todos sus deseos carnales y por eso, era mejor no traer hijos al mundo. Otros muchos perdieron grandes fortunas, timados por sus supuestas adivinaciones y dudosos trabajos mágicos para la buena suerte.
Pero como los años no perdonan, envejeció y perdió su sexy figura, pero no su maldad. Decidió pactar con el demonio para obtener nuevamente su belleza y vitalidad, pero falleció y el diablo la convirtió en un ente maléfico, con una dentadura infernal, capaz de triturar cualquier cosa, programada para atrapar cuerpos y almas de los hombres que caigan ante su siniestra seducción.
Recién murió, aquella vivienda donde residía, comenzó a expeler aromas putrefactos y nadie se atrevía a pasar por allí, porque también se escuchaban lamentos infernales y crujir de huesos, al parecer, provenientes de los sujetos jugadores, adúlteros y degenerados, que desaparecían misteriosamente de esas tierras latinoamericanas.
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