Compartir la vida con un perro como mascota, sobre todo si uno es amante de los peludos, se pueden comprender ciertas acciones que ante los demás podría parecer locura, como hablarle al canino al igual que a una persona, vestirlo, dormir con él, besarlo, etc. A continuación veremos las señales de que el perro de la casa, ha pasado a ser como un hijo:
Sentimientos paternales
Si en vez de propietario, se percibe una sensación de ser madre o padre, es una gran señal. A veces, la palabra dueño puede escucharse inapropiada, pero dicha actitud podría aumentarse al punto de que se le atribuya al perro, el grado de hijo.
Adaptarse al perro y no al contrario
Cuando el peludo pasa a formar parte de la familia, hay quienes llegan a modificar sus rutinas, por servir a su perro. Por ejemplo, madrugar mucho para ofrecerle un buen paseo matutino; eliminar los planes del fin de semana, por miedo a dejarlo en soledad o cuadrar las citas y actividades según los horarios de comida y paseo del animal. Entonces, se ha convertido en una verdadera prioridad.
Angustia en las vacaciones
El descanso vacacional podría volverse tormentoso y no poder desconectarse de todo, por pensar en la comida de la mascota, si la estarán cuidando bien, si le estarán dando los paseos a sus horas, etc. Es normal que llegue a suceder, en estos casos.
Llevar al perro a todas partes
Quienes han adoptado a un canino como a su propio hijo, suelen llevarlo a todas sus actividades, pues no consideran ni por un segundo, dejarlo solo en casa. Así que también va de compras, de plan con amigos, a diligencias, visitas familiares, entre otras.
Comprarle galguerías
Otro síntoma indiscutible, es no resistirse a comprar un helado, algún paquete de frituras o un buen juguete cada vez que se va al supermercado o se pasa al frente de una tienda de mascotas. Es imposible dejar de consentirlo.
Hasta en las redes sociales
Si se ha llegado a este nivel, el perro figurará como protagonista en facebook y las demás redes. La foto durmiendo, jugando, comiendo, etc.
Dormir juntos
No podemos dejar de lado, el hecho de que se llegue a compartir la cama con el perro, incluso, hasta acomodarse de tal modo que no se despierte.
Preparar comidas especiales
Los amantes de los caninos, suelen no sólo ofrecerles la mejor comida especializada que se pueda conseguir, sino que además dedican varias horas en la cocina, preparando platillos especiales y galletas sólo para él.
Hablar con el perro
Con el tiempo, resulta factible hablarle como si se tratase de una persona. Muchas veces parecieran escuchar y estar atentos. Lo único que les falta es hablar. Se han visto casos de gente que se desahoga contándole sus penas al perro y éste, le sirve como paño de lágrimas.
Estimarlo más que a las personas
Algo que a los psicólogos les preocupa, es si se llega al nivel de preferir estar con un perro, que con otro ser humano. Y es que por los sufrimientos de la vida, quienes aman a su perro como a un hijo, pueden pensar que son mucho mejores que las personas, por su alta fidelidad y cariño.
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