Algo particular en sus relaciones con otros países fue la cercanía que manejo con la reina Isabel I de Inglaterra: Murad III y su favorita no solo intercambiaron correspondencia sino también costosos regalos, el mismo sultán llegó a decir que el protestantismo y el Islam tenían muchas similitudes entre sí, y ante todo más “que cualquiera con el catolicismo romano, ya que ambos rechazaron el culto de ídolos.»
Ambos monarcas discutieron seriamente sobre operaciones militares conjuntas con Murad III durante el estallido de la guerra con España en 1585, mientras que el secretario principal de la Reina, Francis Walsingham estaba presionando para una participación militar otomana directa contra el enemigo común español.
Un apetito desenfrenado dio paso a una prolífera descendencia
Como lo mencionamos antes, el sultán vivió una relación monógama con su favorita Safiye, algo que realmente preocupaba a su la sultana Valide Nurbanu, quien veía en la concubina de su hijo una rival y alguien que tenía gran influencia en él. Fue así que como tanto Nurbanu y las hermanas del sultán le enviaban diferentes concubinas, pero al parecer Murad no podía cumplir con su deber, se mostraba impotente con todas a excepción con Safiye.
Nurbanu empezó a sospechar de su nuera, a quien acusó de haber embrujado al joven sultán. Realizó varias intrigas y torturas a los eunucos del palacio tratando de indagar para descubrir, quien era el culpable pero las pesquisas no dieron resultados. La madre sultana del momento ordenó a entonces a los médicos de la corte que prepararan una cura para su hijo, lo que ocasionó un efecto secundario en el joven sultán: un apetito sexual desenfrenado lo que aumentó su descendencia dando un total de diecinueve príncipes, es más,. se presumía que había engendrado unos 100 vástagos.
Muerte del sultán
El 15 de enero de 1595 falleció el sultán Murad III, cuando solo tenía 49 años. Fue enterrado en la mezquita de Santa Sofía, hay otros 54 lugares que fueron ocupados por miembros de su familia, específicamente sus hijos y sus parejas.
Fuentes:
- https://www.lifeder.com/murad-iii/
Imágenes: 1: wikipedia.org, 2: pinterest.com, 3: public-welfare.com
Hace poco tiempo hablamos de Mehmed III, un Sultán que acabó con prácticamente toda su familia. Para equilibrar, hablaremos hoy de Murad II, quien tuvo un legado un tanto… diferente.
Doceavo Sultán
Murad III fue el doceavo sultán que tuvo el Estado turco. Fue hijo del Sultán Selim II y la Sultana Nurbanu, nieto del Sultan Suleiman I y esposo de la legítima la Sultana Hürrem.
La educación del joven príncipe fue bastante exigente, tanto así que aprendió varios idiomas como el árabe y el persa: varios maestros importantes de la época se encargaron de instruirlo, se le llega a considerar como uno de los sultanes más ilustrados de la historia. Fue nombrado a una edad muy joven por su propio abuelo, como Sanjak-bey (Lord del estandarte) de Akşehir y a la edad de 18 años fue nombrado sanjak-bey de Saruhan .
Su ascenso y su mandato
El 12 de diciembre de 1574 muere Selim II debido a una caída en el palacio de Topkapi a los 50 años de edad. Su favorita -Nurbanu- mantiene oculto el hecho hasta que su hijo Murad llegara de la ciudad en la que se encontraba gobernando (Manisa). Una de sus primeras órdenes como sultán coronado fue la ejecución de sus hermanos: los Şehzades Abdullah, Süleyman, Mustafa, Cihangir y Osman.
Su mandato estuvo marcado por las continuas guerras con Persia que se dieron en el periodo 1578-1590 y que finalizaron con el Tratado de Constantinopla en 1590, así como conflictos permanentes con los Estados cristianos europeos representados por el Reino de Hungría, Transilvania y el Sacro Imperio Romano Germánico, volviéndose un personaje de importancia durante la Guerra de los Quince Años. A los conflictos hay que sumarle las crisis económicas, pues las campañas militares contantes obligaron al gobierno a subir los impuestos lo que obligó a muchos a abandonar sus tierras porque no podían hacer frente a la deudas.
