Y como si no fuera suficiente, esta ave se mueve silenciosa, evitando a toda costa el contacto con los seres humanos. Tiene la capacidad – rara entre las aves – de quedarse inmóvil semejando una rama o un trozo de corteza, y de no ser por sus penetrantes ojos amarillos seguramente sabríamos mucho menos de su comportamiento de lo que hoy conocemos.

Nictibio

El ave en cuestión recibe los nombres de Nictibio o Urutaú, pero es mejor conocida en las regiones en las que habita como pájaro fantasma. La razón, como imaginarán, es bastante obvia.

Se trata de una especie crepuscular y nocturna, que espera la seguridad de la noche para actuar. En el día permanece inmóvil con el pico levantado imitando a la perfección a una rama: una persona perfectamente puede pasar a pocos centímetros sin darse cuenta de que está junto a un ave.

Pero al caer la noche – y en particular los días de luna, que brinda luz que sirve al ave para cazar – la situación cambia. Sus lamentos sibilantes llenan el espacio mientras sus grandes ojos amarillos escudriñan el cielo oscuro en busca de presas potenciales. Y por ello nació la leyenda del Pájaro Fantasma.

El ave, que pone un solo huevo al que cuida con gran dedicación, habita desde el norte de Argentina hasta el sur de Nicaragua. Las leyendas tejidas en torno a ella la han convertido en presa de cazadores, lo que amenaza su supervivencia, y aunque por ahora no se considera en peligro se teme que su lenta reproducción lleve a que sí lo esté en unos años. Por esta razón se busca “desespiritualizar” al ave fantasma y acabar así las razones que tienen para cazarla.

Imágenes: 1: info-natura.com, 2: fotonatura.org