Hitler y la Bomba
Hace algún tiempo publicamos en este portal el artículo Hitler y la Bomba (cuya lectura, por cierto, recomendamos). En él, mencionamos cómo la Alemania Nazi no le dedicó los mismos esfuerzos a la construcción de una Bomba Nuclear que le dedicó, por ejemplo, a la cohetería, o incluso a la magia y el esoterismo (recordemos Ahnenerbe: la Sociedad Secreta de los Nazis).
Incluso el hombre que dirigía el proyecto atómico nazi, Werner Heisenberg, afirmaría en su juicio que cuando se dio cuenta de lo que estaban haciendo los nazis comenzó a boicotear el proyecto, buscando así garantizar que jamás tuvieran acceso a un arma tan destructiva como la Bomba Atómica.
En cualquier caso, lo cierto es que los alemanes habían perseguido soluciones tecnológicas que no eran tan viables, tenían las limitaciones asociadas a la ausencia de material primario (en particular el “agua pesada” que tenían que traer de Noruega) y, más importante aún, no tenían uranio. Conseguirlo era difícil, y carecían de las cantidades necesarias para purificarlo al nivel requerido…
…o eso creíamos.
El hallazgo
Timothy Koeth, físico alemán conocido por coleccionar objetos relacionados con la tecnología nuclear, recibió la llamada en 2013. Arribó al parqueadero que se le había indicado, y recibió un paquete de telas y papeles mojados. En su interior, un cubito de un material con quizás 5 centímetros de diámetro. Pegado a éste, un mensaje: Tomado del reactor que Hitler intentó construir. Regalo de Ninninger.
Koeth no pudo contener su emoción. Esto significaba que tenía en sus manos el uranio con el que Hitler había intentado fabricar su bomba. Pero, ¿cómo determinar si era legítimo?
La primera pista fueron unas tenues burbujas en su superficie. Los mecanismos de procesamiento actual generan una superficie más lisa, por lo que esto era un claro indicador de antigüedad. Además, el uranio se había ido degradando, y era hoy tan poco radioactivo que podía manipularse con la mano desnuda. Y por si fuera poco “Robert Nininger” (mal escrito en la nota) fue el nombre de uno de los científicos que hizo parte del Proyecto Manhattan (la fabricación de la Bomba Atómica en los Estados Unidos), y su viuda confirmó que había regalado un cubo de uranio a un amigo.
Más importante aún, el uranio recibido por Koeth era natural, no enriquecido (como el estadounidense), y los alemanes aún no tenían la tecnología para enriquecerlo cuando terminó la guerra. Esto es una prueba adicional de que el cubito venía de Alemania.
Ahora, el cubito en sí no era suficiente para generar la masa crítica que permite comenzar una reacción nuclear en un reactor. Sin embargo, hay otro hallazgo importante que indica que la situación para los alemanes pudo ser mejor de lo originalmente pensado.
Documentos
La revisión de algunos documentos históricos de la época indica que los nazis tenían al menos 400 cubitos como ese, más que suficientes para generar una reacción nuclear. Esto quiere decir que de haber tenido la dirección indicada podrían haber construido un reactor.
Sin embargo, como mencionamos en el artículo citado al principio, en lugar de generar cooperación, había varios equipos trabajando en el mismo tema, lo que llevó a que ninguno tuviera suficiente uranio para generar la reacción esperada.
En la actualidad, Koeth se encuentra buscando los cubos restantes. Han logrado rastrear unos 10, pero no tienen idea donde están los demás. La idea es ponerlos en exposición en un museo.
Fuentes:
- https://www.sciencenews.org/article/scientists-trace-uranium-cube-nazi-germany-nuclear-reactor-program
Imágenes: 1: sciencenews.com, 2: atomicheritage.org