Durante su reinado también buscó expandir parte del territorio turco: en 1578 el imperio ya había conquistado el territorio de Fès (actualmente parte de Marruecos) que en ese entonces era dominado por los portugueses.
Murad III, a diferencia de su abuelo, fue muy criticado por sus súbditos, pero siguiendo el ejemplo de su padre no participó en ninguna de las campañas ni hizo acto de presencia en la batalla, lo que generó el desprecio de varios de los soldados. Aunque hay que reconocerle la expansión del territorio, el sultán también se destacó por su interés en las expresiones artísticas: se interesó por el estilo miniaturista que vivió su etapa más importante durante la época de oro turca, en el siglo XV.
También ordenó la creación de diferentes libros, uno de ellos fue El Libro de la Felicidad (libro importante para el estudio y de la práctica de la astrología), obra que se mandó a hacer a los artistas de la época para podérselo regalar a una de sus hijas.
Algo particular en sus relaciones con otros países fue la cercanía que manejo con la reina Isabel I de Inglaterra: Murad III y su favorita no solo intercambiaron correspondencia sino también costosos regalos, el mismo sultán llegó a decir que el protestantismo y el Islam tenían muchas similitudes entre sí, y ante todo más “que cualquiera con el catolicismo romano, ya que ambos rechazaron el culto de ídolos.»
Ambos monarcas discutieron seriamente sobre operaciones militares conjuntas con Murad III durante el estallido de la guerra con España en 1585, mientras que el secretario principal de la Reina, Francis Walsingham estaba presionando para una participación militar otomana directa contra el enemigo común español.
Un apetito desenfrenado dio paso a una prolífera descendencia
Como lo mencionamos antes, el sultán vivió una relación monógama con su favorita Safiye, algo que realmente preocupaba a su la sultana Valide Nurbanu, quien veía en la concubina de su hijo una rival y alguien que tenía gran influencia en él. Fue así que como tanto Nurbanu y las hermanas del sultán le enviaban diferentes concubinas, pero al parecer Murad no podía cumplir con su deber, se mostraba impotente con todas a excepción con Safiye.
Nurbanu empezó a sospechar de su nuera, a quien acusó de haber embrujado al joven sultán. Realizó varias intrigas y torturas a los eunucos del palacio tratando de indagar para descubrir, quien era el culpable pero las pesquisas no dieron resultados. La madre sultana del momento ordenó a entonces a los médicos de la corte que prepararan una cura para su hijo, lo que ocasionó un efecto secundario en el joven sultán: un apetito sexual desenfrenado lo que aumentó su descendencia dando un total de diecinueve príncipes, es más,. se presumía que había engendrado unos 100 vástagos.
Muerte del sultán
El 15 de enero de 1595 falleció el sultán Murad III, cuando solo tenía 49 años. Fue enterrado en la mezquita de Santa Sofía, hay otros 54 lugares que fueron ocupados por miembros de su familia, específicamente sus hijos y sus parejas.
Fuentes:
- https://www.lifeder.com/murad-iii/
Imágenes: 1: wikipedia.org, 2: pinterest.com, 3: public-welfare.com
Hace poco tiempo hablamos de Mehmed III, un Sultán que acabó con prácticamente toda su familia. Para equilibrar, hablaremos hoy de Murad II, quien tuvo un legado un tanto… diferente.
Doceavo Sultán
Murad III fue el doceavo sultán que tuvo el Estado turco. Fue hijo del Sultán Selim II y la Sultana Nurbanu, nieto del Sultan Suleiman I y esposo de la legítima la Sultana Hürrem.
La educación del joven príncipe fue bastante exigente, tanto así que aprendió varios idiomas como el árabe y el persa: varios maestros importantes de la época se encargaron de instruirlo, se le llega a considerar como uno de los sultanes más ilustrados de la historia. Fue nombrado a una edad muy joven por su propio abuelo, como Sanjak-bey (Lord del estandarte) de Akşehir y a la edad de 18 años fue nombrado sanjak-bey de Saruhan .
