Un misterio en la Gran Rusia
Rusia es el país más grande de la tierra, y guarda en sus tierras muchos de los secretos mejor guardados de esta. Su gigantesco tamaño, además, la hace cuna de diversas sociedades y culturas y hogar de decenas de lenguas diferentes, de ecosistemas distintos y de fauna y flora completamente desconocida. El “Lago Azul” (o Lago Goluboe, en idioma nativo) es uno de estos misterios.
Se trata de un espejo de agua relativamente pequeño, con apenas 235 metros de ancho por 130 metros de largo y profundidad desconocida. Es un lago kárstico, lo que significa que se originó por la meteorización química de caliza, dolomía y yeso (y algunas rocas semejantes), las cuales se componen de minerales solubles en agua.
Esta característica lo hace bastante particular. Al igual que algunas fuentes hídricas en Indonesia o que las regiones del Yucatán centroamericano, este lago hace parte de un complejo sistema de cuevas que irrigan de agua toda la región… aunque el agua rara vez se presente de forma superficial. Y aquí aparece uno de los principales misterios del lago: no es el comienzo del sistema de cuevas… es el final.
Esto significa que el agua que arriba al lago no proviene de ningún río, sino de corrientes de agua subterráneas cuya procedencia se desconoce y que por alguna razón convergen en este afluente, el cual incluso genera un pequeño río de donde fluye una corriente de agua. El lago, entonces, sería la culminación de un sistema hídrico cuya magnitud y características se desconocen completamente.
Agua misteriosa en donde no vive nada
Pero las cosas no terminan allí. El lago, de manera un tanto paradójica, carece casi en su totalidad de fauna. Es el hogar de algunas especies de insectos que lo utilizan como guardería en la temporada de cría, pero aparte de ello carece de vertebrados que habiten sus aguas, que son el reino de las algas y las plantas acuáticas. El hecho de que no existan peces en el lago azul indicaría que el agua que lo irriga procede de regiones donde no hay vida. Lamentablemente, son pocas las expediciones biológicas que se han realizado a este magnífico recinto, pero muchos buzos han fotografiado algas brillantes que crecen en el suelo del cuerpo de agua. Sobre esta especie, que sería endémica de la región, no se conoce prácticamente nada.
El último misterio del lago, y el que lo hace más famoso alrededor del mundo, tiene que ver con la existencia del sistema de cuevas arriba mencionado que ha hecho completamente imposible calcular su profundidad. Si bien se afirma que esta se encuentra en torno a los 250 metros (lo que lo haría el lago kárstico más grande del mundo), son muchos los buzos que afirman que este “fondo” es en verdad un pliegue y que hay entradas que llevan al sistema de cuevas.
Los muertos del Lago Azul
Los buzos que han muerto tratando de encontrar este sistema se cuentan por decenas. El caso más reciente, ocurrido en el año 2011, se dio cuando un equipo se encontraba buscando aquel sistema de cuevas subterráneas: Andréi Rodiónov, oriundo de Rusia, murió al fallar su equipo de respiración. Esta ha sido hasta el momento la investigación más completa del lago, pero aún falta mucho por explorar (y explicar) de este misterioso espejo de agua.
Ah, y el nombre “Lago Azul”, dado por el color de sus aguas, no se debe a la pureza de las mismas sino a la abundancia de sulfido de hidrógeno, que le otorga su nombre nativo (“lago oloroso”).
¿Te gustaría visitar este lugar? Ten en cuenta que muchas leyendas hablan de tesoros escondidos en el fondo del Lago Azul.
Fuente de imágenes: 1 y 2: i.telegraph.co.uk, 3: scubadiving.com