Canto Duodécimo:
El héroe protagonista arribó en Eea y allí cumplió con o prometido al alma de su joven amigo Elpéndor. Circe se convierte en una aliada y le guía ante los problemas. Por ejemplo, cuando pasaban por la isla de las sirenas, sus oídos los tapaba con cera para que así no pudieran percibir los cantos malévolos. Por fin llegan a la isla del Sol y allí se presenta un inconveniente fuerte, cuando los hombres de Odiseo osan desobedecer las instrucciones de Circe y por eso se comen las vacas prohibidas, aprovechando que éste dormía.
Por tal razón, Zeus los reprendió generando una fuerte tormenta que hundió su embarcación y todos los hombre mueren, exceptuando a Odiseo. De tal forma que prosigue su viaje solo, llegando a la isla de Ogigia y allí, Calipso lo aprisiona por siete largos y duraderos años.
Canto Decimotercero:
Como Odiseo había culminado con su relato, al día siguiente se dispone a partir hacia Ítaca con la nueva tripulación dispuesta por Alcínoo, quien le obsequia infinidad de regalos. En el viaje, cayó muerto del sueño. Los tripulantes lo dejaron en laplaya dormido con todas sus pertenencias y al despertar, no reconoció a Ítaca.
Se le apareció Atenea, quien llevaba un disfraz de joven pastor, le informa a Odiseo sobre su localización y lo contextualiza. En tal efecto, lo ayuda a esconder sus pertenencias y lo convierte en un viejito mendigo y de esa manera, nadie pudiera reconocerlo y expulsar eficazmente a los pretendientes de su esposa Penélope.
Canto Decimocuarto:
El héroe camuflado se dirige hacia las porquerizas, donde se encuentra con Eumeo. Luego de que Eumeo le comenta la situación actual a Odiseo, quien no reveló su verdadera identidad y que además profetizaba su llegada muy pronto. Por eos le toca hacer un gran sacrificio de dormir en las porquerizas.
Canto Decimoquinto:
Pero en esos instantes, Telémaco se encontraba muy lejos buscando a su padre. Entonces, Atenea lo contacta en sueños y le ordena regresar inmediatamente, previniéndolo de las intenciones nefastas de los pretendientes, de asesinarlo. Se encontraba con Pisístrato en Lacedemonia, visitando a Menelao y a la bella Helena, quienes también lo llenan de regalos.
En ese orden de sucesos, Telémaco junto con Pisístrato, quien lo acompaña hasta Pilos, se detienen un momento sin llamar la atención del rey Néstor, para que éste no pudiera interferir u obstaculizar de alguna manera el viaje urgente de regreso a Ítaca, de Telémaco quien partió solo finalmente, antes de partir, se vale de las visiones del adivino Teoclímeno. Entre tanto, Odiseo y Eumeo pasan el tiempo narrando historias y Telémaco llegaba sagazmente a su tierra, con las predisposiciones pertinentes para no ser asesinado como lo tenían planeado los pretendientes. Así es que aconsejado por la diosa Atenea, se aproxima a las porquerizas.
Canto Decimosexto:
Al llegar a las porquerizas, se encuentran Eumeo y Telémaco. Pero al distanciarse un poco Eumeo, Odiseo adopta su figura normal y le confiesa a Telémaco sus planes. Así las cosas, solo Odiseo y su hijo eran los únicos que sabían todo y planean una estrategia eficiente para retornar su palacio a la normalidad. En esos momentos esos pretendientes están demasiado frustrados porque no pudieron matar a Telémaco.
Pero por si fuera poco, Penélope los escucha fraguando el asesinato de su hijo y los cuestiona. Eumeo se percata de que ha llegado una velera cargada de sujetos y va a la porqueriza a informar
Canto Decimoséptimo:
Después de pedirle a Eumeo que anunciara su llegada, Telémaco se reunió con su madre y le relató todo lo que había conversado con Menelao. De otro lado, el vidente Teoclímeno afirma que Odiseo está vivo. Odiseo al llegar, solo fue reconocido por su perro que era tan fiel, que luchó intensamente para esperarlo y verlo por última vez, porque en ese momento falleció al menear su cola.
Había todo un banquete y festín organizado por los pretendientes. Odiseo aprovechó su disfraz de mendigo para moverse entre ellos y disimulaba pidiendo limosnas. Algunos lo rechazan pero Penélope intercede por el supuesto mendigo, inquieta por preguntarle sobre su esposo desaparecido.
Canto Decimoctavo:
El mendigo característico del pueblo, tiene el presentimiento de que Odiseo ya estaba en su casa y lo reta a pelear, pues Odiseo seguía con su disfraz de miserable. Entonces, Odiseo prefirió ganarle la pelea lo más rápido posible para no llamar la atención.
Penélope indignada por el trato que se le estaba dando al sujeto invitado, que era Odiseo disfrazado, le pide a su hijo Telémaco que impida a toda costa que esos pretendientes de ella, tratasen de esa forma al mendigo. En esos momentos, Melanto que era una esclava que mantenía relaciones con uno de los pretendientes, ofende a Odiseo quien se enfurece. La cosa se iba poniendo ardiente, pues se sumó Eurímaco a ofender al “invitado”, pero Telémaco lo detiene.