El Pensante

Lucian Freud y el arte figurativo

Artes y oficios diversos, Biografía - diciembre 20, 2022

En 1952, sus pinturas aún son muy planas pero va ahondando en los detalles psicológicos. Cuando elabora Habitación del hotel (1954), se pinta junto a la mujer con la cual se escapó de su primera esposa, Lady Caroline Hamilton. Esta obra es poderosa porque refleja la situación de desmoronamiento amoroso que estaba viviendo la pareja. Se logra observar al autor como un punto negro en el cuadro.

Fue muy controversial el retrato que hizo de la reina Isabel, donde claramente se observa varios rasgos entre la vejez, la tenacidad, la dureza y la grandeza. La misma reina tenía que ir a su estudio porque el artista no salía de ahí cuando tenía que pintar.

Tercera etapa: retratos y desnudos

Lucian Freud buscaba el interior en las personas. No retrataba la imagen como la concebía una cámara fotográfica, lo que deseaba era pintar el interior y lo reflejaba en los rasgos que iba viendo, también pintaba las personas que deseaba.

Freud le gustaba, además, pintarse a si mismo. Al estilo de Rembrandt o Van Gogh, el artista estaba obsesionado con pintarse para descubrirse, en un intento de introspección, veía en cada autorretrato una muestra interior. Lo que también buscaba en sus modelos.

Sus hijos, amantes y familiares (especialmente su madre), fueron recurrentes modelos que le sirvieron para desarrollar sus obras más notables. Incluso su propia hija la pintó en repetidas ocasiones.

Las obras que dedicó a su madre son realmente fantásticas y son unas de las obras por las cuales es reconocido a lo largo del mundo. Los planos reflejan a una anciana con más ganas de morir y el autor, buscaba plasmar la debilidad haciendo que sus cuadros sensibilizaran a cualquiera.

Esta obra y Habitación en Paddington (1951) fueron la iniciación en su trascender psicológico en la pintura. Seguramente el peso de su abuelo, en su propia vida lo llevó a tener en consideración ese aspecto que fue su punto inicial para transformar su pintura en obras excepcionales.

Sus obras en estos años eran de un estilo expresionista, pues cada imagen que pintaba, no le borraba, ni le ocultaba los trazos.

Primero pintó con esmalte. Es reconocida su primera obra, Paisaje con pájaros (1940), inspirada en el estilo de Picasso. Luego siguió pintando con óleo influenciado tenazmente por la Escuela de Arte Slade, especialmente de los pintores William Roberts y Stanley Spencer.

Su viaje por Grecia y Francia le dio la posibilidad de empaparse de otros estilos; el cubismo plano, así como los desarrollos en el surrealismo (y el expresionismo), le brindaron la posibilidad de crear obras introspectivas que buscaban explorar al interior de sus modelos.

Desde los años cincuenta se enfrentó al problema de los materiales. El utilizar pinceles convencionales, de hilos finos, no le permitía hacer los trazos que el deseaba, por lo cual, sus pinturas se escurrían.

Descubrió por ese entonces, el uso de cerdas de pelo de cerdo en pinceles donde salían los trazos que lo volvieron un ícono. Claramente, no le fue bien por la crítica que no aceptó muy bien ese nuevo estilo, tan polémico que se cruzaba entre el surrealismo y lo figurativo de la Escuela de Londres.

Su segunda etapa como artista

La influencia de Magritte y la pintura metafísica en el autor, es clara en este periodo. Su tenacidad e inspiración para sus obras heredada por Durero, se veía en el nivel de detallismo, donde sus pinceles eran de pelos diminutos, para así capturar la parte animal del ser humano.

También le gustaba pintar animales, incluso llegó a tener varios. En sus retratos y desnudos le gustó pintar cuando sus retratados estaban descansando o en posiciones donde no se daban cuenta de su parte más “animal”, por ello la impresión de realismo en cada cuadro.

Muchos años después cuando descubrió su gusto por los retratos, gustaba de pintar animales con los modelos. El desnudo Chica con un perro blanco (1951), fue la primera obra de este tipo. La modelo fue su primera esposa, la bella Kitty Garman y el perro, uno de sus bull terriers.

Esta etapa llena de descubrimientos, también le permitió experimentar con el blanco de plomo. Una pintura viscosa que era muy útil para los colores de piel. Esta pintura tiene la posibilidad de ser reflectante, logrando una luminosidad propia y de muy alta calidad.

Su preferencia por este blanco lo llevó a que volviera a ser reconocido. Cuando pintó el retrato de Frank Auerbach (1976), volvió a tener reconocimiento. Pero cuando Reino Unido quiso prohibir la venta de este pigmento del plomo, Freud compró casi todas las provisiones de este color en la nación inglesa.

Origen del artista

El artista nació en Berlín y fue reconocido como uno de los mejores pintores del siglo XX. Sus pinturas de desnudos son famosas y bien cotizadas, incluso la pintura más cara vendida en la historia, fue una de él, que costó 33 millones de dólares.

Además, es conocido por su realismo figurativo y por no adoptar el movimiento surrealista o el cubismo que estaban tan en boga. Por el contrario, creó una nueva forma de expresión con elementos que tomó de varios momentos de la Historia del Arte.

Aunque nació en Londres, el pintor era nieto del psicoanalista Sigmund Freud. Su padre, Ernst Freud emigró primero por la subida del nazismo y recibió a Sigmund y su esposa en 1938, cuando ellos también viajaron a Londres.

La vida en Londres fue normal para Lucian, quien estudió primero en Dartington Hall School y luego en Bryanston School.

Desde los 16 años, gracias a su maestro Cedric Morris, entró al mundo de la pintura donde comenzó a realizar los retratos de formas no convencionales. Intentaba retratar no sólo la imagen sino la parte psicoanalítica del personaje.

Sus primeras pinturas reflejan sus condiciones psicológicas. Hombre con una pluma (1943) es una obra inicial donde ya representa aspectos que él nunca reveló, aunque es una pintura que transmite símbolos inconclusos.