El diagnóstico presuntivo es una hipótesis casi inmediata que se lanza sobre alguna patología, con la finalidad de ofrecer una orientación general.
Se realiza basándose en la sintomatología, detalles, características y señales del paciente y reunidos esos datos, se establece una primera conclusión y aproximación al problema. En seguida, de esas especulaciones de índole general, se desarrollan las especificaciones de las mismas.
De tal manera que al examinar a grosso modo al paciente, surge un calificativo apoyado en una sospecha que es razonable. Por ejemplo, los niños bebés que no pueden ser amamantados porque su madre es portadora del virus VIH, son retirados de la lactancia normal porque se han visto dos o más casos donde resultan infectados, uno a los 15 días y el otro cuando ha pasado un mes.
Pero de todas maneras, se necesita un estudio analítico profundo para determinar objetivamente, si los bebés se contagian por lactar del seno de su madre infectada.
En conclusión, el diagnóstico presuntivo se realiza sin haber confirmado por observaciones objetivas concretas, que pueden llegar a guiar un tratamiento correcto. Es tan solo una idea vaga de lo que puede estar pasándole a esa persona. Por ejemplo, llega una mujer que dice tener dolor de nuca, alta temperatura, entonces el galeno puede atreverse a decir que quizá se trate de una meningitis meningocócica.