El Pensante

¿Nostradamus sí o Nostradamus no? – 2ª Parte

Biografía - febrero 24, 2011

Los nostradamianos

La fama de Nostradamus no hubiera podido llegar hasta nuestros días, y seguir gozando de éxito, si no hubiera sido por el entusiasta trabajo promocional llevado adelante por tantos de sus admiradores, los “nostradamianos”. Se trata de aquellas personas que, en el transcurso de los siglos, han interpretado o aceptado las interpretaciones de las disertaciones proféticas de Nostradamus.

LEER LA 1ª PARTE AQUÍ

James Randi piensa al respecto:

Creo que muchos celosos y activos intérpretes de los trabajos de Nostradamus se merecen un análisis en profundidad por parte de los estudiosos de la psicología de las anomalías. Ignorando alegremente, sean cuales fueren, las objeciones a sus propias nociones, penetran con libertad en su país de las maravillas con ojo lúcido y paso decisivo. Sus fijaciones pueden resultar divertidas para algunos y preocupantes para otros; pero representan un ejemplo del mismo tipo de obsesiones que impide la investigación del conocimiento útil y arruina las mentes en vías de desarrollo, que habrían podido llegar a ser los Curie y los Einstein de una generación.”

Todo intérprete pretende ser considerado “la única autoridad fiable”, y define sus propias interpretaciones como “definitivas”. Naturalmente, resulta prácticamente imposible encontrar a dos autores que concuerden sobre el significado que se ha de dar a las profecías que todavía no se han visto realizadas. Por el contrario, sobre aquellas atribuidas a sucesos pasados, es más fácil encontrar interpretaciones comunes – debido, en gran parte, a que estos singulares estudiosos se copian recíprocamente-, aunque no siempre suceda así.

A título experimental, tratemos de confrontar el trabajo de cuatro distintos intérpretes: Renuncio Boscolo, Erika Cheetham, John Hogue y Henry Roberts; las cuartetas que siguen a continuación han sido tomadas de la primera colección de las Centurias.

Cuarteta 9

De Oriente vendrá el corazón Puúnico

a irritar Adria y a los herederos de Rómulo,

y acompañado de la flota Líbica

hará temblar Malta y las vecinas islas desiertas.

Boscolo: “De Oriente vendrá una voz que engañará a los italianos (el Adria=pueblo afincado sobre el Adriático; herederos de Rómulo=romanos). Esta voz, esta fuerza, sostenida por la flota libia vaciará y ocupará Malta y las islas vecinas”. Y siempre Boscolo, pero en otro libro: “La amenaza de las represalias “púnicas” por parte de Libia y de los árabes fundamentalistas contra Italia.”

Cheetham: “Los versos 1.2… se refieren… a Enrique IV. El hombre que causa problemas del Este y el duque de Parma… Los versos 3-4 se refieren muy probablemente al asedio de Malta de 1565.”

Roberts: “Una descripción extraordinariamente profética del rol del emperador Haile Selassie durante la segunda guerra mundial”.

Cuarteta 29

Cuando el pez terrestre y acuático

por fuerte ola sobre la playa será el mensajero,

su forma extraña suave y horrible,

del mar a las murallas muy pronto llegarán sus enemigos


Roberts: “Un claro relato del día de la invasión de Normandía, con una descripción exacta de los carros armados y de los medios de desembarco anfibios utilizados por los Aliados.”

Cheetham: “Es esta una descripción perfecto de un misil balístico Polaris”.

.

Cuarteta 87

Fuego imperecedero en el centro de la tierra

hará temblar en torno a las ciudad nueva;

dos grandes rocas desde hace mucho se harán guerra

después Aretusa arrojará nuevo fuego.

Hogue: “Nostradamus quizás quiera decir que de la ciudad de San Francisco o de Los Angeles, en vilo por la famosa falla de San Andrés, subirá el “gran golpe”, esperado ya desde hace mucho tiempo, para finales de los años ochenta.”

Boscolo: “Del Centro de la Tierra… se desprenderá del ombligo del mundo hasta el Ennea o del Enna sitio (ciudad), o del monte Etna habrá aviso… Dos grandes rochets, o dos grandes bloques, el del Este y el Oeste, en guerra durante long-temps (límite-tiempo)”.

