De vuelta en Baikal
Los que nos siguen seguramente hayan visto muchas menciones a este lugar en las últimas semanas, pero es que los misterios en él parecen no tener final. Ya hablamos de misteriosos círculos helados, del avistamiento de ovnis y de la leyenda de un mítico dragón acuático: hoy hablaremos de un fenómeno mucho más terrenal: la desaparición de navegantes.
El lago Baikal no es el océano. Pese a su tamaño, es difícil que se generen en él las gigantescas tormentas que caracterizan los océanos o incluso los grandes mares interiores. Es un lago largo y delgado: tiene apenas 79 kilómetros en su punto más ancho, por lo que es improbable que una persona pierda de vista, en algún punto, la línea costera.
Por esta razón resulta inexplicable que un bote desaparezca en medio del lago. Y sin embargo, es un fenómeno muchísimo más común de lo que creeríamos. El misterio de las embarcaciones perdidas en el lago es uno que ha fascinado por siglos a los habitantes de la región.
Los veleros perdidos en el lago
En la costa occidental del lago, en una zona conocida como el Cabo Ryty, han ocurrido tal cantidad de desapariciones que los locales la consideran embrujada y evitan a toda costa acercarse a ella. Cerca del lugar se encuentran las islas de Olkhon y Ushkan’i, las cuales también han cobrado su cuota de desapariciones. Olkhon, en particular, se conoce como “el cráter del diablo” desde la última desaparición, acaecida el 16 de junio del año 2011.
El caso del Yamaha
Aquel día una embarcación llamada Yamaha partió de una pequeña ciudad en el área de Buryatia conocida como Kabansk con una experimentada tripulación de 4. El objetivo del viaje era probar el nuevo motor, pero al parecer hubo alguna falla mecánica y la tripulación jamás retornó.
Según se cuenta en el muelle, pese a que todos los que iban en el barco tenían experiencia en el manejo de embarcaciones, poco después de su partida los sistemas de comunicación dejaron de registrar su presencia. Varias versiones le apuntan al surgimiento de una densa niebla (fenómeno común en aquellas latitudes) que habría desaparecido unas horas después sin dejar rastro del barco.
Pese a que se encontraban en una zona donde los celulares tienen buena señal, ninguno de los dispositivos de los 4 tripulantes parecía responder a las llamadas (no las personas, los celulares eran los que no mostraban conexión). Y para mayor incógnita, de no ser por la neblina la situación climática en el lago sería perfecta para este tipo de actividades, pues el agua estaba calmada y no había vientos tormentosos. ¿Qué pasó entonces con el Yamaha?
Las autoridades condujeron una extensa búsqueda para localizar el barco, pero no encontraron rastro de él o de los ocupantes. Sin embargo, los locales tenían su propia explicación para el fenómeno: según se cuenta, el agua de la región crea “piscinas” momentáneas que aparecen como un cráter sobre la superficie y succionan lo que sea que se encuentre sobre ella o en sus alrededores. De acuerdo con la tradición, estas piscinas o remolinos son portales al infierno por los que pasan las almas de los pecadores, pero muchos creen que se trata de un fenómeno más racional que, por lo demás, podría explicar varios de los grandes misterios del lago.
En cualquier caso, esta no es sino la última de una serie de tragedias que han llevado a la pérdida de la vida de decenas de personas y embarcaciones en el último siglo, al menos desde cuando se tiene registro. Muchos se siguen preguntando qué hay en la superficie del lago que parece hacerlo tan peligroso… y misterioso.
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