Casi todos estiman que salir del globo planetario es cuestión sólo de ponerse a bordo dentro de un cohete, pero varios científicos reafirman que no es tan así y que de hecho, es casi imposible atravesar la atmósfera incluso con un cohete, por lo menos sin que sus tripulantes no ardan hasta quedar en cenizas, como habría sucedido con la perra Laica que enviaron como experimento y otros voluntarios.
Por eso desde hace varios años han surgido teorías que aseguran que quizás, el ser humano jamás ha puesto un solo pie ni en la luna, ni en ninguna parte del espacio exterior. Pero si eso es un cohete, ¿qué pasa si un avión sale de la atmósfera? Veamos la respuesta en detalle a continuación:
El dilema radica en la ley de la gravedad que ejerce la Tierra, misma que atrae con enorme fuerza a cualquier objeto hacia el suelo y esto ha evitado que cualquier aeronave comercial haya podido superar los límites y salir al espacio sideral.
De acuerdo con varias investigaciones efectuadas por la NASA, para que una nave pueda ingresar en la órbita del planta, tendría que dirigirse a una velocidad cercana de los 11 km/s, lo cual equivale a unos 40 mil kilómetros por hora. En este momento, oficialmente, lo más avanzado con lo que se cuenta son los aviones subsónicos y ni si quiera pudiese compararse su máxima velocidad ni con la décima parte de estas enormes cifras.
Otro obstáculo de grandes proporciones, es el asunto del combustible. Tan solo de la Tierra al Sol, se debe recorrer una distancia promediada en 100 km en línea recta. Según lo que siempre la NASA ha informado, es que se han requerido aparatos aeroespaciales en forma de cohete dotados con más de 2 millones de litros de proponente, sumado a otros dos cohetes que irían de forma adosada y cuya finalidad es trasladar hacia el espacio una lanzadera con más de 100 toneladas de peso y su carga correspondiente, en un tiempo aproximado de 9 minutos.
Empero, después de todo esto, a pesar de que pareciera que la última palabra estaba dicha en este tema, un diseñador aeroespacial y su propia empresa, demostraron que era posible lograr que un avión volara a una altitud mucho mayor de la posible. Se trata de Burt Rutan y su compañía SpaceSipOne, consiguieron que un avión se elevara verticalmente y llegara a grandes distancias a lo alto hasta llegar al espacio y luego retornar, como se pudo apreciar en los videos que se mostraron al mundo.
Otros aviones-cohetes que han podido darse ese lujo, según versiones oficiales, son los pertenecientes al ejército norteamericano, fabricados por una empresa de Oklahoma de nombre Rocketplane Global, Inc. Sus directivos dicen que están empeñados en obtener un avión a reacción, movido por motores cohetes, cuyo uso va a estar enfocado en el turismo espacial de gentes que puedan pagar los elevados costos.
¿Por qué vuelan los aviones?
Los aviones tienen la capacidad de transportarse a través del aire, porque el viento se mueve en la parte inferior de sus alas y así se consigue una fuerza más que necesaria para que se pueda sostener a flote. Las alas deben ser redondas en la parte de adelante, así como en forma curvada en la zona de arriba y puntiaguda atrás, al igual que plana en el lado inferior.
De ese modo, cuando los motores de la aeronave propulsan el ala hacia adelante, el aire hace su trabajo por arriba y debajo, teniendo un mayor impacto en la zona superior por su forma plana.
Helios, el avión que más alto ha llegado
Ya está confirmado que los aviones comerciales no pueden sobrepasar una altura mayor de 12 kilómetros, puesto que más arriba el aire tiene una contextura muy delgada y fina y eso impide que el artefacto pueda elevarse y mantener la altitud.
Hasta la nave espacial que permanece en órbita bordeando el planeta, se halla a una distancia promedio de 200 km sobre la superficie terrestre, sobrepasando más allá la zona de aire espeso que normalmente conocemos. Pero los satélites que igualmente se hallan en órbita, se localizan a distancias demasiado altas para poder desempeñar sus funciones, como la transmisión de señales de comunicaciones, análisis del clima, etc.
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