Algunas tradiciones orientales aseguran que todo organismo viviente tiene un total de 2.700 millones latidos en el transcurso de toda su vida. A esto se le conoce como Unidad de vida. Esa misma cantidad corresponde a la hormiga o al hombre, al mosquito o al elefante.
Lo que sucede con el mosquito que sólo vive una tarde de verano es que los latidos del corazón se dan a una velocidad impresionante, a un ritmo mayor que en otros animales o en el ser humano.
Para realizar dicho cálculo lo que debemos hacer es contar cuántos latidos tenemos por minuto y, posterior a esto, realizar la respectiva operación matemática.
Una vez hecho esto tendremos un aproximado de lo que, en términos normales, va a vivir determinada persona. Por supuesto, debemos tener en cuenta que el corazón del recién nacido late más veces que el de un adulto, y que paulatinamente va decreciendo hasta la edad adulta.
También es interesante que el corazón de la mujer late por lo común, más rápido que el del hombre. Este mecanismo de cálculo del tiempo de vida no contempla los hábitos de vida, enfermedades o accidentes que pudieran presentarse, por lo cual sólo debe tomarse como referente.
Al resultado final podemos restarle dos años y esto nos dará un tiempo límite de vida. De acuerdo a este método, vivir más allá de ese límite es imposible, a menos que a futuro el corazón se desacelerara, lo cual permitiría y explicaría un extensión en el tiempo de vida.