Cuenta la historia que un día Kukai, mejor conocido como Kobo Daishi, buscaba un sitio para asentar su sede religiosa. Fue así como encontró el lugar idóneo: Monte Koya, en cuya cima construyó un complejo monástico con la idea de poder meditar y brindar tranquilidad a las personas que buscaran su consejo.
La deidad protectora de los niños
En el sitio se adoran a muchos dioses, por ejemplo, el dios Jizo quien es el protector de los niños que mueren a una edad temprana o de los nonatos. Alrededor del cementerio se pueden encontrar pequeñas torres de piedras, que representan los méritos que deben alcanzan para una vida futura. No obstante, a lo largo de la noche demonios o espíritus mal intencionados destruyen las estructuras de piedra para evitar que las almas de los infantes encuentren descanso.
Es así que, si alguien ve alguna de aquellas estructuras de piedra destruida puede reconstruirla nuevamente para darle paz a las almas de los infantes. También hay que destacar que todas las figuras de Jizo se encuentran adornadas con telas color rojo, para pedirle su intercesión y proteja las almas de los pequeños fallecidos.
Un lugar de descanso para los insectos
Una de las tumbas más curiosas que se podrán encontrar los visitantes, es la que mandó hacer una empresa dedicada al exterminio de insectos. El nicho está dedicado a todas las termitas, que han encontrado el fin bajo el veneno de aquellos expertos.
Las almas que reposan junto a su maestro
Las personas que crean y practican el budismo, por lo general desean que sus restos descansen al lado del maestro Kobo Daishi, quien según cuentan los locales del monte koya, sigue meditando en el lugar. Es el cementerio más grande del país nipón y alberga más de 200 mil tumbas, en donde se encuentran señores feudales poderosos en sus tiempos como Ieyasu Tokugawa o Hidetada Tokugawa, primer y segundo señor (respectivamente) del Shogunato, entre otros personajes importantes de la política y personalidades de gran relevancia.
El cementerio es considerado patrimonio mundial de la Unesco, y es también es uno de los sitios más importantes de peregrinación (sintoístas) introducidos en Japón hace 1500 años. El mausoleo principal, el del maestro Kobo Daishi, se encuentra al final de un camino empedrado: las personas que lo visitan le brinda honores y en los altares que hay para él le ofrecen alimento dos veces al día, donde el monje permanece en eterna reflexión, librando al mundo de los seres impuros.
También en una zona cercana al Mausoleo principal se encuentra, la sala de las lámparas (Torodo Hall), la cual está adornado por unas 10 mil linternas, y se dice que dos de ellas llevan encendidas desde 1088 d.C.: una de las linternas pertenecía a un emperador y la otra a una campesina, quien vendió su cabello para poder comprar la lámpara y pedir así por las almas de sus padres, quienes acababan de fallecer.
Es un sitio increíble, en donde todas las personas que se encuentran en reposo esperan junto a Kobo Daishi, la llegada de Buda y poder hacer su transición, superando los defectos y aplicando las lecciones aprendidas en esta vida.
Fuentes:
- https://es.wikipedia.org/wiki/Okunoin
- https://www.japan-experience.es/ciudad-koyasan/okunoin
- https://www.facebook.com/164251273704500/photos/cementerio-de-okunoin-en-koyasan-jap%C3%B3n-en-el-a%C3%B1o-816-es-cuando-el-monte-koya-se-/429888943807397/
Imágenes: 1: afar.com, 2: bbc.com