Originaria de la China, la mandarina constituye una fruta cítrica bastante parecida a la naranja, sólo que esta tiene un sabor mucho más dulce, al tiempo que su piel resulta mucho más fácil de desprender, por lo cual también es el bocadillo preferido entre los niños pequeños.
Características de la mandarina
De esta forma, este fruto asiático, de reciente introducción en occidente, ya que apenas en el siglo XIX fue llevado a Europa y de ahí a América, puede ser descrita como una fruta redonda, anaranjada, de piel suave y fácilmente desprendible, conformada por jugosos gajos en su interior, cuyo sabor –a pesar de contar con importantes cantidades de ácido cítrico- resulta bastante dulce, debido los azúcares simples que conforman esta fruta.
Así mismo, en cuanto a su origen, los expertos indican que aun cuando China destaca como la cuna de la mandarina, algunos estudios demuestran que Indochina fue también escenario de los primeros cultivos de los árboles de mandarino, cuyo nombre además se cree que se encuentra estrechamente relacionado a la figura del mandarín, burócrata de la China imperial, que por lo general, según afirman algunas teorías, acostumbraban a vestirse con trajes de color naranja, el cual era símbolo de poder. En la actualidad, la mandarina ha traspasado las fronteras asiáticas, para conquistar los mercados europeos, y sobre todo americanos, en donde es ampliamente apreciada por países como Bolivia, Colombia, México, Venezuela, Brasil y Argentina, en donde además esta fruta logró adaptarse perfectamente, contando con un importante cultivo y comercialización.
Propiedades curativas de la mandarina
Sin embargo, no todo es sabor y aroma cuando se trata de la mandarina, siendo reconocida también, por los nutricionistas y profesionales de la Medicina, como un alimento de grandes valores alimenticios, debido sobre todo a la gran porción de vitaminas A y C, que contiene dentro de su composición. Así mismo, los investigadores apuntan a que la mandarina cuenta también con una gran cantidad de aceites esenciales, así como flavonoides, pigmentos naturales que cumplen con la función de proteger a los tejidos corporales de los daños causados por agentes oxidantes externos. Por consiguiente, además de nutritiva, la mandarina resulta bastante positiva para la salud del cuerpo.
En este sentido, algunos investigadores de medicina naturista han dado un paso más allá, investigando y descubriendo cuáles son las propiedades curativas de esta deliciosa fruta, a fin de explicar en qué forma su consumo puede curar o prevenir diversos cuadros médicos. A continuación, algunas de las propiedades curativas de la mandarina:
Para evitar o curar la gripe
Para algunos iniciados en Medicina naturista no es un capricho de la naturaleza que la mandarina crezca en invierno, o al menos en los meses de mayor frío, puesto que su gran contenido de vitamina C hacen que esta fruta sea la opción ideal para mantener el sistema inmunológico alto, evitando que el cuerpo pueda contraer cualquier tipo de resfriado o quebrantamiento producto del frío. Así también, en caso de que la persona haya contraído ya el resfriado, el consumo de mandarina puede ayudarlo a superarlo.
Para adelgazar
Aunque resulte paradójico, debido a lo dulce que puede resultar esta fruta, en realidad este dulzor es la que la convierte en el elemento perfecto para acompañar todo hábito alimenticio asumido con intenciones de perder peso, pues al consumirla el cuerpo recibe la señal de saciedad, por lo que el individuo tiende a no sentir hambre o ansiedad fuera del horario de sus comidas.
Aumentar el apetito
Paradójicamente, así como la fruta de la mandarina puede hacer sentir al cuerpo la sensación de saciedad, la cáscara de esta fruta puede producir lo contrario, por lo que masticarla puede producir un aumento del apetito, por lo que es una buena forma de combatir esta situación, tanto en niños como en ancianos. De igual forma, la práctica de masticar la cáscara de la mandarina es usada para eliminar el mal aliento.
Para el buen funcionamiento renal
Por otro lado, la combinación de la gran cantidad de líquido que contiene esta fruta y los importantes niveles de potasio hacen de la mandarina el alimento ideal para estimular el funcionamiento del riñón, incentivando además la eliminación de toxinas, por lo que resulta un buen depurativo, al tiempo en que puede evitar o ayudar en cuadros de retención de líquidos.
Contra el estreñimiento
Igualmente, según apuntan los expertos en Medicina naturista, la mandarina cuenta dentro de su composición con gran cantidad de fibra, por lo que su consumo está relacionado también con un aumento del movimiento intestinal, lo cual resulta sumamente beneficioso en caso de presentarse cuadros de estreñimientos. Así mismo, la fibra contenida por la mandarina hace que el intestino se limpie.
Previene el cáncer
Finalmente, entre las muchas cualidades de la mandarina, entre las que se encuentran la de quemar grasa, fortalecer los huesos, aumentar la generación de glóbulos rojos y blancos, cuidar la vista, ayudar a regular los niveles de hipertensión y de colesterol en la sangre, quizás una de las propiedades más importantes es su carácter antioxidante, el cual ayuda al cuerpo a prevenir enfermedades degenerativas o incluso la aparición de células cancerígenas.
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