Thug
Existe un término en inglés, thug, que se usa para definir a un rufián, un mafioso o gánster de algún tipo, y también para referirse a aquella actitud que podríamos llamar “de calle”. La palabra no tiene raíces célticas ni germánicas y se añadió hace relativamente poco al léxico británico, proveniente nada más y nada menos que de la India.
Así como los hashashins del Viejo de la Montaña – que terminaron por introducir el término asesino a varios lenguajes romances – existía en India una secta secreta de asesinos conocidos como Thugee, reconocidos y temidos por su talento, su habilidad para moverse en los mundos subterráneos y su lealtad a la diosa Kali. Luego de ella, se dice, eran solo leales a sí mismos.
Los Thuggee eran temidos asaltantes de caminos, personajes oscuros que eran odiados y despreciados por la sociedad y, en particular, por los mercaderes. Sin embargo, jamás traicionaron a sus iguales y a lo largo de los siglos construyeron una de las sectas más longevas y poderosas de la Historia. Al final, solo caerían ante las balas de los británicos.
Los orígenes del secreto
Los orígenes de los Thuggee están, como cabría esperarse de un colectivo con estas características, sumidos en las neblinas de la Historia. Las primeras referencias relativas a ellos ocurrieron hace unos 700 años en la región de Delhi, entonces bajo dominio del Sultán, e incluyen información sobre casi un millar de miembros del grupo que habrían sido capturados gracias a la traición de uno de sus miembros. Sin embargo, por razones incomprensibles el Sultán habría decidido liberarlos en las regiones lejanas del sur en lugar de ejecutarlos. Así, un millar de thuggee habría llegado a las tierras de Lakhnauti.
De esta fuente se concluye que los thuggee debían de hecho llevar al menos un tiempo en Delhi, pues una organización de mil hombres –más quienes no fueron capturados, claro – no es algo que se construya en un plazo de pocos años. Muy seguramente habían comenzado a organizarse desde antes del milenio en las regiones de India rural de las que son originarios.
Un grupo de bandidos
Es difícil comprender a los Thuggee como poco más que un grupo de bandidos. A los ojos de cualquier observador – y en particular los británicos del siglo XIX, que fueron los que más impresiones nos dejaron – eran asesinos, maleantes que disfrutaban con el sufrimiento de sus víctimas.
Su labor era más bien poco encomiable: se trataba de asaltantes de caminos especializados en el asesinato frío y silencioso. En ocasiones, un grupo de Thuggee podría pasar semanas con algunos comerciantes, viajando por muchos kilómetros, antes de considerar que había llegado el momento de actuar. En silencio, aprovechando los momentos de mayor ajetreo, los bandidos entonces asesinarían uno a uno a todos los miembros de la comitiva, normalmente por estrangulamiento, antes de huir con los objetos más valiosos.
Mucho de lo que se sabe de los Thuggee está mediado por la visión colonial británica, que temía profundamente los remotos caminos de India central y tendía a considerar a sus habitantes como bárbaros e incivilizados.
La hermandad de los asesinos
Pero hay otro lado de la moneda: la hermandad.
Pocas sociedades secretas pueden compararse con los Thuggee. Pese a sus semejanzas con la secta de los asesinos, en este caso no hubo una mente maestra detrás de su creación: ellos solos se construyeron y trabajaban únicamente para sí. Pese a sus esfuerzos, jamás fueron cooptados por los reyes hindúes o entraron al servicio de los sultanes: la fuerza podía usarse únicamente para su beneficio.
Así, por casi un milenio los Thuggee actuaron bajo las sombras, aumentaron sus números y se convirtieron en una fuerza de temer. Pero también por casi un milenio fueron indiferentes a los poderes de la época, rechazando las promesas de gloria y riqueza por no traicionar a los suyos. En algunas regiones eran incluso héroes, hombres que venían de tierras lejanas a compartir una parte de su botín con los más necesitados (que siempre abundaban en las regiones de India Central). A fin de cuentas, los muertos solo los lloran sus familias.
El final de los Thuggee
Cuando el Imperio Británico comenzó a colonizar y gobernar la India se vio muy afectado por las tradiciones de independencia de vastas regiones. En su interés no estaba mantener el status quo, sino adquirir un dominio efectivo en todo el territorio: la existencia de los Thuggee no le convenía en absoluto.
En los 1830’s los gobernantes británicos de la India comenzaron a darse cuenta de que lo que consideraban unos asaltantes de caminos ordinarios eran en verdad una poderosa organización subterránea capaz de actuar de manera coordinada. Pronto, quedó claro que su misma existencia hacía peligrar el gobierno británico y comenzó a organizarse su destrucción.
A partir de 1835 los británicos comenzaron la construcción de una extensa red de inteligencia basada en las denuncias de las víctimas y en la captura de thugs a los que luego se ofrecía una amnistía a cambio de brindar toda la información que tuviesen. Los fracasos iniciales pronto fueron superados con dramáticos éxitos y para 1870 la secta había sido prácticamente aniquilada: miles de hombres habían sido ejecutados, encarcelados o exiliados. Así terminó la historia de uno de los grupos más impresionantes (y sanguinarios) de la Historia.
Ah, y si alguien quiere saberlo, se calcula que en el último milenio entre 500.000 y 2 millones de personas perdieron su vida a causa de este grupo.
Fuente de imágenes: 1: wikipedia.org, 2 y 3: columbia.edu