La llegada jesuita
Los portugueses llegaron a Japón en 1643. Con esta nueva relación se estableció un comercio esporádico y pequeño en comparación con el que tenía Portugal con otras regiones. Habían bordeado India y China durante un par de siglos y querían hacerse con las especias orientales.
El comercio de especias se hacía en Europa a través de “La ruta de la seda”. El camino iba desde Constantinopla hasta China. Fue recorrido por Marco Polo y era la única ruta por donde podían adquirirse varios géneros orientales.
Con la guerra religiosa y la toma de Constantinopla por los turcos en 1453, Europa se vio en la necesidad de encontrar otros caminos de comercio. Portugal empezó bordeando África y finalmente habían llegado a la India y China. Los españoles también llegaron por la misma época hasta las Molucas.
Portugal creó Maicao. Una ciudad que debía convertirse en la capital del comercio en Oriente. Su creación fue en 1557, por lo que los años anteriores el comercio fue anual y con factorías intermediarias de las operaciones comerciales.
Con los comerciantes estuvieron siempre presentes los jesuitas: una orden católica altamente calificada que buscó el acercamiento a Dios desde una teoría disciplinada y muy minuciosa. No se consideraba que los religiosos fueran despóticos sino humildes y muy versados.
Een 1549 llegó a Japón el jesuita Francisco Javier. Uno de los fundadores de la Compañía de Jesús en 1540 y gran conocedor de las culturas orientales. Había pasado ocho años en otras zonas de Asia llevando la fe y el santo oficio.
Había aprendido que la conversión no se debía hacer como la realizaban los españoles en América. Sabían que los entornos culturales europeos eran distintos a los asiáticos y por ello el primer paso era conocer muy bien el contexto.
La evangelización
Francisco Javier fue el primero en dar las avanzadas de las conversiones a los japoneses. Diferenció el idioma y lo aprendió, aprendió las costumbres más cercanas y se familiarizó con la religión budista que estaba en auge para la cultura oriental.
Así fue dándose cuenta que Japón estaba viviendo una época trascendental: las islas estaban en guerra. Desde hacía un siglo Japón vivía un periodo llamado “Senguku” (país en guerra) por lo que la llegada de occidentales suponía una ventaja para acabar ciertos grupos políticos.
Los jesuitas serían escuchados y les dejarían convertir varias personas porque consideraban que eso simbolizaba un intercambio cultural muy necesario. Los portugueses podrían exportar armas de fuego que recibía muy a gusto Oda Nobunaga, el líder militar que deseaba unificar el país.
Las armas le ayudaron a ganar batallas y los jesuitas le sirvieron para combatir a sus rivales budistas. Los cristianos se sentían poderosos porque tenían el apoyo político y el apoyo militar cuando fue necesario.
Además los jesuitas tenían lineamientos tomistas. Quiere decir que consideraban que a partir de la razón podían llegar a la verdad de Dios. Considerar a Dios como eje universal, sin importar la cultura facilitaba el trabajo de conversión.
Los japoneses adoraban al sol antes de llegar los portugueses. Los jesuitas adaptaron el dios católico al dios japonés, además hicieron los rituales correspondientes para convertir más personas. El dios católico llegó con fuerza gracias al proceso de aculturación por el que lo pasaron.
Para 1582 en Japón se contaba con 150.000 cristianos y más de doscientas capillas. El proceso de conversión había sido exitoso. Los católicos japoneses no se parecían a los occidentales para nada y la idea central de Dios y de Jesús era la misma; todos se sentían conformes.
El kampaku Toyotomi Hideyoshi
Con la muerte de Oda Nobunaga, Toyotomi Hideyoshi pasó al control de Japón en 1585. Con su llegada, la guerra de la unificación se acabó y se empezó a resolver muchos problemas internos, entre ellos la llegada de occidentales.
Japón durante los últimos cincuenta años había visto nacer una nueva clase religiosa que se apartaba de la religión tradicional. El cristianismo no era querido por todos y ahora podía llegar a convertirse en un problema real.
Los cristianos que empezaron a llegar de España eran jesuitas y ellos no buscaban conocer la cultura japonesa. Imponían a todo coste la de ellos. Su proceso parecía más el de los indígenas en América que el de los jesuitas en los años anteriores.
La mala imagen hizo que los cristianos fueran despreciados por todos y algunas muertes emanaran de este proceso.
El exterminio de todos los cristianos
Para 1598 Tokugawa Iesu heredaría el cargo de shogun, luego de la muerte de Toyotomi. La reforma general de la nación se hizo con esmero y muchas esperanzas. Al inicio no se veían mal las conversiones religiosas.
Incluso el shogun pensaba que hacer alianzas con los occidentales traería muchas cosas buenas a la nación japonesa. Con los años se fue decantando. Los españoles y los portugueses se veían más esperanzados en las conversiones que en el comercio y Tokugawa no toleraba eso.
Empezó un periodo de asesinatos masivos hacia todos los cristianos. Se obligaba a los extranjeros a devolverse a sus naciones y a los cristianos japoneses se les condenaba a las peores de las muertes. Todos los cristianos fueron masacrados, a veces se les cortaba la cabeza, otras veces se les incendiaba y otras, se les ahogaba.
La película de Martin Scorcese “Silencio”, narra cómo fue el proceso de asesinato masivo de los cristianos y además, explica porque falló la cristianización. Muchos mártires sufrieron el terror del proceso de unificación japonesa, pues los orientales impidieron comercializar con otras naciones.
Sólo los holandeses tuvieron el privilegio de seguir el comercio aunque de manera esporádica y con muchas restricciones. Japón luego de esto se cerró a todas las naciones hasta 1868, impidiendo cualquier llegada extranjera a la nación del Imperio del Sol.
Fuentes:
- https://www.historiajaponesa.com/la-mision-jesuita-en-japon-siglos-xvi-xvii/
- https://www.raco.cat/index.php/asiademica/article/viewFile/286809/375030
- El Silencio. Película de Martin Scorcese
Imágenes: 1: religionenlibertad.com, 2 y 3: preguntasantoral.es