La única cosa que resulta clara de las confrontaciones de este tipo es que, al igual que en las célebres “manchas de Rorschach”, en las que cada uno ve lo que proyecta su personalidad, también en las profecías de Nostradamus los distintos intérpretes proyectan significados que están presentes solamente en sus propias mentes.

Dirijamos ahora nuestra atención a aquellas cuartetas, entre las más famosas, sobre cuyo significado están de acuerdo más de un autor, a fin de que podamos llegar a saber si Nostradamus fue en realidad el más grande vidente de la historia o, simplemente, un hábil simulador con un cierto gusto por la filosofía, y con buen oído poético.

La jaula de oro: muerte de Enrique II

Empecemos por las dos cuartetas con las que abrimos el primer post. He aquí el texto original de la primera, Centuria I, cuarteta 35:

Le lyon jeune le vieux surmontera,

En champ bellique par singulier duelle,

Dans caige d´or les yeux luy creuera:

Deux clases une, puis mourir, mort cruelle.

Que, traducido al castellano viene a decir:

El león joven al viejo superará

En bélico campo por duelo singular,

En la jaula de oro los ojos le atravesará

Dos tumultos uno, después morir, muerte cruel.

Se trata de la cuarteta más famosa de Nostradamus que, ya en su tiempo, lo conviritó en uno de los videntes más respetados de Europa. Para comprenderla plenamente debemos encuadrarla en su contexto histórico.

En el verano de 1559, se celebró en Francia un matrimonio doble en la corte: el primero, entre una hija del rey Enrique II, Elizabeth y Felipe II de España; y el segundo, entre una hermana del rey, Marguerite, y el duque de Saboya. Tras los festejos previstos, se celebra un torneo en el que nobles caballeros, y en primer término el rey, se desafían en una espectacular prueba de habilidad. En el curso de ese desafío en carrusel, entre Enrique II y Gabriel de Lorges, conde Montgomery, el rey resultó gravemente herido en la cabeza, sobre el ojo derecho, por una astilla de la lanza del conde que se rompió y traspasó el yelmo. Enrique murió diez días más tarde.

Fueron muchos los que inmediatamente empezaron a buscar cualquier profecía que pudiese haber previsto el suceso, y fueron varios los que se mostraron convencidos de haberla encontrado en la cuarteta 35 de la primera Centuria de Nostradamus.

“El joven león al viejo superará”, como aquí se sugería, podría referirse verdaderamente al conde de Montgomery y al rey, si bien el primero era tan sólo un año más joven. Por lo que se refiere al término “león”, es esta una imagen que los distintos intérpretes han tenido que adaptar a este caso: al no ser el león el símbolo heráldico del rey de Francia, ni haberlo sido nunca, algunos propusieron que se refería al símbolo heráldico del conde de Montgomery, y otros ¡al signo zodiacal del rey de Francia!.

“En bélico campo por duelo singular.” Enrique II no fue muerto en batalla ni en duelo, sino en un torneo en el que normalmente no se esperaba que se produjeran accidentes.

“En jaula de oro.” Muchos nostradamianos han sostenido que la jaula de oro se refería la yelmo de Enrique; sin embargo, ex extremadamente improbable que alguna vez se haya fabricado un yelmo de oro, no tanto por su coste sino por la blandura de este metal. De hecho, un yelmo de oro no habría protegido la cabeza de su propietario más que un yelmo de estaño o de cartón.

“Los ojos atravesará.” Ningún relato histórico habla de heridas en los ojos; la astilla perforó la cabeza de Enrique por encima del ojo derecho.

“Dos tumultos en uno, después morir, muerte cruel.” El término “tumultos”, “desórdenes” sería la traducción de la voz francesa antigua clases. Al no tener demasiado sentido, se trató de hacer coincidir la cuarteta con la muerte de Enrique II; sin embargo, los nostradamianos prefieren traducir por lo general este término al griego, en el que significa “heridas”. Pero la traducción sigue siendo desafortunada, porque la herida fue tan sólo una.

