Algo que usamos a diario, pero que casi nadie se pregunta cómo funciona y cuál fue su origen, es el dinero. Sin él, no podríamos movernos dentro del sistema social, puesto que es necesario para adquirir desde la comida, hasta cada detalle necesario y superficial de la vida. ¿Cuántos billetes circulan? ¿Quiénes imprimen el dinero? ¿Cuánto dinero hay en total en el mundo? ¿Quién o quiénes inventaron el sistema financiero global que nos ha regido durante estos últimos siglos? A continuación, “la verdadera historia del dinero”:
Al principio y durante miles de años, el mundo por lo general se basaba en el trueque, como forma de intercambio de bienes, productos y servicios. Como la agricultura, la ganadería, la pesca, etc, constituían el modo principal de obtención de recursos, era factible obtener lo que se necesitaba, pagando con lo que uno producía. Pero el hombre se volvió sedentario y se aglomeró en poblados y ciudades, entonces el trueque común ya no era consistente, porque en esas condiciones del progreso de la civilización, inevitablemente se presentó un excedente de productos.
En consecuencia, las sociedades procedieron a seleccionar algunos de los metales más preciosos como la plata y el oro, para darle valor a los bienes y funcionar como dinero. Pero ese sistema no duró mucho, ya que transportar el oro y los otros metales resultaba muy complejo para las personas. Como opción para solucionar ese inconveniente, surgió la idea de las monedas.
Heródoto, el gran filósofo e historiador griego, creía que el dinero se había inventado en el siglo VII a.C. en Lydia, un pequeño poblado en las inmediaciones del Mar Egeo, entre Turquía y Grecia. En ese escenario, según el erudito griego, circularon las primeras monedas, mismas que estaban fabricadas con oro y plata, empleando un sello con la imagen de un león.
El origen del «trading» de divisas
Algunas fuentes aseguran que fueron los judíos los que propusieron por primera vez las monedas como medio de intercambio, y todo habría surgido en sus templos, ya que allí debían pagar sus impuestos con una divisa a la que denominaron shekel. Luego, cuando ya habían varias monedas circulando en el sistema social, ellos inventaron los primeros negocios de compra y venta de divisas y todos los judíos debían cambiar por ejemplo, denarios por shekels cuando iban al templo a realizar sus ofrendas. De allí, presuntamente habría surgido el sistema económico mundial actual.
En el imperio romano acontecía al mismo tiempo un fenómeno idéntico que en el pueblo judío. El término “moneda”, en realidad viene del latín “moneta”, y así era como apodaban a Juno, una de las diosas más importantes de la mitología romana y en su templo específicamente, se acuñaban las monedas. El imperio romano siempre luchó por acuñar una moneda única mundial, igualando los pesos, los valores, los tamaños de todas. Roma pretendió monopolizar el dinero: “dinero”, palabra que deriva del latín “denarium”, la divisa que empleaban los romanos en sus comercios y era la moneda oficial en tiempos de Jesucristo.
No se lograron por completo los planes romanos, pero hay quienes dicen que esa agenda continúa hoy en día y que forman parte de los protocolos de sión. Uno de los mayores promotores del uso de monedas fue Alejandro Magno,335 años antes de Cristo, en las tierras donde reinaba: Mesopotamia, Siria, Egipto, Persia y todo lo que hoy llamamos India.
Los primeros bancos
En el siglo IX, los chinos ingeniaron el papel moneda, el cual garantizaba el valor en oro y plata, pero sólo del gobierno. Fue en el siglo XVI que en Europa, los judíos volvieron a incursionar el mundo del dinero y ellos eran los que se encargaban de dar una especie de recibos por las reservas de oro que depositara una persona en sus bancos. Posteriormente, se desarrolló al punto de masificarlo a nivel de naciones.
Esta comunidad judía que comenzó con los bancos emisores de billetes y receptores de riquezas de oro, plata y propiedades, eran los orfebres europeos, quienes invertían en grandes cajas fuertes y pagaban hombres armados para custodiar sus bancos. Eso le daba la sensación de seguridad a todas las personas que iban a depositar sus recursos a esas entidades financieras de carácter privado, para cambiarlos por papeles que respaldaban sus bienes. Eso evitaba que la gente transportara grandes pesos y cargas en oro, plata y cobre.
Pero de acuerdo con muchas investigaciones, un gran negocio se les ocurrió a aquellos banqueros profesantes del judaísmo sionista, en el siglo XV, el cual se basaba en prestar dinero usando el tesoro de todos los clientes, con un cobro de interés por el crédito. Pero esos financiamientos se hicieron tan populares que llegó el instante el que las cajas de seguridad quedaron vacías. Sin embargo, como cada recibo sellado por sus entidades bancarias representaba dinero, no vieron problema en seguir firmando papeles, sólo que nadie se imaginaba que ya no había ningún respaldo en las arcas.
Al parecer, esa situación al ir expandiéndose y popularizándose, continuó así hasta nuestros días y diversos sectores de la sociedad han denunciado que los billetes y monedas que usamos no tienen un soporte real más allá del valor psicológico que todos les damos a las impresiones de dinero que realiza con frecuencia, el Banco Central y la Reserva Federal, como así se resultó llamando al final todo el monopolio bancario internacional que controla el dinero de manera global y surte a cada país de sus correspondientes divisas. El único banco, cuyas directrices son independientes del Fondo Monetario Internacional, pero con el total apoyo del mismo, es el banco del Vaticano, cuyas riquezas son casi iguales o más altas que todas las del mundo.
El bitcoin y la revolución del dinero
La tecnología al haber avanzado sobre todo en la transmisión de información y datos, ha sido el trampolín para un nuevo orden económico global, donde el dinero fiat ha sido grandemente reemplazado por números en una pantalla, con mecanismos tales como tarjetas de crédito, cuentas bancarias digitales, criptomonedas, activos virtuales, etc.
En 2008, surgió dentro de los avances de la criptografía, que ya hacía algunos años llevaba desarrollándose, el bitcoin, como un sistema de efectivo electrónico de persona a persona. Del mismo, se han desprendido miles de criptomonedas, cada una proyectada con un fin útil a la sociedad, a modo de una revolución digital, económica, cultural y otros aspectos de la humanidad.
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