Su ascenso y su mandato
El 12 de diciembre de 1574 muere Selim II debido a una caída en el palacio de Topkapi a los 50 años de edad. Su favorita -Nurbanu- mantiene oculto el hecho hasta que su hijo Murad llegara de la ciudad en la que se encontraba gobernando (Manisa). Una de sus primeras órdenes como sultán coronado fue la ejecución de sus hermanos: los Şehzades Abdullah, Süleyman, Mustafa, Cihangir y Osman.
Su mandato estuvo marcado por las continuas guerras con Persia que se dieron en el periodo 1578-1590 y que finalizaron con el Tratado de Constantinopla en 1590, así como conflictos permanentes con los Estados cristianos europeos representados por el Reino de Hungría, Transilvania y el Sacro Imperio Romano Germánico, volviéndose un personaje de importancia durante la Guerra de los Quince Años. A los conflictos hay que sumarle las crisis económicas, pues las campañas militares contantes obligaron al gobierno a subir los impuestos lo que obligó a muchos a abandonar sus tierras porque no podían hacer frente a la deudas.
Durante su reinado también buscó expandir parte del territorio turco: en 1578 el imperio ya había conquistado el territorio de Fès (actualmente parte de Marruecos) que en ese entonces era dominado por los portugueses.
Murad III, a diferencia de su abuelo, fue muy criticado por sus súbditos, pero siguiendo el ejemplo de su padre no participó en ninguna de las campañas ni hizo acto de presencia en la batalla, lo que generó el desprecio de varios de los soldados. Aunque hay que reconocerle la expansión del territorio, el sultán también se destacó por su interés en las expresiones artísticas: se interesó por el estilo miniaturista que vivió su etapa más importante durante la época de oro turca, en el siglo XV.
También ordenó la creación de diferentes libros, uno de ellos fue El Libro de la Felicidad (libro importante para el estudio y de la práctica de la astrología), obra que se mandó a hacer a los artistas de la época para podérselo regalar a una de sus hijas.
Algo particular en sus relaciones con otros países fue la cercanía que manejo con la reina Isabel I de Inglaterra: Murad III y su favorita no solo intercambiaron correspondencia sino también costosos regalos, el mismo sultán llegó a decir que el protestantismo y el Islam tenían muchas similitudes entre sí, y ante todo más “que cualquiera con el catolicismo romano, ya que ambos rechazaron el culto de ídolos.»
Ambos monarcas discutieron seriamente sobre operaciones militares conjuntas con Murad III durante el estallido de la guerra con España en 1585, mientras que el secretario principal de la Reina, Francis Walsingham estaba presionando para una participación militar otomana directa contra el enemigo común español.
Un apetito desenfrenado dio paso a una prolífera descendencia
Como lo mencionamos antes, el sultán vivió una relación monógama con su favorita Safiye, algo que realmente preocupaba a su la sultana Valide Nurbanu, quien veía en la concubina de su hijo una rival y alguien que tenía gran influencia en él. Fue así que como tanto Nurbanu y las hermanas del sultán le enviaban diferentes concubinas, pero al parecer Murad no podía cumplir con su deber, se mostraba impotente con todas a excepción con Safiye.
Nurbanu empezó a sospechar de su nuera, a quien acusó de haber embrujado al joven sultán. Realizó varias intrigas y torturas a los eunucos del palacio tratando de indagar para descubrir, quien era el culpable pero las pesquisas no dieron resultados. La madre sultana del momento ordenó a entonces a los médicos de la corte que prepararan una cura para su hijo, lo que ocasionó un efecto secundario en el joven sultán: un apetito sexual desenfrenado lo que aumentó su descendencia dando un total de diecinueve príncipes, es más,. se presumía que había engendrado unos 100 vástagos.
Muerte del sultán
El 15 de enero de 1595 falleció el sultán Murad III, cuando solo tenía 49 años. Fue enterrado en la mezquita de Santa Sofía, hay otros 54 lugares que fueron ocupados por miembros de su familia, específicamente sus hijos y sus parejas.
Fuentes:
- https://www.lifeder.com/murad-iii/
Imágenes: 1: wikipedia.org, 2: pinterest.com, 3: public-welfare.com