En el ámbito de las Ciencias Meteorológicas, se conocen con el nombre de tornados a un tipo de fenómeno atmosférico ciclónico, el cual se caracteriza básicamente por ser una masa de aire, con gran velocidad angular y una densidad energética gigantesca, al punto de que la Ciencia los reconoce como los fenómenos de este tipo con mayor carga de energía sobre la tierra.
Características de los tornados
Capaces de causar gran cantidad de daño a su paso, los tornados se distinguen básicamente por presentarse como una columna de aire, la cual posee un extremo inferior, en contacto permanente al suelo, y un extremo superior, unido por lo general a nubes de tipo cumulonimbus o mucho más extraño nubes cúmulos. Así mismo, se caracterizan por su forma de embudo, siendo la parte más estrecha aquella que toca el suelo.
Con respecto a sus otros atributos, la Ciencia ha señalada que un tornado puede presentar vientos con velocidades que van entre 65 km/h y 450 km / h, al tiempo que los diámetros de este tipo de masas de aire pueden oscilar entre 75 metros y 2 km. Igualmente, los tornados son masas de aire que van desplazándose durante su tiempo de vida, logrando recorres en su avance cientos de metros. Algunos reportes indican que los tornados de mayor intensidad han logrado desplazarse por una distancia de cien kilómetros.
Origen de los tornados
A pesar de que los tornados cuentan con un ciclo de vida determinado, algunas de las fuentes científicas han señalado que para entenderlo es necesario revisar incluso aquellos fenómenos atmosféricos que los preceden, sirviéndoles de origen. En este sentido, se ha identificado como génesis de los tornados a las tormentas llamadas superceldas, las cuales son definidas a su vez como tormentas poseedoras de mesociclones, así como de un área de rotación organizada de su masa de aire, la cual por lo general se mantiene en la atmósfera, llegando a poseer una extensión que va desde dos hasta los diez kilómetros.
Así mismo, las tormentas superceldas se caracterizan por estar acompañada de rayos, granizo, ráfagas de viento de gran fuerza, truenos, lluvias de gran intensidad y por supuesto tornados. Sin embargo, los Meteorólogos también han indicado que aun cuando la mayoría de los tornados –sobre todos aquellos de mayor magnitud- tienden a tener como origen las tormentas superceldas, en realidad pueden surgir, aunque mucho más débiles, de otros tipos de circulaciones de aire, caso en el cual el tornado sería identificado como tornados no supercelulares.
Cómo se forman los tornados
Con respecto al momento preciso en que nace un tornado, la Ciencia ha determinado que una vez ha ocurrido la tormenta supercelular o alguna otra circulación de aire que le sirva de origen, nace entonces un torbellino, conformado por aire frío y seco, el cual gira en el mismo sentido de las agujas del reloj, y que comienza a descender desde el borde de la nube, que le servirá como base de su extremo superior.
A continuación, como consecuencia de este torbellino de aire seco y frío que se desplaza descendentemente, se general de forma simultánea un torbellino, que se mueve de forma contraria: en el sentido inverso al de las agujas del reloj y de forma ascendente. Así mismo, este espiral que busca subir, produce el enfriamiento del aire, llevándolo al punto de condensación, momento en el que nace a su vez el embudo nudoso.
Ciclo vital de los tornados
Igualmente, dentro del ciclo vital de los tornados se pueden encontrar tres distintas etapas, que marcan los momentos más importantes del desarrollo de estos fenómenos atmosféricos, los cuales pasan por las siguientes etapas:
- Formación: momento en que dentro de la tormenta supercelda se origina una corriente de aire frío y seco, que moviéndose en el sentido anticiclónico, comienza a descender, tratando de hacer contraparte al aire caliente y ascendente, lo cual da origen también a masas de aire inestable, donde estas masas dispares que intensifican la tormenta. Sin embargo, puede suceder que la diferencia entre las temperaturas de cada masa de aire sean tantas, que se cree un remolino, que sigue descendiendo en forma de embudo (formado por la condensación) hasta que su otro extremo toca el cielo.
- Madurez: es la etapa en la cual el tornado sigue recibiendo aire caliente y húmedo, el cual sigue alimentando su energía. Se cree que esta etapa de vigorosidad puede llegar a extenderse hasta por un poco más de una hora, mientras la masa de aire se desplaza, llevando su fuerza destructiva a través de la zona por donde se desplaza. Sin embargo, hacia el final de esta etapa, la corriente descendente que se encuentra en la zona trasera del tornado se desplaza para ocupar el entorno de este, cerrando así la fuente de aire caliente y húmedo del cual se alimenta.
- Disipación: finalmente, la corriente descendente logra envolver por completo todo el tornado, cerrando definitivamente la entrada de aire caliente y húmedo que le devuelva su vitalidad. Como consecuencia el vórtice del tornado, así como el mesociclón que se encuentra asociado a éste, empieza a su vez a debilitarse y se vuelve sumamente delgado, produciendo que literalmente, apenas unos minutos después, el tornado se esfume.
Imagen: wikipedia.org