En suma, parece que la cuarteta no coincide demasiado bien con los hechos reales; y, según algunos, eso queda explicado por el hecho de que con ella tal vez Nostradamus hubiera querido predecir cualquier otra cosa. Louis Schlosser, en su La Vie de Nostradamus, sugiere que se traslade el escenario de los hechos a Inglaterra, y que se tenga en consideración cuanto sigue.

El rey Enrique VIII de Inglaterra, cuyo símoblo era indudablemente un león, a la edad de cuarenta y ocho años mandó encarcelar a sir Thomas More (de cincuenta y ocho) en una prisión real muy especial (¿Jaula dorada?), la Torre de Londres. Este fue el resultado de una prolongada batalla entre los dos por el control del liderazgo religioso de Inglaterra.

La lucha era entre dos “clases”, la Sacra Romana Iglesia y Enrique VIII. Venció Enrique y, después de que tuviera lugar un proceso-farsa hizo decapitar a More. Todo esto tuvo lugar veinte años antes de que Nostradamus escribiese la cuarteta 1-35. Parece como si nuestro amigo estuviese siguiendo con mucho cudiado la regla número VIII anteriormente citada…

El gran incendio de Londres

He aquí el texto original de la cuarteta 51 de la Centuria II:

Le sang du juste à Londres fera faulte

Bruslés par fouldres de vint trois les six

La dame Antique cherra de place haute:

De mesme secte plusieurs seront occis.

Y la traducción:

La sangre del justo en Londres vendrá a faltar

Quemados por los fulgores de veintitrés y seis.

La dama antigua caerá de un lugar alto:

De la misma secta muchos resultarán muertos.

En 1966 Londres quedó devastada por un pavoroso incendio que destruyó gran parte de la ciudad y, según los nostradamianos, esta cuarteta lo habría predicho. La primera línea, en general, nos deja un poco perplejos; se da por buena la ciudad de “Londres”. Por lo que se refiere al año, por lo general se obtiene tomando “tres”, de “veintitres”, y poniéndolo al lado del “seis”: tres-seis=666 (falta el 1 pero, siempre según los nostradamianos, en aquellos tiempos estaba de moda no usarlo…) Los “fulgores”, naturalmente, representan el incendio. La última línea indicaría que también otras iglesias (sectas) quedaron destruídas (muertos). En realidad no existe ninguna fuente histórica que confirme la afirmación según la cual la Catedral se denominó alguna vez “dama antigua”.

Randi, que realizó también un trabajo sobre esta cuarteta, revela que, en realidad, la cuarteta se refería a un suceso que había tenido lugar en el periodo en que la compuso Nostradamus.

1)      En 1555, en Inglaterra, la feroz reina católica, que ha llegado a conocerse con el sobrenombre de María “la Sanguinaria”, inició una violenta persecución contra los protestantes que no querían convertirse al catolicismo; 2) el 22 de enero de 1555, se empezó a quemar en la hoguera a los herejes en grupos de seis; 3) estas atrocidades continuaron durante tres años, hasta que María, vieja, enferma y arteriosclerótica, murió; 4) su persecución costó la vida a 300 protestantes.

Confrontemos ahora estos hechos con la cuarteta en cuestión, en un castellano más comprensible:

1)      La sangre del justo será un error en Londres

2)      Quemados en los fulgores, del 23, los seis

3)      La vieja señora perderá su alta posición

4)      Muchos otros de la misma secta serán muertos.

Los atentados del 11 de septiembre de 2001

Pocas horas después de los trágicos atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001, empezaron a circular en Internet los rumores de que Nostradamus ya los había previsto. Al parecer son más de una las cuartetas que habrían vaticinado aquella tremenda jornada. La 97 de la Centuria VI es la que más ha entusiasmado a los nostradamianos, porque establecería, según dicen, la indicación de la latitud en la que se encuentra Nueva York.

Cinq et quarante degrez ciel bruslera

Feu appocher de la grand cité neuue

Instant grand flamme esparse sautera

Quand on voudra des Normans faire preuue.

