William Brookes, quien impulsaría los Olímpicos en Inglaterra
El final de una era y el comienzo de otra
Junto con los Olímpicos murió aquello que hemos dado en denominar el “Mundo Antiguo”: esa magnífica construcción de grandes imperios y religiones politeístas. Con el paso del tiempo la sociedad se iría modificando, y los sueños de unidad de la Hélade quedarían enterrados en el olvido. El mundo mediterráneo, que dio a Roma su grandeza, se desintegraría en dos bandos que en la actualidad siguen dividiendo lo que otrora fuese unidad: el Islam y el Cristianismo, o Europa y África – Medio Oriente.
En cualquier caso, civilizaciones como la musulmana – que construyó un territorio de unidad aún mayor que el de Roma – la china o la hindú no imitaron la magnífica tradición helena y el deporte dejó de ser algo que uniera grandes territorios en un mensaje de hermandad. No sería hasta finales del siglo XIX (en aquello que podríamos llamar el nacimiento de la civilización moderna) que los juegos Olímpicos se reconstituirían en un mensaje global.
Aprender del pasado
El mundo clásico fue una fuente inigualable de hábitos, tradiciones y conocimiento para Europa, y los Olímpicos no fueron una excepción. Ya desde el siglo XVI en Inglaterra se les denominaba “Olímpicos” a los concursos realizados entre las diferentes escuelas, y en años napoleónicos se organizaron las Olympiades de la Rèpublique, que bucaban imitar en la Francia revolucionaria la hermandad y la competencia caracterizada por los antiguos Juegos Olímpicos.
Hacia mediados del siglo XIX en varios países europeos (en particular Inglaterra) era común la realización de “Olimpiadas Nacionales” y de diversos concursos de carácter más local con el mismo nombre. Para entonces también había sido fundada la Sociedad Olímpica de Wenlocks, también en Inglaterra. El problema, cómo no, es que los británicos parecían muy interesados en el deporte, pero no buscaban convertirlo en un símbolo de unidad global.
Dicho trabajo, igual que 2 milenios antes, habría de corresponder a los griegos.
Grecia renace
En 1821 Grecia consiguió una sufrida independencia del Imperio Otomano, que había gobernado aquellas regiones por más de 5 siglos. Antes de ellos fueron los bizantinos y antes los romanos: en total Grecia había pasado casi 2 mil años bajo dominio extranjero. Pero las glorias de los tiempos clásicos seguían vivas en el nacionalismo del país heleno.
Evangelos Zappas, el griego que reconstituyó la antiquísima tradición
En 1833 el poeta Panagiotis Soutsos propuso retomar la antigua tradición de los juegos. No sería hasta 1856 cuando Evangelos Zappas, un opulento aristócrata griego, propuso al rey Otón I que él financiaría el renacimiento de esta antigua tradición y permitiría así que el nombre de Grecia volviera a estar en medio de las grandes naciones del mundo.
Así, los primeros juegos Olímpicos Modernos se realizarían en Atenas, en el antiguo estadio Panateaico, en 1870. Más de 30.000 espectadores visitarían dicho evento, que se repetiría en 1875. Sin embargo, los Juegos Olímpicos no continuarían con la fuerza necesaria hasta la creación, en 1894, del Comité Olímpico Internacional, obra del Barón Pierre de Coubertin. Edificando sobre los trabajos de Zappas y William Brookes (gestor de gran parte de las iniciativas deportivas en la Gran Bretaña) el Barón había dado vida al sueño de casi dos generaciones de deportistas.
Olímpicos Modernos
Los primeros Olímpicos Modernos organizados por el COI se realizaron en Atenas en 1896. A partir de entonces se han realizado cada cuatro años, exceptuando los años 1916, 1940 y 1944 (por razón de las Guerras Mundiales). Pese a problemas logísticos iniciales, los juegos se han posicionado como uno de los eventos mundiales más reconocidos y aclamados y reviven el sueño de unidad que alguna vez tuviesen los habitantes de Grecia.
Como ellos, nosotros hemos constituido una sociedad magnífica, pero llena de defectos. Como ellos, combatimos entre nosotros aunque sepamos que, en el fondo, todos somos iguales. Como ellos, creemos que nos encontramos en la cúspide de la civilización.
Barón Pierre de Coubertin, quien selló la obra
Pero recordemos que su sueño de hermandad se derrumbó y su sociedad pereció por causas externas tanto como internas. Me pregunto: ¿habrá un Teodosio que prohíba los juegos en algún siglo futuro? ¿Morirán ellos, junto con nuestra civilización, luego de un largo periodo de decadencia?
Y en caso de que lo hagan, ¿será que una nueva civilización los revivirá en un futuro aún más distante, construyendo así sus propios sueños de hermandad y cooperación?
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