Lagos y monstruos
Por cada lago de tamaño importante en el mundo existe, al menos, una leyenda. Aunque el Monstruo del Lago Ness es la criatura más conocida de este fascinante mundo que es la criptozoología, hemos mencionado aquí muchos otros, incluyendo el monstruo del lago Iliamna, el del lago Ogopogo o del lago Baikal.
Por qué, en cada gran lago, parece haber una leyenda? Y más importante: ¿por qué dicha leyenda siempre tiene un aire reptiliano? Esto podría tener sentido en los lagos del sudeste asiático y de África, permanentemente asediados por el temible recuerdo del cocodrilo, pero no en los lagos europeos y de Asia del Norte y central… además, claro, de lo curiosa que resulta la tremenda coincidencia.
Pero ¿y si no fuera una coincidencia? Esto es lo que proponen algunas personas que han estudiado el tema y aseguran que los avistamientos podrían ser de salamandras gigantes, reliquias de tiempos pasados que estarían adaptadas a este tipo de circunstancias en las que pocos animales –si alguno– pueden sobrevivir.
Salamandras
Una confusión bastante común es considerar a las salamandras lagartijas. En verdad son anfibios, parientes cercanos de las ranas, y tienen características que los diferencian de los lagartos y los demás reptiles.
En primer lugar, su piel es porosa y debe permanecer húmeda. Pueden usarla para respirar, al igual que las ranas, y por un breve tiempo es inmune al fuego (lo cual generó todo tipo de leyendas en la antigüedad). En segundo lugar, tienen una capacidad de regeneración asombrosa y pueden reconstruir una extremidad completa que les haya sido arrancada. En tercer lugar, son mucho más lentas y torpes, y sus movimientos son menos estilizados que los de un lagarto. Y por último sus huevos no son impermeables y deben pasar por una etapa larvaria en el agua, igual que los renacuajos y a diferencia de todos los reptiles.
Estos animales también se caracterizan por vivir vidas relativamente largas y por su capacidad de sobrevivir a entornos muy, muy difíciles. Su sangre fría y su naturaleza acuática no los convierten en fieras temibles tanto como en supervivientes, capaces de hibernar por meses y de pasar años con una sola comida. En el pasado, antes de la evolución de los cocodrilos, eran ellos los que gobernaban las aguas.
Pero ahora se han reducido a especies de muy pequeño tamaño (salvo por la salamandra gigante japonesa, de más de un metro de longitud).
La salamandra gigante japonesa alcanza tamaños de hasta 1.5 metros
¿Supervivientes?
De ser reales estas criaturas, no cabe duda que una salamandra (lenta, de hábitos crípticos y acostumbrada a permanecer oculta por largos periodos de tiempo) se ajusta mucho mejor que un reptil heredero de los plesiosaurios, o un mamífero.
Pero ¿cómo habría de sobrevivir por tanto tiempo una salamandra? Quizás sea más fácil explicarlo como un proceso de convergencia evolutiva, semejante al que hace que en muchas islas (por ejemplo) los lagartos se conviertan en titanes. Los lagos, por razones que no comprendemos aún, podrían tener un efecto semejante en las salamandras.
Pero hasta que descubramos la primera y podamos estudiarla, todo seguirá siendo especulación.
Imágenes: 1: karlshuker.blogspot.com, 2: zsl.org