“Singular”, dice un periodic italiano a propósito de esta cuarteta, “e incluso explícita referencia que hace Nostradamus a la ciudad de Nueva York, definida como la gran ciudad destruída por el fuego, a cuarenta y cinco grados, que corresponde exactamente a la latitud de la metrópoli estadounidense”.

Cuando se hacen interpretaciones tan aproximativas no resulta difícil encontrar increíbles confirmaciones y revelaciones estrepitosas; sin embargo, bastaría con abrir un atlas geográfico para descubrir que la latitud de Nueva York no es 45º, sino de 40º 43´. Ciertamente no faltan grandes ciudades que se encuentran sobre el grado 45º de latitud norte: Lyón, Milán, Turín, Otawa, Krasnodar, Montreal… ¿Hemos de esperar, pues, que los nostradaminaos indiquen cuál será el escenario futuro de la devastación vaticinada en la cuarteta?

Veamos la traducción literal de esta profecía:

Cinco y cuarenta grados el cielo arderá

El fuego se acercará a la gran ciudad nueva

Al instante una gran llama difusa saltará

Cuando se querrá de los Normandos hacer prueba.

“La interpretación corriente del primer verso”, explica el estudioso crítico de Nostradamus, Paolo Cortesi, “considera los “cuarenta y cinco grados” como latitud (¿norte o sur?) de la localidad terrestre en la que “arderá el fuego”; pero tampoco resulta inverosímil una interpretación distinta: los 45º son los del cielo (degrez-ciel) sobre los que Nostradamus señaló la procedencia del fuego, no el punto de su impacto sobre la tierra.

“Cuando el vidente de Salon escribió esta cuarteta, en 1556”, prosigue Cortesi, “todavía se encontraba viva la discusión sobre la expectativa de un cataclismo que habría de destruir la tierra. Dos eran las tesis que se contraponían sobre ese tema: la que predecía el fin del mundo a causa del agua, en un segundo y último diluvio universal; y la que consideraba la posibilidad de un inmenso remolino de fuego que habría engullido y puesto punto final al mundo. Nostradamus era un decidido defensor de esta segunda hipótesis.”

“En las Propheties, el “fuego del cielo” se cita dieciocho veces como elemente de destrucción; por tanto no es única la situación prevista en la VI:97, en la cual, además, hay un detalle muy significativo, sobre el cual los nostradamianos no dicen nada: ¿quiénes son los Normandos del último verso? ¿Y qué prueba darán ellos con coasión del cataclismo vaticinado? El término Normandos aparece seis veces en las Profecías (VI:16, VI:97, VII:10, IX:7, IX:30, X:51). Es probable que Nostradamus utilizase este término para referirse a la casa de Orleeans, cuyas principales y más antiguas posesiones eran las ciudades de Eu y Drieux, en Normandía”.

Otra cuarteta utilizada por los nostradamianos para indicar la previsión de los atentados, es la 72 de la Centuria X. En realidad se trata de una profecía “jolly”, a la vista de que los nostradamianos la han reciclado en diversas ocasiones (entre ellas, en 1999 para predecir el fallido fin del mundo):

L´an mil neuf cens noante neuf sept mois,

Du ciel viendra un grand Roy d´effrayeur:

Resusciter le grand Roy d Angolmois,

Auant après Mars regner par bon-heur.

Una traducción más o menos adecuada:

El año milnovecientosnoventaynueve siete meses,

Del cielo vendrá un gran Rey del terror:

Resucitará el gran Rey de Angolmois,

Antes de que Marte después reine por felicidad.

“El único elemento que se presta a ser comparado con la tragedia de Nueva York”, continúa Cortesi, “es la mención del gran terror que vendrá del cielo, punto en el que los nostradamianos encuentran la imagen de los aviones que se arrojan contra los rascacielos. A parte del hecho de que no apoya la precisión de Nostradamus el haber definido “Gran Rey del terror” a los dos aviones comerciales, quisiera llamar la atención de los lectores sobre el hecho de que nuestro astrólogo ha utilizado siempre el término Rey refiriéndolo siempre apersonas pero jamás a cosas. Y además: ¿es resucitado el Rey de Angolmois con ocasión de la llegada del Rey del terror? La pregunta se hace inevitable, ¿al afirmar la veracidad de la primera parte de la cuarteta, se ha de olvidar la segunda mitad? Y, para concluir, los nostradamianos deberían admitir que su profeta se ha equivocado en un par de años al vaticinar la fecha del suceso.”

