Sargón de Acadia
Civilización en Oriente Medio
El surgimiento de las primeras ciudades en el Medio Oriente ocurrió quizás en algún momento en el milenio XI, o X, antes de Cristo. A partir de este momento comenzó una dramática transformación social que llevaría al surgimiento de grandes sociedades y, eventualmente, a la aparación de nuestra civilización contemporánea.
En el origen de estos tiempos surgieron pequeñas aldeas, caracterizadas por el control de ciertas áreas fértiles en las que se sembraban sus cultivos. Con el tiempo fueron apareciendo más y más de estas aldeas, algunas convertidas ya en ciudades (si bien ciudades diferentes, como lo vimos en el artículo de la peculiar Çatalhöyük) y eventualmente en grandes capitales fortificadas que serían el centro de importantes reinos regionales.
Como ocurriría en Grecia en los milenios siguientes, estas ciudades realizaban levas ciudadanas que podían poner una cantidad considerable de hombres en el campo (entre 800 y mil en las ciudades más grandes, que llegaban quizás a los 30.000 habitantes). Hoy por hoy este número nos parece ridículamente pequeño, pero en aquellos tiempos se trataba de los ejércitos más grandes que jamás habían sido conocidos y debían resultar imponentes para los grupos humanos que sentían que 50 individuos eran una fuerza a temer.
Antes del Imperio: el Periodo Dinástico
Estas ciudades, entonces, comenzaron a crecer de manera acelerada, siendo su desarrollo impulsado por la invención de la rueda (allá en el 3.500 a.C.) y la escritura (3.200 a.C.). Pasaron de ser pequeñas aldeas sin murallas a ser fortificaciones gigantes, lo que nos indica que la guerra entre ellas era constante… y cruenta.
Durante mil años, a medida que se mejoraba la metalurgia del bronce, se ideaban mejores y más sofisticadas armas y tácticas, y mejoraban las tecnologías de logística y reclutamiento, los ejércitos ciudadanos de estas Ciudades Estado comenzaron a mejorar. Ur, Uruk, Eridu, todas eran ciudades que manejaban este modelo y por siglos así prosperaron, conquistando a veces un territorio nuevo (e incluso otra ciudad) y a veces perdiéndolo. A este periodo se le conoce como el Periodo Dinástico
Pero en el año 2.300 a.C. el mundo estaba por cambiar. Una construcción política nunca antes vista, el Imperio Acadio, habría de surgir como la primera superpotencia de la Historia. Y si bien su arquitecto fue un hombre: Sargón de Akkad, sus constructores fueron los soldados del primer ejército profesional de la Historia.
Sargón y su ejército
Sargón de Akkad nació, según la leyenda, como un súbdito de Ur-Zababa, el rey de la ciudad de Kish en Sumeria. Allí recibiría en sueños la bendición de la diosa Innana, quien indicó que estaba destinado a gobernar sobre Ur. Con la bendición divina, Sargón se apoderó del gobierno de Kish y comenzó una serie de exitosas campañas que llevarían a su control sobre varias ciudades vecinas.
Pero Sargón entendió algo más. Se dio cuenta de que la economía de las ciudades había crecido: el comercio era mayor, los impuestos pagaban más, y era posible pensar en mantener un cuerpo permanente al servicio del Rey pagándoles a los soldados. Esto, que hasta el momento solo hacían algunos templos (y a muy pequeña escala) fue lo que marcó la diferencia.
Sargón comenzó a construir su ejército. Realizó varias reformas, incluyendo el mejor entrenamiento de los lanceros que combatían en formación (como todos los ejércitos de la época), su armamento con un siparru adicional (esto es, una especie de espada-hoz) y ante todo la integración del arco compuesto de los semitas, mucho más potente que los arcos sumerios. Una flecha de estos potentes arcos podía atravesar las armaduras de lino y cuero de los soldados sumerios.
La Falange Sumeria
Como dato curioso, la forja de gran cantidad de espadas requería de cobre y estaño, por lo que una de las primeras tareas de Sargón fue conquistar la región montañosa de Elam, en donde se podían encontrar estos materiales.
La Nueva Doctrina Militar
Pero con las reformas vino una nueva manera de hacer la guerra… y sostener la paz.
Sargón contaba con unos 5.000 soldados pagos a su disposición, gran parte de los cuales eran arqueros (los demás componían el centro de sus formaciones de lanceros). Al contrario que los ejércitos anteriores, que simplemente cargaban, Sargón se aseguraba primero de lanzar una lluvia de flechas sobre sus enemigos, asegurándose así que la formación estuviera debilitada cuando llegase el momento de la carga. Con este mismo objetivo, incrementó el número de honderos de las filas de su ejército.
Así mismo, Sargón perdonaba la vida de los soldados derrotados, y en lugar de venderlos como esclavos o matarlos (lo que era común en la época) los contrataba. Fue esto, principalmente, lo que permitió la rápida expansión de su reino, pues le brindaba nuevos hombres de manera permanente y al mismo tiempo reducía la motivación de los ejércitos enemigos (cuya vida ya no dependía de la victoria).
Carro Sumerio
El Imperio de Sargón no duró mucho después de su muerte. Los territorios conquistados estallaron en rebelión, y si bien esta sería controlada por sus hijos, el Imperio caería apenas 80 años después de su muerte.
Pero el mundo había cambiado para siempre. Los ejércitos crecerían, las ciudades se harían más ambiciosas y con el paso del tiempo surgirían nuevos grandes Imperios: Babilonia, Asiria, Hatti. El mundo después de Sargón no sería el mismo.
Fuentes:
- https://historiasdelahistoria.com/2018/08/14/el-ejercito-que-forjo-el-primer-imperio
- https://es.wikipedia.org/wiki/Imperio_acadio#Despu%C3%A9s_del_Imperio
- https://en.wikipedia.org/wiki/Sumer
Imágenes: 1 y 3: historiasdelahistoria.com, 2: celtiberia.net