El cohete noruego
Guerra Nuclear
A finales de la Segunda Guerra Mundial, los Estados Unidos eran el único país del mundo con acceso a un arma nuclear. Poco tiempo después la Unión Soviética comenzó su propio proyecto de producción de armas nucleares y el mundo, por primera vez, estuvo en peligro de desaparecer por obra de un holocausto nuclear.
Ambos países, inmersos en un conflicto de baja intensidad, estaban armados hasta los dientes, y la única razón por la que no atacaban a su enemigo era porque hacerlo representaría la aniquilación de ellos mismos. Paradójicamente, el ser dueños de las armas más poderosas de la Historia era la mejor motivación que podían pensar para jamás usarlas.
Pero claramente ambos gobiernos estaban dispuestos a oprimir el botón rojo como represalia, si el otro lo hacía primero. Y por esta razón, una falsa alarma era una de las cosas más peligrosas que podían suceder en este momento de la Historia.
Ya hablamos en este portal de Stanislav Petrov, el soldado que se encontraba a cargo de los satélites cuando una falsa alarma apareció en las alertas de la Unión Soviética en 1983. De haber reaccionado, Petrov habría condenado al mundo a la destrucción nuclear. Pero gracias a que sospechó que se trataba de una falsa alarma, optó por esperar y salvo al mundo de la potencial destrucción.
Lo que muchos no saben es que más adelante, cuando la Guerra fría ya había terminado, hubo un incidente muy parecido, con la diferencia de que en esta ocasión el presidente ruso tenía sus manos listas para oprimir el botón rojo.
Los cohetes de Noruega
El 25 de enero de 1995 Noruega lanzó el cohete Black Brant XII desde la costa noroccidental del país. El evento se hizo con la intención de analizar la aurora boreal ubicada sobre Svalbard, y con este motivo el cohete iba cargado con complejos aparatos de medición mientras volaba hacia el norte.
El problema es que por su trayectoria, velocidad y altura de vuelo (casi 1.500 km) el cohete se asemejaba mucho a un misil Tridente de lanzamiento subacuático norteamericano. Y como tal fue detectado por los radares rusos, que de inmediato alertaron a las autoridades de aquel país… y a su presidente.
Yeltsin
Pese a que la Guerra Fría había terminado, Rusia aún desconfiaba mucho de los Estados Unidos y de la OTAN. El país había entrado en una grave crisis luego de la caída del comunismo y la calidad de vida de la población estaba en constante descenso. Y los Estados Unidos se veían como un enemigo peligroso más debido a las lúgubres circunstancias que rodeaban el país.
Y lo que es peor, existía en estos tiempos un misil que luego de volar a gran altura estallaría lanzando rayos gamma y cegando los radares rusos, lo que permitiría el avance del resto de los misiles sin problemas. La ruta y el vuelo del Black Brant XII coincidían exactamente con el vuelo de un misil destinado a realizar esta acción, por lo que la sospecha era entendible.
Boris Yeltsin
El entonces presidente Boris Yeltsin recibió una llamada alertándolo desde el comando central de las Fuerzas Armadas Rusas y de inmediato activó los códigos nucleares. Los submarinos rusos se prepararon para lanzar sus misiles y todo el sistema entró en alerta.
Y entonces Yeltsin decidió esperar.
Fue una decisión afortunada. Unos minutos después el cohete se desintegró sin dejar rastro y quedó claro que no se trataba de un arma. Los códigos volvieron a guardarse, los submarinos siguieron en modo de espera y el mundo evitó un desastre nuclear.
Fuentes:
- https://en.wikipedia.org/wiki/Norwegian_rocket_incident
Imágenes: 1: thornews.com, 2: youtube.com