Pero la profecía que verdaderamente ha impresionado a quines la hayan leído es otra, la 92 de la Centuria II. Veámosla traducida al castellano:

Fuego de color oro visto del cielo sobre la tierra

Lanzado por una nave aérea creará estupor.

Será hecho prisionero el gran sobrino. Grandes estragos humanos.

Espectáculo de muerte, huye el orgulloso.

Ciertamente impresionante. Parece como si no faltara nada: la “nave aérea” que se lanza en una nube de fuego, los grandes estragos, el orgulloso que huye (¿Bin Laden?), el espectáculo de muerte difundido por la televisión… Sólo hay un fallo: que esta traducción ha sido manipulada. De hecho, la cuartea original se lee así:

Feu couleur d´or du ciel en terre veu:

Frappé du hault, nay, faict cas meruilleuz:

Gran meurtre humain; prins du grand nepueu,

Morts d´expectacles eschappé l´orguilleux.

Que traducido de una forma más correcta sería:

Fuego de color de oro del cielo en tierra visto:

Golpeado de lo alto, nacido, hecho caso maravilloso:

Gran muerte humana; hecho preso del grande el sobrino,

Muerte de espectáculos huido el orgulloso.

La traducción literal es ciertamente desilusionante, al ver que desaparece aquella misteriosa “nave aérea” que tanto había sorprendido a los periodistas y a la televisión.

Las otras cuartetas

Cuando alguien, como Randi o Cortesi, se toma el trabajo de ponerse a releer las cuartetas de Nostradamus en la versión más antigua, trata de traducirlo sobre la base del francés antiguo y trata asimismo de estudiar las referencias más lógicas adecuadas a la época del “vidente” y, a fin de cuentas, realiza un trabajo de investigación nada indiferente, el resultado es siempre el mismo: quizás Nostradamus fuera un poeta pero, de seguro, nunca vaticinó nada. Su fama se basa únicamente en lo que sus fieles han querido ver en sus frases, vagas y ambiguas.

¿Qué decir entonces de todos los otros acontecimientos de los que, según la leyenda, Nostradamus habría hablado en sus escritos? ¿Acaso no había citado a Hitler, Napoleón, Montgolfier y Gorbachov, mencionados en algunas de sus cuartetas? No, en absoluto. La referencia de Hitler, en realidad, se dirigía al río Danubio en Austria que, en latín, se llamaba Hister. Por lo que se refiere a Napoléon, los nostradamianos se han tomado un poco más de trabajo. De hecho, el nombre lo dedujeron estableciendo anagramas, quitando ciertas letras y añadiendo otras, en una referencia que Nostradamus hace a tres ciudades francesas: Pau, Nay y Oloron. Es el mismo tipo de trabajo que los nostradamianos reservan a una referencia al monte Gausier, para establecer el nombre de Montgolfier, el inventor del globo aerostático.

Otra profecía que hace algunos años causó verdadero estupor era la que parecía describir con detalle el golpe de la Unión Soviética y la deposición de Gorbachov. El estupor se desvaneció cuando se vio que en el texto original no se hacía ninguna referencia al ex líder soviético, sino a alguien “con el rostro salpicado de sangre” (salpicaduras que fueron interpretadas como la famosa mancha en la frente de Gorbachov)…

En definitiva, que ni una sola cuarteta de Nostradamus, traducida de una forma adecuada a la época en que fue escrita se puede tomar como una predicción real y literal de hecho alguno acontecido hasta nuestros días. ¿O no?

Fuentes:

Extracto de “Los grandes misterios de la Historia”, de Massimo Polidoro. (Swing)

https://es.wikipedia.org/wiki/Nostradamus

https://en.wikipedia.org/wiki/Jeane_Dixon

¿NOSTRADAMUS SÍ O NOSTRADAMUS NO? – 1ªPARTE